Visitamos seis lugares que inspiraron algunas de las pinturas más famosas
Las vacaciones son un estado mental, una actitud. Basta con querer detener el tiempo, relajarte y permitirte desconectar. En este aspecto el arte y la cultura ayudan mucho, pues al igual que leer un libro te hacen vivir otras vidas, contemplar un cuadro te traslada a un lugar y a otras épocas. Hoy te invitamos a que visites lugares que inspiraron pinturas famosas, como el barrio bohemio con más encanto de París, Montmartre, o a orillas del río Ródano bajo la luz de la luna y las estrellas. Permítete dejar de mirar el reloj y embárcate en este viaje sensorial.
- El museo en el que puedes dormir entre arte
- Las obras de artistas españoles más destacadas de la Bienal
El arte ayuda a despertar una parte de nosotros que creíamos sumergida en un profundo sueño: la imaginación. A veces no es sencillo determinar la ubicación de los cuadros, pero otras son muy evidentes. En esta ocasión nos vamos a centrar en cinco pinturas que puedes contemplar aquí, o bien recorrer el mundo y en persona tanto los lugares como la obras.
Roma y Velázquez
Durante su segunda estancia en Roma, Velázquez hizo una de sus pinturas más famosas sobre la Villa Médici. Más que plasmar la arquitectura del complejo, el artista lo que quería era reproducir la luz del lugar en un determinado momento: el atardecer.
Contemplar este cuadro titulado ‘Vista del jardín de la Villa Médici en Roma’ (1649), que se encuentra en el Museo del Prado, es observar un momento del día mágico en la colina del Pincio
La Provenza y Van Gogh
Durante su estancia en Arles, Van Gogh se obsesionó con plasmar sobre el lienzo las luces que veía en el cielo cuando anochecía y fruto de ello es la obra, ‘Noche estrellada sobre el Ródano’ (1888). «En el campo aguamarina del cielo, la Osa Mayor es de un verde y rosa y chispeante…», describió el artista en una de sus cartas a su hermano Theo.
Van Gogh, en su búsqueda de la paz y tranquilidad, se instaló en el sur de Francia, en una Casa Amarilla a 150 metros del río de Ródano. A pesar de que su tiempo allí fue más bien caótico, la obra transmite calma y serenidad. Es una de las pinturas más famosas y se encuentra en el Museo de Orsay de París.
El cielo nocturno de Arlés no solo fue fuente de inspiración para Van Gogh, también la Iglesia de Auvers-sur-Oise, los campos de trigo, el puente Langlois… A través de sus cuadros puedes viajar por esta preciosa región de la Provenza.
Montmartre (París) y Picasso
‘Au Lapin Agile’ (1905) se exhibe en la colección de Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Picasso hizo este óleo sobre lienzo años después de que se instalara en París, en 1900. El artista pronto entró en el círculo social de Montmartre, donde frecuentaba el cabaret Lapin Agile.
Inspirado en sus vivencias en el local y en Montmartre, el artista hizo este cuadro que regaló al dueño del Lapin Agile. Picasso se dibujó con su característico alter ego de arlequín. La escena, sin duda, te traslada a la vida bohemia del barrio parisino de principios del s.XX.
Montaña Sainte-Victoire (Francia) y Cézanne
La montaña Sainte-Victorie se encuentra en el sur de Francia. Cézanne, en una de sus cartas al escritor y amigo Émile Zóla describe estas montañas como algo increíble, las cuales observaba cuando iba en tren de Aix a Marsella.
Puedes contemplar la montaña Sainte-Victoire en una serie de pinturas al óleo que se encuentran repartidas en varios museos o en persona desde uno de los restaurantes que se ubican en la ladera, como La Table del’Hotel Sainte-Victoire.
Giverny (París) y Monet
Claude Monet se mudó a una casa en Giverny (París), en 1883, y fue su gran fuente de inspiración. Dibujó los jardines, el estanque y los puentes que se encontraban en la parte trasera de la casa. Un total de 250 pinturas al óleo en forma de paneles bautizadas como Nenúfares que actualmente se exhiben en el Museo de la Orangerie de las Tullerías, en París. También se puede visitar la casa.
Holanda y Vermeer
La unión entre lo cotidiano y lo eterno es lo que Vermeer consiguió plasmar en esta pintura bautizada ‘La callejuela’ (1658). Contemplarlo es viajar a la Holanda del siglo XVII. Este óleo está en el Rijsmuseum de Amsterdam.