Rania de Jordania cree en la colorimetría y apuesta por el amarillo en sus ‘looks’
Si hay algo que las mujeres de la realeza han aprendido con los años, es que vestir bien no sólo tiene que ver con la elegancia, el protocolo o las marcas, sino con el arte de saber qué colores potencian su imagen. Aquí entra en juego la colorimetría, una disciplina que estudia cómo los colores interactúan con los rasgos de cada persona (tono de piel, ojos, cabello) para resaltar su belleza natural. Y, aunque todas las royals suelen recurrir a estilistas que dominan esta técnica, hay una reina que parece llevarlo en el ADN: Rania de Jordania. Desde sus primeras apariciones como reina consorte hasta sus looks más recientes, Rania ha demostrado tener una maestría única en la elección de colores que no solo favorecen su físico, sino que también proyectan una imagen poderosa, luminosa y moderna. Dentro de su amplia paleta favorita, hay uno que ha cobrado especial protagonismo en los últimos tiempos: el amarillo.
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El amarillo, el color fetiche de Rania de Jordania
Aunque durante años fue considerado un tono difícil, incluso asociado a la mala suerte por creencias supersticiosas, el amarillo ha conquistado la moda en las últimas temporadas. Y si alguien ha contribuido a ese cambio de percepción ha sido, sin duda, Rania. La reina de Jordania ha convertido este color en su emblema personal, sabiendo exactamente cómo y cuándo llevarlo.
En su última visita a España, durante el cumpleaños del rey Abdalá, Rania deslumbró con un total look en amarillo que dejó sin palabras a todo el mundo. El conjunto, firmado por Óscar de la Renta, consistía en un vestido de media manga con falda de volantes, acompañado por unos zapatos a juego. El diseño no sólo resaltaba su silueta, sino que aportaba una luminosidad especial a su rostro, haciendo que su piel pareciera más fresca y sus ojos más intensos.
Este look no pasó desapercibido, no sólo por su originalidad sino por cómo encajaba perfectamente con la colorimetría personal de Rania, quien pertenece al grupo de tonos cálidos, con una piel dorada que se ilumina con colores vibrantes como el amarillo, el dorado o los tonos tierra. En ella, el amarillo no solo no apaga, sino que irradia fuerza, luz y elegancia.
Un ‘look’ con historia
No es la primera vez que Rania apuesta por este color. Uno de los momentos más icónicos de su carrera estilística ocurrió en la ciudad de Al Salt, a tan sólo 29 kilómetros de Ammán. En esa ocasión, volvió a posicionarse como referente de estilo al reaparecer con un conjunto de invitada en el que el amarillo era protagonista. La pieza central del look fue una falda largo canario de inspiración boho, adornada con cristales y bordados en blanco y dorado, que combinó con una camisa blanca, replicando así el dúo clásico que usó hace 21 años en la boda de los Reyes de España.
Este gesto fue un guiño al pasado y también a la amistad entre las monarquías, sino también una forma de mostrar cómo se puede reinterpretar un estilo a lo largo del tiempo sin perder frescura ni coherencia. La elección del amarillo, en este caso, fue un acto de poder estilístico y simbólico, desafiando cualquier superstición para convertirlo en una seña de identidad.
Reinas de estilo y colorimetría
Pero Rania no está sola en esto. La Reina Letizia de España, otro referente de moda internacional, también recurre a la colorimetría para sus elecciones estilísticas. Con su piel clara, cabello castaño y ojos profundos, los tonos que mejor le sientan suelen ser los fríos: el azul noche, el rojo cereza, el blanco puro o el gris perla. No es casualidad que sus apariciones más alabadas incluyan estos colores, pues le aportan luminosidad, sofisticación y armonía con sus rasgos.
Sin embargo, mientras Letizia apuesta por la sobriedad cromática, Rania se atreve con tonos arriesgados, siendo el amarillo su color insignia. Un color que, bien elegido, puede transformarse de enemigo a aliado. Y en su caso, no solo le favorece a nivel estético, sino que envía un mensaje: el de una mujer fuerte, luminosa, con estilo propio y sin miedo a destacar.