Alfonso de Borbón, figura destacada de la aristocracia española y descendiente directo de la histórica Casa de Borbón, ha fallecido dejando tras de sí un patrimonio estimado en varios millones de euros y una vida marcada por la discreta opulencia y el peso del linaje. Entre los activos más notables que conforman su herencia se encuentra una valiosa colección de arte, inversiones diversificadas, y una serie de propiedades que reflejan el gusto refinado y el poder adquisitivo de una de las familias más antiguas de Europa. Una de las joyas inmobiliarias del legado de Alfonso de Borbón es su residencia madrileña en el distinguido barrio de El Viso.

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Considerado uno de los enclaves residenciales más codiciados de la capital, El Viso alberga embajadas, empresarios de élite y fortunas tradicionales. Hace poco compartíamos con vosotros la noticia de un nuevo integrante en este exclusivo barrio de Madrid: Xabi Alonso.
La casa de Alfonso, una villa independiente de líneas clásicas y acabados artesanales, cuentacon jardines privados, varias salas de recepción y una selección de mobiliario de época cuidadosamente conservado. Esta gran casa familiar en El Viso (Madrid), adquirida a finales de los años 70 junto a su esposa, se trata de un chalé moderno de cinco plantas con más de 1.000 metros cuadrados construidos, situado en una de las calles más cotizadas del barrio.

La propiedad, que en el mercado se valoraba en torno a los 15 millones de euros, cuenta con una parcela de 600 metros cuadrados, jardín privado, piscina y hasta una sala de cine. Cabe destacar que el barrio es uno de los más demandados de la capital. Hasta hace poco, este inmueble se ofrecía en alquiler por una cifra cercana a los 25.000 euros mensuales.
Además de la propiedad en Madrid, el aristócrata poseía una finca histórica en Andalucía, vinculada a la tradición cinegética familiar, así como un apartamento en París, herencia de sus lazos con la nobleza francesa. Todo ello compone un portafolio patrimonial que ahora será objeto de análisis y distribución entre sus herederos, algunos de los cuales mantienen también vínculos con casas reales europeas.

El fallecimiento de Alfonso de Borbón no sólo supone el cierre de un capítulo en la historia de una familia con siglos de protagonismo en la vida política y social de Europa, sino también reabre el debate sobre el papel de las grandes fortunas históricas en el siglo XXI. En una era marcada por la transparencia y el escrutinio público, el lujo silencioso y aristocrático que Alfonso encarnaba parece, ahora, más exclusivo que nunca.