Aparece en un salón familiar un Picasso oculto durante 80 años: saldrá a subasta por 8 millones
Dora Maar fue una de las musas más inspiradoras de Pablo Picasso. Durante más de ocho años, formaron una pareja que dejaría al artista uno de sus cuadros más reconocidos: Retrato de Dora Maar. Recientemente, otro de los retratos que pintó la fotógrafa fue encontrado oculto a plena vista en el salón de una vivienda, Busto de mujer con sombrero de flores. El cuadro salió a la luz cuando la casa de subastas Drouot se encontraba haciendo el inventario de la familia para una herencia. El próximo mes, saldrá a subasta con un valor estimado de 8 millones de euros. Descubrimos todos los detalles sobre esta obra.
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Una obra en bruto
Lo realmente recalcable de esta obra es su autenticidad. El hecho de haber pasado tantos años aislada ha hecho que nunca haya sido manipulada, lo que duplica su valor aún más y explica por qué se estima que podría llegar a alcanzar en la subasta la suma de 8 millones de euros. Aunque lo que realmente han destacado desde la casa de subastas es el hecho de que aquí sale sin precio de partida, por lo que la cifra que pueda llegar a alcanzar es todo un misterio.
«Conserva toda su frescura, sin restauraciones ni barniz, y sorprende por la intensidad de sus colores, lo que contrasta con la imagen sombría de su obra», apuntaba Christophe Lucien, comisario de Drouot.
Oculto en la luz del día
Seguramente sea una misma pregunta la que nos ha dado vueltas por la cabeza nada más conocer la noticia: ¿Cómo puedes tener un Picasso y no darte cuenta? Si lo sabían o no, es un hecho algo cuestionable, ya que la propia familia ha afirmado que llevaba generaciones acompañando su salón. Llegados a este punto, pueden presumir de que no todo el mundo puede apreciar un auténtico Picasso en su sala de juegos.
Esta pieza llegó a la familia un año después de ser pintada. «Es un jalón en la historia de Picasso, pintado el 11 de julio de 1943, en pleno París ocupado (por los nazis)», subrayó Christophe Lucien, en su presentación. En ese momento, Francia se encontraba en plena ocupación alemana y este momento no fue una época del todo gloriosa para la pintura.
En concreto, París fue testigo de cómo se denigraba este arte, observando saqueos masivos de arte para aumentar sus colecciones y financiar la guerra. Y el hecho de que hoy haya tanto arte en la ciudad se debe a un grupo de oficiales aliados conocidos como los «Monuments Men«. Su papel fue clave para la recuperación de obras de arte robadas por los nazis al finalizar la guerra.
Con todo esto podemos entender un poco más por qué el arte había perdido el valor que tenía antes y sigue teniendo después de este momento. Y nos explica que sí podría darse esa posibilidad de tener un cuadro auténtico de Pablo Picasso colgado en el salón, como quien tiene un retrato familiar o un marco del Rastro.
Sin embargo sí que habría visto la luz una vez en su vida antes de pasar a manos de la familia. Solo una vez, eso sí, y fue en una exposición privada en su taller de la calle de los Grands-Augustins de París. ¿Cómo podemos saberlo? Gracias a que se preservarno dos fotografías en blanco y negro de Brassai durante esa exposición.
Lo que el cuadro nos cuenta
Pablo Picasso fue un revolucionario en todos los sentidos. Pionero en vanguardias pictóricas y creador de movimientos artísticos. A él, junto con Georges Braque, debemos el conocido cubismo, movimiento al que pertenece el retrato encontrado.
Mirando la cara del retrato de Dora podemos sacar muchos detalles de la vida de Picasso. Si bien el artista y su relación hacia sus amantes no ha sido preservada con el mismo entusiasmo que su obra, lo cierto es que todas y cada una de ellas fueron fuente total de inspiración para el artista.
El cuadro fue pintado en julio de 1943, justo en el momento en que Picasso estaba experimentando su época Expresionista (1932-1946). Caracterizamos este momento por el fuerte uso del color, la representación de temas angustiosos y dramáticos y una gran emotividad en la composición. Volvamos al detalle del Busto de mujer con sombrero de flores. La pintura enfrenta a una expresión triste de Dora Maar, lejos de la mirada alegre y postura seductora del lienzo de Retrato de Dora Maar. Si entramos a investigar el momento sentimental en el que se encontraba el artista, daremos con el por qué.
La historia de ambos estuvo marcada por la pasión, la inconsciencia y el dolor. Se conocieron en 1936 en el café Les Deux Magots, momento en el que él estaba todavía casado con Olga Kocklova. De hecho, esta segunda acabó ingresada en un hospital psiquiátrico tras su ruptura, del que salió con ayuda del poeta Paul Éluard. Picasso y Maar estuvieron juntos hasta aproximadamente un año antes de pintar la obra Busto de mujer con sombrero de flores, debido a la relación del artista con Françoise Gilot.
Entendiendo el contexto podemos saber un poco más sobre los matices del rostro y el desconocimiento de la obra. Esta pertenecería a una serie denominada Mujeres con sombrero, que tampoco habría salido nunca a la luz del día.