Se nos ha ido otro mito. Una ‘mujer fatal’ de esas que describe a la perfección en su ensayo novelado nuestra querida Marta Robles. Una diosa de armas tomar que supo lidiar con haber sido todo un mito en la llamada ‘Época de Oro de Hollywood‘, con todo el mérito que esto conlleva. Actriz con una carrera maratoniana, recibió el apodo de ‘El Cuerpo’, muchos antes de que Elle Mcpherson, que lo abrazaría después, aprendiera a hablar o diera sus primeros pasos. Todo un sex symbol eterno que continúo en activo durante muchas décadas reinventándose cual ave fénix. Su estrellato supuso un shock a una crítica y un público que por aquel entonces buscaba de manera desesperada una sustituta para Marilyn Monroe y en Raquel Welch encontraron al personaje perfecto.
De madre estadounidense y padre boliviano, su verdadero nombre era Raquel Tejada, un legado hispano que incluye antepasados españoles del que poco se sabe. La eterna protagonista de la comedia ‘Hace un millón de años’, dejó este mundo con 82 años de edad y habiendo conseguido vivir intensamente una vida que siempre había logrado mantener frente a los focos del público con unos seguidores que se había ganado a pulso por su simpatía natural y por haber conseguido una madurez exquisita que la siguió convirtiendo hasta el fin de sus días en una mujer insultantemente espectacular. Hoy, homenajeamos su figura como la mujer COOL que consideramos que fue… Disfruta de su inspiradora belleza y su apasionante vida con nosotros…
Nacida en Chicago en el 5 de septiembre de 1940, tomó el apellido Welch del que fue su primer marido y padre de sus dos hijos. Pocos saben que sus inicios de muy jovencita no fueron como actriz, sino en el del modelaje y en el de la televisión. Primeros pinitos que hizo tras mudarse junto a su familia a San Diego y que compaginaba con sus estudios de interpretación. Raquel Welch trabajó como presentadora de un espacio de televisión y como modelo publicitaria.
De espíritu libre y rebelde, siempre fue a su aire y de hecho, se casó sin el consentimiento de su padre. Su belleza era de esas que dejaba sin aliento. Un rostro de facciones perfectas enmarcado por una intensa mirada felina en tonos miel, una piel siempre dorada por el sol y un cuerpo que quitaba el sentido. Todo ello con una elegancia innata.
Su primera oportunidad en el mundo del cine llegó de la mano de nada más y nada menos que de Elvis Presley. Su papel fue de figurante, pero este sería el pistoletazo de salida de su carrera.
Su primer papel protagónico le llegó en 1965 en la película ‘A Swingin’ Summer’ en la que cantaba también. Pero antes, hay que resaltar dos films: Fantastic Voyage y One Million Years B.C. (1966), que dejaron escenas míticas de ella enfundada en un biquini de infarto que quedarían para la posteridad. Luego le llegarían papeles con Sinatra o Tarantino.
Sus orígenes hispanos de la diosa que sustituyó a Marilyn
Raquel Welch, como ya te adelantábamos al principio, se llamaba Raquel Tejada y su padre era un ingeniero aeronáutico boliviano de ascendencia española llamado Carlos Tejada Urquizo. Un progenitor perteneciente a una importante familia de este país sudamericano con parientes reconocidos como, por ejemplo, su parentesco con la que fuera presidente de Bolivia, la también mujer de armas tomar, Lidia Gueiler Tejada.
La que fue ‘El Cuerpo’ antes que Elle Mcpherson
El apodo de ‘El Cuerpo’ se lo ganó con la película ‘Hace un millón de años’. En ésta, Welch aparece vestida con un bikini que mostraba su escultural figura. Pero no solo se trataba de eso. Todo en ella era actitud. Esta actriz de sangre boliviana era todo sensualidad, y cuando decimos que fue una mujer fatal, nos referimos a que también ella sabía lo que generaba, y conseguía de manera inteligente sacarle partido.
Su exquisita madurez
De su vida, también llama la atención la manera que tuvo de aceptar el paso de los años. A esta intérprete nacida en Chicago no le tembló el pulso a la hora de reciclarse y eso fue lo que quizás hizo que se mantuviera bajo el foco mediático hasta casi, el final de sus días. Su belleza la consiguió mantener y su vitalidad, aún más. Ella sabía que era un símbolo y no caer en el olvido pareció ser un gran objetivo que, claramente, llegó a conseguir.
De madurez exquisita, era común verla participando en programas de televisión, dando entrevistas y posando en los photocalls de distinguidas fiestas. Su vida fue un vals eterno con la fama y con lo que conlleva ser un mito. Muchas veces se ha comentado que fue más reconocida por su belleza y escultural cuerpo que por su carrera, algo que nunca pareció preocuparle y que incluso llegó a reconocer. Sin embargo, su trabajo como actriz si fue reconocido, con importantes galardones como los Globos de Oro, y lo cierto es que si por algo se caracterizó fue por ser un mujer sin complejos, ‘disfrutona’ y aferrada a la vida. En COOL, le decimos adiós admirándola por siempre como el icono eterno que se ganó a pulso ser.