Entrevistamos a Rozalén: «Para mí es imposible vivir sin música, seríamos muertos en vida»
La RAE define la música de esta manera: «Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente». Si comenzamos haciendo la pregunta ¿cómo definirías la música?, el silencio puede inundar la sala porque es algo muy complicado de explicar. Cuando te sientas delante de un folio en blanco y te planteas escribir una canción, mil aventuras la pueden definir y la experiencia puede convertirse en una inspiración. Hoy hablamos con una de las cantautoras más reconocidas de nuestro país, hablamos de su nuevo disco y vemos cómo su sensibilidad inunda cada palabra que canta. Hablamos con Rozalén.
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La ganadora de un Goya se define como albaceteña orgullosa, pero también es una de las figuras más importantes del mundo de la música en España. Sus canciones tienen motivo y sus letras, bailan sobre nuestros oídos llegando a acariciar el alma y despertar los sentidos. En este caso no sólo hablamos de música, hablamos de poesía con ritmo y de un conjunto de letras interpretadas por una voz que les da un motivo.
La primera pregunta que le hacemos en esta entrevista está llena de curiosidad: ¿quién es Rozalén? «Yo soy una enamorada de la vida, soy normal y soy una mujer muy trabajadora. Tengo una virtud, que a la vez es defecto y es la hipersensibilidad, la cual hace que todo me duela mucho, pero también hace que lo disfrute y lo plasmé en canciones». Es verdad que mucha gente que no la haya escuchado puede no sentirse atraída por sus sonidos, pero una vez que escuchas una canción, necesitas volver a tenerla porque provoca dudas y nos despierta algo que hace que la volvamos a ella una y otra vez.
Para los más curiosos, su nombre completo es María de los Ángeles Rozalén Ortuño y sí, el nombre artístico que precede toda su carrera es el apellido de su padre. «Un nombre tan largo no tenía cabida y como es tan fuerte, además de original, la gente me fue quitando el nombre hasta que me quedé, simplemente, con Rozalén. Para mí es un honor porque es el apellido de mi padre, una persona que fue un gran hombre».
La inspiración viene de su vida y de sus vivencias porque, según palabras de la cantautora: «No hay nada más inspirador que la vida misma». En este nuevo disco, el suave bailar de sus cuerdas vocales cuenta lo más importante que le ha pasado en estos últimos cuatro años y lo que observa a su alrededor, es decir, no sólo escribe sobre ella, sino también sobre los sentimientos que ella percibe a su alrededor. También lo representa con unos estilismos creados por Mónica Gallardo, la estilista que sabe plasmar su esencia a través de las prendas.
Cada persona conceptualiza la música de una manera diferente y la composición de las letras no tiene el mismo sentido, puesto que la persona es la que determina el resultado. Rozalén se define a ella misma como una persona melómana y nos confiesa que está todo el día escuchando música. Ella la entiende, puesto que estudió psicología y musicoterapia, mostrándonos que nosotros mismos somos música, que nuestros andares y nuestros latidos se pueden interpretar a través de una partitura. «La música es la que me lleva de una emoción a otra, la que me hace pensar y reflexionar, incluso la que me hace evadirme. Para mí es imposible vivir sin música, seríamos muertos en vida».
Su nuevo disco se llama El Abrazo y es uno de sus trabajos más importantes hasta el momento, puesto que tiene varios motivos que hilan canción tras canción y escucharlo, se convierte en toda una experiencia. «Un abrazo es el gesto, por excelencia, de cariño y son 13 canciones que son 13 abrazos en los que canto a diferentes amores, a diferentes duelos e incluso hay una canción más rabiosa en la que hablo del odio que se respira en el mundo y en las redes sociales». Las vivencias propias son lo que se escucha por cada sonido y nos hace ver que, muchas veces, damos importancia a muchas cosas que no la merecen y que lo más simple es lo que tenemos que valorar.
Son muchos los nombres que colaboran en este disco y no todos van unidos por el mismo hilo sino más bien, son muy diferentes entre sí. Comenzamos hablando del cantante colombiano Carlos Vives. «El hecho de haber podido cantar con él es surrealista y fue increíble poder grabar con él en Cartagena de Indias”, confiesa Rozalén. El rap también es un género poco conocido para ella, pero ha aplicado las destrezas aprendidas escuchando a otros grupos y ejecutándolo en un tema llamado Mis Infiernos, con Kase.O y R de Rumba. Otra de las colaboraciones viene dada con una de las mejores orquestas de nuestro país, la Orquesta Sinfónica de Euskadi, dirigida por Fernando Velázquez y que, según la compositora, «es uno de los regalos más fuertes que me han hecho en la vida».
El disco tiene uno de los cierres más personales que hay en el mundo de la música y esta última colaboración, es la que más personalidad rezuma y la que más mensaje personal relata la letra, puesto que va dedicada a su padre y el sentimiento que se reprodujo cuando lo perdió de golpe. La Orquesta Sinfónica de Euskadi ha sabido hacer un traje a medida a un sentimiento de dolor, a una voz que suena rota y una letra que, podríamos decir, es la oda más personal que ha hecho Rozalén, hasta el momento.
Su padre era todo un referente para ella, además de un guía que iba de su mano. Todo lo Que Amaste es la oda dedicada a él: «Quiero pensar que le gustaría y que está orgulloso de esta canción. Sería incapaz de hacer algo más a la altura de él, porque era un hombre bueno y sensible, al que le dolía el mundo”, confiesa Rozalén. También nos cuenta: «Mi padre era sacerdote y, como albaceteño, tenía mucho humor. Siempre decía que en las misas quería hacer llorar a la gente y que en los entierros era fácil, pero en las bodas era complicado» nos cuenta mientras esboza una sonrisa de recuerdo.
A nivel personal, muchas veces nos encantaría que las personas fueran como armarios y pudiéramos abrir las puertas para saciar la curiosidad de saber qué hay dentro, qué sentimiento existe o cuál es ese dolor que queremos ocultar. Está claro que el mundo sería más comprensivo y que la humanidad sería más humana. En el caso de la cantante, nos encantaría ver esa forma de entender la vida, ese sentimiento que crea una empatía y observar cómo se metamorfosea hasta que se convierte en lírica.
Detrás de la música hay muchos componentes que no conocemos y en este cierre de disco, el mensaje de Rozalén a su padre va vestido por 80 músicos que abrazan el dolor de la cantante. Hay una parte de la canción que dice «me quedé sin voz» y eso es lo que nos invade cuando escuchamos ese principio con su voz en solitario que sigue con una guitarra y, mientras los instrumentos van in crescendo, el motivo del mensaje muestra un desarrollo en el ánimo de la cantante, dejando reflejo de ese dolor que echa raíces y se queda para siempre.
En el caso de Rozalén, el cantar es sentimiento, es un aprendizaje y una forma muy personal de expresarse. Es capaz de revolver nuestros sentimientos hasta que nos observamos a nosotros mismos reflejados con una voz y una letra que nos cala.