El testamento de Robert Redford: 200 millones que puede repartir como quiera, algo impensable en España
La muerte de Robert Redford, a los 89 años, no sólo deja un vacío en el cine, sino también un legado patrimonial que ronda los 200 millones de dólares. El actor acumuló a lo largo de las décadas una fortuna que ahora despierta una pregunta inevitable: ¿quién será el gran beneficiado de su herencia?
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La diferencia con España: la libertad del testador
En Utah, estado donde Redford residía, la ley no obliga a repartir la herencia siguiendo un esquema fijo como ocurre en España, donde los hijos tienen derecho a una parte inamovible de la fortuna. En Estados Unidos, y especialmente en este estado, prima la libertad testamentaria: el testador puede dejar sus bienes a quien desee, incluso desheredando a descendientes sin necesidad de justificarlo.
Esto abre un abanico de posibilidades. Redford podría haber favorecido a su esposa, Sibylle Szaggars, con quien estaba casado desde 2009, o bien asegurar que sus tres hijos (nacidos de su primer matrimonio con Lola Van Wagenen) y sus nietos reciban la mayor parte del patrimonio.
En caso de no existir testamento, el Código de Utah establece que la viuda recibiría una parte fija más la mitad del resto de la herencia, y lo demás se repartiría entre los descendientes.
¿La viuda o los hijos?
Los expertos coinciden en que, salvo disposición contraria, la persona mejor situada sería Sibylle Szaggars, como cónyuge. No sólo porque la ley la coloca en primera línea, sino porque es habitual que el patrimonio acumulado por décadas de carrera se destine en primer lugar a la pareja actual, como forma de asegurar su estabilidad.
No obstante, los hijos de Redford, que han seguido caminos diversos en el mundo de la cultura y la filantropía, también son herederos naturales de esa fortuna. La pregunta clave es cuánto habrá querido el actor destinar a ellos frente a su esposa.
El reto de mantener la riqueza de Robert Redford
Más allá de quién reciba más, la gran incógnita es si la herencia se conservará en el tiempo. Ramón Alfonso, asesor financiero y socio fundador de Norz Patrimonia, con quien conversamos recientemente, fue claro al respecto:
«Más del 70% de las familias pierden su riqueza en la segunda generación, y un 90% en la tercera. La primera pata del éxito es que los creadores del patrimonio tengan voluntad y capacidad de gestionar la sucesión».
Según Ramón, el riesgo no está sólo en el reparto inicial, sino en cómo los herederos gestionen después esa fortuna. Y añade:
«Te encuentras dos tipos de perfiles. Quien ha construido fortunas creadas en cinco, diez, quince años, absorbe la herencia y es capaz de avanzar hacia delante. Y luego está el nuevo rico que se desmadra».
En este sentido, Redford siempre fue un hombre ligado a la tierra (recordemos su festival de cine independiente en Sundance, que nació de su compromiso con el cine alternativo y la comunidad local), por lo que es probable que haya buscado proteger su legado cultural y familiar más allá de lo puramente económico.
El caso Armani: un legado bajo control estratégico
El reparto de la herencia de Armani fue revelador: cinco herederos principales, entre ellos su hermana Rosanna, su hijo Andrea Camerana y sus sobrinas Silvana y Roberta. Pero el verdadero guardián del legado es Pantaleo Dell’Orco, su mano derecha durante más de 40 años, que no sólo recibió la mayor participación (30%), sino también el poder de decidir el futuro de la empresa.
El caso del diseñador muestra una clara estrategia para su imperio sobreviva tras su muerte. Una lección que resuena también en el caso Robert, donde la herencia no es sólo un reparto patrimonial.