El 29 de mayo de 2025 será recordado como una fecha clave en la historia reciente de la moda. Maria Grazia Chiuri, la primera mujer en ponerse al frente de la dirección creativa de Dior, anunció su marcha tras casi una década de reinvención profunda de la maison. Su despedida no fue cualquier pasarela: fue un manifiesto, una carta de amor a Roma, al arte, a la feminidad consciente. Con el desfile Crucero 2026, celebrado en la Villa Albani Torlonia, Chiuri cerró su ciclo de manera majestuosa, en un entorno cargado de historia y simbolismo.
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Maria Grazia Chiuri se despide de Dior
Cuando Maria Grazia Chiuri aterrizó en Dior en 2016, muchos la miraban con escepticismo. Era la primera vez que una mujer dirigía la casa fundada por Christian Dior,y llegaba tras una carrera ya consolidada en Valentino y Fendi. Pero su visión era clara: llevar la moda más allá de la estética, convertirla en un espacio de pensamiento, debate y poder.

Su primera colección para la maison fue toda una declaración de intenciones. En la primavera-verano de 2017, sorprendió al mundo con una camiseta blanca que decía en letras negras: We Should All Be Feminists, una frase tomada de la escritora Chimamanda Ngozi Adichie. En ese instante, Chiuri dejó claro que su paso por Dior no sería neutro, ni convencional, ni silencioso.
Moda como activismo silencioso
Durante estos nueve años, Chiuri ha utilizado su posición para dar voz a temas que durante décadas fueron ignorados por las grandes casas de moda: el feminismo, la sororidad, la tradición artesanal femenina, el cuerpo real, la diversidad de orígenes. Sus desfiles fueron mucho más que espectáculos visuales; fueron manifiestos en los que colaboró con artistas como Judy Chicago, Claire Fontaine, Elena Bellantoni o Eva Jospin, mezclando arte, política y costura.

No faltaron críticas. A veces se le acusó de didactismo o de falta de riesgo estético. Pero ella, con calma y consistencia, siguió construyendo su legado, sin estridencias pero con profundidad. Porque Chiuri no diseñaba sólo ropa: tejía discursos. Y lo hacía con el hilo de las mujeres que la inspiraban, muchas veces anónimas, otras veces eternas.
Relectura del legado Dior con mirada femenina
Uno de los grandes logros de Chiuri ha sido reinterpretar los códigos Dior (el Bar jacket, la silueta New Look, los plisados, los tejidos nobles) desde un lugar nuevo: la mirada femenina. Mientras mantenía viva la esencia de la casa, supo devolverle humanidad, cercanía y contemporaneidad. La suya no fue una revolución estética ruidosa, sino un proceso de pulido, de reencuadre.

Bajo su dirección, piezas como el Saddle Bag o el corsé abandonaron el fetichismo y se resignificaron como símbolos de fortaleza. Chiuri también reivindicó la artesanía, no como ornamento, sino como forma de resistencia y memoria cultural, colaborando con talleres de India, Marruecos, Italia o México, siempre con sensibilidad y respeto.
El adiós más íntimo: Roma como despedida
El desfile Crucero 2026 fue el broche de oro a su andadura. Y no podía ser en otro lugar que Roma, su ciudad natal. El desfile fue un homenaje a la historia, al cine, al arte y al tiempo. La ubicación (Villa Albani Torlonia) no sólo aportó un marco arquitectónico sublime, sino también una carga emocional: allí Chiuri tejió una conexión entre pasado y presente, entre su historia personal y el ADN eterno de Dior.

El desfile estuvo acompañado por el cortometraje I Fantasmi del Cinema, dirigido por Matteo Garrone, con guion de Chiuri y su hija Rachele Regini. Una pieza que hablaba de mujeres, fantasmas y recuerdos, en una Roma que parecía respirar en blanco y negro, como un filme de Fellini.
¿Y ahora qué?
LVMH aún no ha confirmado quién sucederá a Chiuri, pero todos los ojos apuntan a Jonathan Anderson, actual director de la línea masculina de Dior y de su firma Loewe. Si se confirma su nombramiento, sería el regreso de una visión masculina a la casa, después de casi una década con perspectiva de mujer.

Por su parte, Maria Grazia Chiuri no se desvincula del mundo creativo. Según ha trascendido, dedicará parte de su tiempo a la restauración del Teatro della Cometa en Roma, un espacio con una fuerte vinculación emocional y cultural para ella. También seguirá vinculada a proyectos artísticos, sociales y educativos, probablemente con la misma sensibilidad y pasión que ha caracterizado su obra.