Las originales (hay muchas imitaciones que no son las verdaderas) están hechas de resina y rellenas de pan de oro. Hablamos de las pulseras tibetanas de pan de oro, un complemento con mucha tradición que en origen, las confeccionaban los monjes budistas en los templos y las regalaban a las personas que hacían ofrendas o a amigos y familiares cercanos. Un complemento especial que viste cualquier look y que trae consigo la buena suerte. Ahora, causan furor, pero las pioneras en ponerlas de moda en España fueron las hermanas de la firma Coyuchi. Elena García Espinel y su hermana las conocieron en una tiendecita budista en Ibiza y se enamoraron de estas pulseras doradas con tanto estilo y buena vibra. De esto hace ya, 12 años.
Una seña de identidad de estas dos hermanas gemelas de origen canario que decidieron comenzar vender este complemento hace ya unos 4 años y que ahora, » lleva todo el mundo». «Cuando empezamos con nuestra marca de kaftanes, ayudando a mujeres indígenas en México, poco a poco todas nuestras clientes querían el look conpleto y ese, incluía, las pulseras. Entonces buscamos la manera de empezar a venderlas. Empezamos a traerlas de Tailandia. Las nuestras son las originales que llevan el mantra», nos cuentan.
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«Cuando empezamos con nuestra marca de kaftanes, ayudando a mujeres indígenas en México, poco a poco todas nuestras clientas querían el ‘look’ conpleto y ese, incluía, las pulseras. Entonces buscamos la manera de empezar a venderlas. Empezamos a traerlas de Tailandia. Las nuestras son las originales que llevan el mantra».
Un descubrimiento del universo ‘Coyuchi’
Además de ser estilosas y enriquecer cualquier atuendo que llevemos, la tradición dice que quienes las llevan, llevan consigo la buena fortuna. Las pulseras tibetanas de pan de oro (también llamadas busditas o kumlai) están hechas con el polvo de oro de las ofrendas a Buda que vuela durante las oraciones. Eso sí, para que den de verdad suerte hay que llevar siempre un número impar de éstas.
Foto: Coyuchi
«Te van con todo. Yo creo que el que se puedan mojar y no pierdan el color, hace que sean llamativas. Puedes hacer lo que quieras con ellas, que no van a cambiar su estado. Es parte de lo auténtico. No es oro pero es como si lo fuera. No pesan, no suenan…las llamas ‘las silenciosas’», nos explica Elena, una de la fundadoras de Coyuchi.
Otras versiones: finas, trenzadas…
«Lo que dice la tradición que hay que llevarlas impares, que dan suerte. Y ahí cada una busca su significado»
Actualmente, también las han empezado a comercializar en con otras formas. Las hacen trenzadas, más gruesas o, su versión más fina. Lo importante, nos puntualiza las hermanas de la firma Coyuchi, es que leven el mantra la unión, eso, es uno de los rasgos que hace que la pulsera sea auténtica. Otras marcas como la catalana Cris Collares también las tienen de calidad. La cosa es saber localizar un vendedor de confianza y conocer las características de las originales.
«Lo que dicta la tradición que hay que llevarlas impares, que dan suerte. Y ahí cada una busca su significado», nos puntualiza Elena García Espinel que, junto a su marca, pueden presumir de haber introducido en España esta tendencia a pesar, de que no quieran «apuntarse ese tanto». Con Coyuchi Kaftans, ayudan a talentosas artesanas indígenas de México y también a mujeres de Ucrania. Sus prendas son auténticas obras de arte étnicas que nos invitan a querer vivir en un verano eterno y más sostenible. Elaboradas con tejidos naturales, llevan años llamando la atención a mujeres de exquisito gusto y son piezas de rigor en zonas de veraneo exclusivas como Sotogrande, Marbella, Mallorca o Ibiza.
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