El reconocimiento es una chispa que enciende nuevas creaciones. Tras recibir el Premio a la Sostenibilidad, Innovación y Alta Artesanía por parte de la Academia de la Moda Española, Leandro Cano ha decidido llevar su pasión por la artesanía más allá de la moda y sumergirse en el universo cerámico. Así nace Jaleo, su primera colección de vajillas, una propuesta única que fusiona su inconfundible lenguaje de diseño con las tradiciones alfareras españolas. Hablamos con él sobre moda, diseño y artesanía.
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La idea de crear esta colección surgió tras el reconocimiento otorgado a Cano por la Academia de la Moda Española, donde recibió el Premio a la Sostenibilidad, Innovación y Alta Artesanía. Este galardón lo llevó a reflexionar sobre el siguiente paso en su carrera y, como resultado, nació esta exclusiva serie de piezas únicas.
«El premio que recibí por parte de la Academia de la Moda Española me llevó a una reflexión: ¿qué hacer con ese reconocimiento? Fue ahí donde surgió la idea de Jaleo, una vajilla que funciona como cierre simbólico de mi colección Menú y como homenaje tangible a la artesanía de nuestro país», explica Cano.
«Miguel Ángel Ferreras y Luis Torres me acompañaron en mis primeras incursiones en la cerámica. Juntos desafiamos los límites del material y logramos dar forma a piezas que parecían imposibles»
Para esta innovadora propuesta, Cano ha vuelto a colaborar con Luis Torres Ferreras, del taller Torres Ferreras, con quien ya había trabajado en sus primeras incursiones en la cerámica. «Miguel Ángel Ferreras y Luis Torres me acompañaron en mis primeras incursiones en la cerámica. Juntos desafiamos los límites del material y logramos dar forma a piezas que parecían imposibles. Su capacidad técnica y sensibilidad creativa son únicas. Sabía que algún día volvería a adentrarme en el mundo cerámico con ellos. Y así ha sido», comenta el diseñador.
Cada pieza de la colección Jaleo es única, resultado de un meticuloso proceso de diseño y experimentación que fusiona tradición y vanguardia. Cano describe este proceso como un viaje en varias fases: «La primera fase fue un viaje físico e inspiracional a La Rambla, donde todo empezó a cobrar sentido: el contacto con los artesanos, la observación de los oficios, los paseos por el pueblo, las visitas al Museo de la Cerámica… Todo eso fue calando poco a poco y sentando las bases del proyecto».
A partir de esta experiencia, el diseñador y su equipo, conformado por Marta Viñas y Lourdes Escalante, iniciaron una etapa de búsqueda y exploración en su estudio, recopilando referencias y permitiéndose un ejercicio de divergencia creativa. «Una vez definidos los diseños, volvimos a ponerlos en diálogo con los artesanos. Ahí comenzó una conversación técnica imprescindible, donde los saberes tradicionales ayudaron a materializar y afinar nuestras propuestas. Ha sido un ir y venir constante entre el estudio y el taller, un proceso de validación mutua entre lo conceptual y lo tangible», detalla Cano.
En este proceso, se han empleado técnicas tradicionales como la manguilla, actualmente en desuso, y relieves vegetales que envuelven las piezas, dotándolas de un carácter simbólico y artesanal. «Cada pieza habla desde lo simbólico, lo cotidiano y lo profundamente artesanal», concluye el diseñador.
«Me interesa la belleza que se esconde en lo que parece antiguo, lento o incluso olvidado»
En los inicios de la marca, allá por 2013, justo después de presentar la colección en Berlín, Lady Gaga, en busca de diseñadores innovadores, se interesó en Leandro Cano. La estilista de la cantante contactó con él para adquirir varias piezas, lo que supuso un gran impulso y confirmó el potencial de su trabajo.
Para Cano, trasladar su lenguaje de moda a la cerámica ha supuesto un desafío enriquecedor. «El oficio alfarero tiene límites técnicos que condicionan el diseño, pero también te obliga a pensar desde otro lugar, más físico, más matérico. Encontrar el equilibrio entre respeto por la tradición y una mirada contemporánea fue, sin duda, el mayor desafío. Pero también donde reside la magia de esta colección», afirma.
A lo largo de su carrera, Cano ha sido influenciado por su tierra natal, Andalucía, y por las figuras femeninas que han marcado su vida. «Las raíces, la tradición, la familia… Siempre he sentido una necesidad profunda de contar historias que nacen de ahí. Y, por supuesto, las mujeres de mi entorno: su forma de estar en el mundo, de querer, de cuidar, han sido grandes maestras para mí», confiesa.
Su trabajo ha destacado por la constante búsqueda del equilibrio entre tradición y vanguardia. «Me interesa la belleza que se esconde en lo que parece antiguo, lento o incluso olvidado. La tradición es una base sólida desde la que propongo algo nuevo, con un lenguaje propio», comenta Cano sobre su forma de entender el diseño.
«Diseñar no es sólo hacer prendas, sino construir un universo»
Con el tiempo, su visión sobre el diseño ha evolucionado más allá de la moda: «Diseñar no es sólo hacer prendas, sino construir un universo. Esa evolución ha ampliado mi potencial creativo y ha enriquecido mi mirada como director creativo. Hoy me interesa tanto la ropa como el objeto, el espacio o incluso la experiencia que rodea a una colección. Todo comunica, todo forma parte del mismo lenguaje», reflexiona.
En cuanto a los hitos de su carrera, Cano mantiene una visión optimista y en constante crecimiento: «Mirando hacia atrás, creo que ese verdadero punto de inflexión aún está por llegar. Cada proyecto ha sido una pieza importante en mi camino, un paso más en una evolución constante. Pero tengo la sensación (y la convicción) de que lo más transformador está aún por construirse. Sigo explorando, arriesgando y aprendiendo. Para mí, eso también es parte del viaje».
Con Jaleo, Cano reinterpreta la artesanía española desde una perspectiva innovadora y contemporánea, reafirmando su compromiso con la tradición y la sostenibilidad.
