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Exfoliar la piel reduce el bronceado, pero las expertas explican por qué es necesario

Exfoliar la piel reduce el bronceado, pero las expertas explican por qué es necesario
(Foto: Pexels)
Lucía Lera
  • Lucía Lera
  • Periodista especializada en viajes, belleza y estilo de vida. Al salir de la universidad de Periodismo decidí hacer de mi vocación algo más que mi pasión: mi profesión. Desde entonces he podido compartir mis historias en varias cabeceras. Reafirmando a cada artículo que elegí el camino correcto.
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La exfoliación ha estado sometida durante mucho tiempo al juicio popular. Más aún, cuando hablamos de la necesidad legítima de preservar algo tan codiciado como el bronceado con la vuelta a la oficina. Sin embargo, y pese a que ambas realidades son contradictorias, los beneficios de exfoliarnos son tales que no por querer mantener un poco más de tiempo el bronceado debemos renunciar a ello. Nos lo han confirmado las expertas y nos han dado una guía de cómo llevar a cabo este paso para ayudar al máximo a nuestra piel en su adaptación a la vuelta a la rutina.

Lejos del conocimiento popular, los expertos avalan la afirmación a la gran pregunta: ¿Puede el exfoliado quitarnos el moreno? En efecto, así es. La respuesta la encontramos en la funcionalidad básica de este producto: eliminar las células muertas que se encuentran en la capa superior de la piel. «Los exfoliantes rompen las cadenas que unen las células muertas a la piel nueva para que se desprendan más fácilmente», explica Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode. Y este proceso de regeneración implica la eliminación y sustitución de las células de la capa externa de la piel, donde se acumula la melatonina, donde se da el efecto bronceado.

«Lo que consideramos piel bronceada, suele ser tejido envejecido, hiperpigmentado y repleto de células muertas», aclara Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD. «Al exfoliarnos, estamos permitiendo que esa piel más pigmentada o morena se desprenda», añade Patricia Garín, directora dermocosmética de Boutijour.

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Foto: @etniacosmetics

Sabiendo esto, la respuesta más común de la gente suele ser evitar este paso para prolongar el bronceado. ¡Error! «El bronceado sucede cuando nos exponemos al sol al aumentar los niveles de melanina de la piel, pero junto a eso, también baja la hidratación y aparecen cadenas de radicales libres que pueden promover un fotoenvejecimiento cutáneo. Si lo exfoliamos, eliminaremos esa capa exterior y promoveremos que nuestra piel se renueve más rápida y eficazmente, evitaremos que la piel envejezca y prevendremos la aparición de manchas», plantea Raquel González.

El hecho de evitar este paso puede repercutir en la salud de la piel, provocando reacciones acneicas, irritación y dolencias. «Empezaremos a ver que se nos pela la piel si es que ha habido una sobreexposición al sol y un declive en los niveles de hidratación», sostiene Patricia Garín

¿Cuándo comienzo a exfoliar la piel tras el verano?

La exfoliación es una práctica que debe estar presente en la rutina de belleza durante todo el año, puesto que es un proceso a través del cual reseteamos la piel a nivel celular. Si bien es cierto que no hay una ley escrita sobre el número de veces se resume a dos o tres por semana, siempre teniendo en cuenta que la frecuencia depende tanto del tipo de piel como del tipo de exfoliante. 

Esta diferenciación depende de la composición de los productos, tal y como explica Raquel González: «Los exfoliantes químicos con ácidos pueden usarse de una a tres veces por semana, en función de la tolerancia de nuestra piel y de la concentración del producto». En el caso de las pieles más sensibles o cuando se opta por fórmulas con enzimas o PHAs, «la aplicación puede ser incluso diaria, ya que son mucho más respetuosos», apunta. En cualquier caso, siempre recomienda que el mejor consejo que podemos seguir es observar cómo responde la piel y ajustar la frecuencia para evitar irritaciones.

bronceado exfoliación
(Foto: Pexels)

¿Cómo sé qué exfoliante va mejor a mi pie?

La exfoliación es un paso de la rutina facial que difiere en gran parte del resto de los productos que incorporamos en el cuidado de la piel. En este caso, entramos también a valorar otros aspectos más en profundidad, como la búsqueda de resultados, apunta Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8, que, «más que por tipo de piel, prefiero hablar de exfoliantes enfocados a tratar según qué tipo de preocupación»

En este caso centrados en el objetivo de la exfoliación. «Si el objetivo es reducir manchas, tono apagado o arrugas, los alfahidroxiácidos (AHAs) como el glicólico o el láctico son grandes aliados: el glicólico trabaja en profundidad estimulando colágeno y corrigiendo la hiperpigmentación, mientras que el láctico renueva suavemente y, al mismo tiempo, potencia la hidratación», apunta Estefanía Nieto .

bronceado
(Foto: Pexels)

 «En pieles con exceso de grasa, poros dilatados o brotes de acné, el ácido más eficaz es el salicílico (BHA), que penetra en los poros, regula la producción sebácea y calma la inflamación; también el mandélico, por su acción lipofílica, ayuda a descongestionar y equilibrar sin resecar en exceso», explica Mireia Fernández.

 Para quienes notan la piel deshidratada, sensible o con rojeces frecuentes, conviene acudir a exfoliantes mucho más suaves. «Los polihidroxiácidos (PHAs), como la gluconolactona o el lactobiónico, actúan en la superficie de la piel renovándose de forma suave y sin comprometer la barrera cutánea, además aportan luminosidad», subraya Raquel González. 

 Para preservar el moreno, continúa el tratamiento

Hay algo que sí puedes hacer para ayudar a mantener el bronceado y que la piel siga luciendo sana y con esa vibra veraniega y es saber cómo continuar el tratamiento tras el verano. La hidratación, en este caso, juega un papel relevante, ya que una piel bien hidratada tiene una barrera protectora más fuerte y flexible, lo que permite que la piel se regenere y se mantenga un tono uniforme por más tiempo 

piel mojada skincare
(Foto: Pexels)

«Tras exfoliar, la piel queda más receptiva, pero también más vulnerable, así que lo ideal es aplicar tratamientos que calmen, hidraten y reparen la barrera cutánea», explica Mireia Fernández. El paso a paso que nos acerca la experta es el siguiente: Primero un suero y después una crema para sellar el tratamiento. «Recomiendo fórmulas con ácido hialurónico, que devuelve la hidratación perdida, y ceramidas, que fortalecen la función barrera», señala.

Además, activos como la niacinamida es otro de los grandes aliados de la piel «porque reduce rojeces y unifica el tono, mientras que la centella asiática aporta un efecto calmante inmediato. También son muy recomendables el escualano o el aceite de jojoba, que nutren sin saturar. Así aprovecharemos al máximo los beneficios de los exfoliantes».