Nos gustan los museos que tiene nuestro país vecino Portugal. Si ayer te hablábamos de la magnífica Fundación Serralves en la ciudad de Oporto, hoy nos vamos a capital, Lisboa. Aquí encontramos una de las mejores colecciones de arte de todo el mundo. Estamos hablando del Museu Calouse Gulbenkian. Uno de los mejores de Lisboa porque en él podemos encontrar prácticamente de todo. «Calouste Gulbenkian, asesorado por los más prestigiosos especialistas de arte, pudo elegir lo mejor. Así creó un conjunto único de obras que convierten la visita a este museo en algo completamente inolvidable» explican desde el museo, que por cierto, abrió sus puertas en 1969.
Esta colección, defienden, es el resultado de un refinado gusto estético y una gran calidad artística. Por eso merece la pena disfrutar de unos minutos en este oasis, con uno de los jardines más bonitos de la ciudad. La colección está formada por más de 6.000 piezas divididas entre la Colección del Fundador y la Colección Moderna, ya que son muchas las épocas artísticas que encontramos. Es un recorrido muy amplio pero interesante, que nos hace envidiar a Gulbenkian, que falleció en 1955.
Las obras
Destaca su estupenda colección de monedas griegas -una de las colecciones privadas más importantes del mundo-, la estatuilla egipcia de Bres -que descubrió el egiptólogo Howard Carter, que también descubrió la Estatua de Tutankhamon-, las porcelanas de China, los lacados de Japón… Hay piezas de la colección de Sir Trevor Lawrence. Pero hay más, porque su colección de arte islámico también es digna de mencionar: con ella viajamos a Siria, Asia Central, Egipto, la Antigua Persia, Turquía…
También cuadros de los grandes maestros de la pintura europea, como puede ser Turner, Renoir, Rembrandt… Pero no solo hay pinturas. También hay maravillosos tapices y muebles, que fueron comprados por Gulbenkian en 1930. Y también hay que destacar todas las piezas de René Lalique, artista amigo de Gulbenkian, del que era gran admirador. En definitiva, es uno de esos lugares que respira paz, color, armonía, equilibrio. Arte. Un oasis que lleva abierto desde finales de los años 60 y que los lisboetas tienen la suerte de disfrutar siempre que quieran. Nosotros podemos hacerlo en cada visita a la capital de Portugal.
