En los últimos años, alejados de las novedades de la industria de la moda, sus tendencias y los nuevos diseñadores, hay un fenómeno que ha resurgido en las citas internacionales más exclusivas. En este punto podríamos incluso hablar de un efecto ave fénix, que ha devuelto al front de todas las miradas vestidos que bien distan de ocupar armarios para, más bien, completar colecciones. Hablamos de las prendas de archivo. La vuelta a la época dorada de la costura, el glamour del ayer. Pero, ¿realmente sabemos lo que caracteriza a un traje como prenda de archivo? Desde luego quienes sí que lo tienen claro son las celebrities y estos son algunos de los ejemplos que han devuelto a los flashes en el último año.
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Para saber apreciar este tipo de piezas, lo primero es saber de dónde procede su valor. Y es que se trata de un cómputo de factores los que dotan a estas piezas de un valor incalculable. Ya no hablamos de un valor estrictamente monetario, sino de términos como la pertenencia a colecciones de antiguos diseñadores de marcas de lujo, prendas o accesorios exclusivos, diseños que han creado hitos en la moda a través de las figuras que las llevaron. En definitiva, hablamos de cualidad de las prendas (y no cantidad), algo a lo que nos tiene acostumbrado el fast fashion actual. Con la capacidad de nombrar a quienes las portan como las mejores vestidas de la noche.
No debemos confundir las prendas de archivo con modelos que homenajean looks icónicos, como ha sido el caso de las numerosas veces que Zendaya se ha inspirado en la estética de la cantante Cher. O los guiños de Sabrina Carpenter a los atuendos de La Niñera. Aunque somos bastante fans de cuando las celebrities hacen este tipo de guiños y despiertan la nostalgia colectiva por los personajes del pasado, hablamos de modelos originales que bien forman parte de museos o de colecciones privadas.
Aunque con ellas dos empezamos la colección de vestidos de archivo. Dos iconos de la moda entre las nuevas generaciones (y no es para menos). De Zendaya tenemos que destacar su ya conocido talento para conectar sus estilismos con cada evento al que acude. Y la presentación de su película Dune no iba a ser menos. De esta debemos rescatar la estructura (más que vestido) de Mugler de la colección otoño/invierno de 1995.
Y de la nueva diva del pop, Sabrina Carpenter, nos detenemos en una de sus últimas apariciones en los MTV VMAs 2024 con un modelo de Bob Mackie de 1991, que ya había sido lucido anteriormente por Madonna.
Una de las primeras en devolvernos esta tendencia fue Kim Kardashian en la Met Gala 2022. Quiso hacer honor, con creces, a la temática Gilded Glamour con un vestido original de Marilyn Monroe de 1962, ni más ni menos, el que se puso para cantarle a John F. Kennedy en su 45º cumpleaños. Desatando eso sí, cierta polémica sobre el uso de este tipo de prendas, dada la delicadeza de los tejidos por el desgaste de los años.
Recientemente la pequeña de la dinastía Kardashian, Kylie Jenner, lució un vestido plateado, tipo cota de malla, de la colección de primavera de 1999 de Versace que llevó previamente Elizabeth Hurley.
Y no es la primera vez en los últimos meses que la vemos rescatar uno de estos modelos. También se decantó por un diseño de Mugler de 1998 para asistir a The Fourth Annual Academy Museum Gala en el Academy Museum of Motion Pictures en Los Ángeles, California.
En este hacemos efemerides, pero rescatar un look tan icónico merece la pena. Hablamos de otra de las grandes apariciones de Versace de la mano de Blake Lively. Ni más ni menos que un vestido que forma parte de la colección estilística de la princesa del pop, Britney Spears, quien lo lució en 2002 en la Semana de la Moda de Milán.
Miley Cyrus sin duda se lleva la palma con los vestidos de archivo. Claro su actuación de Flowers tras ganar su primer Grammy con un Bob Mackie de la colección otoño-invierno de 2002. ¿Lo mejor? Que no contenta con crear otro hito en la historia del vestido, la cantante decidió comprarlo para guardar un momento que ha descrito en numerosas entrevistas como crucial en su vida.
Otra superestrella que se cuela en el ranking de las que mejor saben cómo sacar todo el partido a las prendas de archivo es Tyla. Su estética dosmilera y el talento que tiene sobre el escenario y que ha trasladado hasta a las pasarelas de Victoria’s Secret hacen de la cantante todo un fenómeno. Lo que nos sigue dejando boquiabiertas es como es capaz de hacer suyo un Roberto Cavalli con transparencias y motivo de leopardo que Aaliyah lució en amarillo, eso sí en los MTV VMAs del 2000.
Hemos dicho que las prendas de archivo no son únicamente vestidos. También pueden ser accesorios, como el tocado del modelo Lacy Wing Hat de la colección Otoño/Invierno 2001 de Philip Treacy que lució en su día Isabella Blow y que Lady Gaga eligió para completar un look donde el segundo protagonista era un espectacular Christian Dior Couture.
