Madrileño de pura cepa, este joven pintor de reminiscencias que van desde el cubismo al arte urbano más COOL, hace soñar con sus cuadros repletos de folclore, guiños a la literatura universal y a los grandes de la pintura que le han marcado desde sus inicios. «Para mí, que soy algo introvertido, el arte me sirve como canal de expresión o lenguaje. Hay cosas que solo las puedo decir pintando», cuenta a COOL el artista Miguel Caravaca cuando le preguntamos por ese oficio que lleva años ejerciendo. Su última serie, Kilómetro Cero, ha sido un éxito rotundo con un pleno en ventas: todas las piezas se vendieron durante los días de su exposición en Madrid y su popularidad y reconocimiento no dejan de aumentar.
En las casas de importantes personalidades cuelgan los cuadros de este artista madrileño. «Es verdad que personajes públicos y celebridades han adquirido alguna obra mía pero hay muchos que no puedo decir, por discreción o confidencialidad». Desde futbolistas como Dani Carvajal del Real Madrid, Mateo Musacchio del Milan, la modelo Cristina Tosio o el torero Jesús Manuel ‘El Cid’ que, como nos cuenta Caravaca, » posee un retrato que me encargó la Comunidad de Madrid para regalárselo por su retirada del ruedo».
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Cultivado y gran lector, Caravaca busca referentes en los libros. Son para él fuente de inspiración. «Tengo centenares de libros y de todo tipo. Tanto de pintura como, por ejemplo enciclopedias de ópera o libros de medicina general donde aparecen personas en posturas curiosas que me sirven a veces como modelos». También, le inspira ir una tarde a los toros o vivir eternas noches de tablaos flamencos.
Caravaca tiene sus referentes dentro del mundo artístico y también sus obras predilectas. Artistas y obras que de alguna manera han marcado y marcan su trayectoria: un colorido camino de acrílico, brocha, temperas y hasta sprays que convierten su obra en una fantasía culta y multicolor.
Picasso, Francis Bacon y arte urbano
Aunque asegura que le resulta difícil ponerse etiquetas, su estilo se encuentra entre el cubismo -con la eterna obra del malagueño Pablo Ruiz Picasso a la cabeza- y Francis Bacon. Este último lo resalta como pintor clave. Pero a Caravaca no solo le inspiran los clásicos. El street art claramente también le seduce. «En cuanto al arte urbano, he convivido con el desde que era un niño viendo pintadas y grafitis en las paredes y en el Metro. Me interesan sobre todo los garabatos, los tags con rotuladores, las firmas que te encuentras por las esquinas o por las paredes de los metros hechas con rotuladores caseros que chorrean tinta».
Arte callejero con alma que, sin embargo, como se apresura a aclararnos, no le hace un ‘grafitero’, ni lo pretende. «No me interesan tanto los grandes grafitis en paredes o murales. Nunca he pintado un grafiti en paredes y no creo que lo haga, no me interesa demasiado. No soy grafitero». De referentes actuales va servido. Muchos son los artistas contemporáneos que le gustan: «El Rumano Adrian Ghenie, el ruso Nicholas Koshkosh o el estadounidense Rovert Nava. Y españoles mis favoritos son Matias Sanchez Martín y mi admirado amigo David Morago».
El Madrid castizo, eterna musa
Nacido en el hospital Gregorio Marañón en plena calle O’Donell, el pintor se define ante nosotros como un ‘gato’ de los auténticos: «Soy Gato y ¡ojo ya no hay tantos! Madrid es mi ciudad. Me he crecido en la Plaza de Cascorro, en la cabecera del rastro, en pleno corazón del barrio de la Latina. Desde pequeño he estado metido en el meollo, viendo todo tipo de gentes que circulaban por la zona centro donde yo vivía. El rastro de Madrid cada domingo se convertía en un lugar donde podías ver todo tipo de personas, razas o tribus urbanas, a mi me llamaba mucho la atención, me he fijado mucho siempre en las pintas de la gente. Me atrae lo auténtico lo de verdad».
Kilómetro Cero: pasiones a flor de piel
Kilometro Cero es una serie en la que el artista reivindica sus raíces culturales y sus aficiones: el flamenco, la literatura, gusto por la tauromaquia desde que era un niño y también, su fervor por Madrid, la ciudad donde nació Madrid que, como nos puntualiza con orgullo, le sirve como «inspiración de recursos conceptuales y estéticos para mis pinturas».
Es un guiño al emblemático punto kilométrico situado en la Puerta del Sol y también hace referencia al punto de partida, a las raíces, de donde sale todo. «La verdad que estoy muy contento con las críticas y la aceptación de esta serie de pinturas. El mismo día de la inauguración se vendieron prácticamente todas las piezas», comenta con orgullo.
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‘Mujer de Picasso y Átomos de Dalí’
Este cuadro es una de las obras que componen ‘Kilómetro Cero’ y supone un homenaje a los que considera los dos grandes maestros de la pintura española del siglo XX: «He querido juntar a Picasso y Dalí en un mismo lienzo a través de su iconografía reinterpretándola y dándole una nueva dimensión».
‘La novia del torero’
Su pintura, ‘La novia del torero’ impacta. La expresividad de la mujer que lo protagoniza eriza la piel y los colores y contrastes lo convierten en una torbellino de sensaciones inspirador. «Me inspiré en los planos de los realizadores de televisión que retransmiten las corridas de toros cuando enfocan a la mujer del matador que esta en los tendidos sufriendo por su pareja. Siempre me llamó la atención desde pequeño este tipo de planos y ahora lo he querido plasmar en una pieza», nos explica con un entusiasmo que denota la pasión que tiene por todas y cada una de las obras que realiza.
‘Mujer con Gallo’
«Esta pieza se me ocurrió porque siempre me ha llamado la atención cuando en las corridas de toros triunfaba el torero, muchas veces desde el público le lanzaban un gallo, a modo de regalo, mientras daba la vuelta al ruedo. Es algo que siempre he querido pintar», asegura el autor.
Más allá del océano
En 2018 el artista participó en una exposición colectiva en la galería Cerquone Projects en la ciudad de Caracas. Lo hizo, como nos cuenta, » con una pieza de gran formato titulada Diazepam, una reflexión acerca de las personas que consiguen llegar a la cima del éxito y aún así muchas de ellas se quitan la vida». Pero, no es lo único que el madrileño ha hecho fuera de nuestras fronteras. A parte de esta colaboración en Venezuela, a nivel internacional, también ha pintado algunos encargos para coleccionistas en Londres, Miami o Suiza.
Arte y alta relojería
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La moda y el arte están siempre íntimamente ligados y Miguel Caravaca ha vivido de cerca la fusión. En este caso en el mundo de la relojería. En febrero de 2020, coincidiendo con la Semana del Arte en Madrid realizó una exposición individual en la boutique de alta relojería IWC en Madrid. «Una de las piezas claves de la muestra fue el retrato de Kurt Klaus, relojero icónico de la casa», nos cuenta este pintor que en poco tiempo ha conseguido sorprender por su estilo y se está haciendo poco a poco un hueco en un sector complicado y subjetivo. Transgresor y moderno; a la vez que respetuoso y amante de las tradiciones, Miguel Caravaca a golpe de brocha y color, inspira con cada creación.