Tania Pardo es una de esas mujeres que desprenden creatividad y optimismo por los cuatro costados. Desde siempre sabía que iba a dedicarse a algo relacionado con el arte, y después de probar en varias firmas españolas, como Hoss Intropia, decide lanzarse a la aventura de emprender con una firma que se llama como su hija: Jimenas. Una firma made in Spain con personalidad cuya hebilla, su seña de identidad, se inspira en un precioso anillo que su padre regaló a su madre 30 años después de enamorarse de él. Hemos charlado con Tania para que nos hable de pasado, presente y futuro.
Pregunta: Tania, llevabas tiempo trabajando para otras empresas del sector, tenías experiencia pero… ¿cómo es ese día que decides lanzarte a la aventura de emprender?
Respuesta: Emprender era algo que tenía en mente desde hacía mucho tiempo, siempre me imaginaba a mí misma trabajando para una gran empresa o creando la mía propia. Mi naturaleza resolutiva e independiente hizo que la idea de emprender resultara muy tentadora. La decisión de lanzar mi propia marca surgió mientras esperaba para una entrevista de trabajo, sentada en un sofá, en una empresa de calzado española. Al observar cómo trabajaban y que se trataba de un equipo pequeño, sentí que yo podría hacer lo mismo, pero mejor.
P: Sabiendo cómo está el mercado, y todas las marcas existen, ¿cómo decidiste diferenciarte? ¿qué valores sabías que tenía que tener tu marca?
R: Jimenas es una apuesta por preservar los oficios tradicionales, un regreso al pasado con pura artesanía española, pero con un toque de contemporaneidad. Soy extremadamente exigente, especialmente conmigo misma, por lo que cada detalle está pensado y desarrollado al milímetro. No utilizamos hebillas de catálogo compradas en el mercado; invierto una gran cantidad de dinero en desarrollar nuestros propios moldes. Son auténticas piezas de joyería, lo que nos diferencia, ya que muchos optan por abaratar en los metales. Prefiero ajustarme el cinturón y ganar menos antes que renunciar a la hebilla, la piel o la suela que quiero utilizar.
P: Buena estrategia…
R: El proyecto no trata de hacerse millonario, sino de crear piezas especiales, diferentes, de calidad, que nos acompañen durante muchos años, es «lujo silencioso» en el más puro significado de la expresión. Creo que esto se transmite en cada paso que damos con Jimenas, y por eso nuestras clientas, una vez que prueban nuestros productos, se quedan con nosotros.
P:¿Le damos la importancia suficiente al made in Spain?
R: No, creo que no. En general, veo que todavía se prioriza el producto rápido, de tendencia, barato y desechable frente a la calidad y la diferenciación. Prefiero tener poco y bueno a tener mucho y siempre decir «no tengo nada que ponerme». Esto ocurre con armarios repletos de cosas, algunas con la etiqueta puesta, lo cual es gravísimo. Además, fabricar en España no es para todo el mundo. Hay que estar dispuesto a crecer menos y mucho más lentamente. No hay márgenes altos y, hoy en día, se prioriza facturar por encima de tener un proyecto honesto. Solo hay que leer en reportajes especializados en finanzas de moda quiénes son los que más facturan actualmente para entender que esto es una realidad.
P: ¿Dónde y cómo fabricáis?
R: Fabricamos todo en España; para mí, esto es fundamental y da sentido al proyecto. La fabricación de calzado y bolsos se concentra en Elda, Petrel y Elche, mientras que los cinturones se hacen en Valencia. Poco a poco iremos creciendo y ampliando las categorías de producto, pero siempre priorizando la fabricación local.
P: Qué hay en esa ampliación…
R: Tengo un proyecto aspiracional dentro de Jimenas llamado Origins, artesanías del mundo. Mi intención es acercar productos desarrollados por artesanos de diferentes partes del mundo. Por ejemplo, unas cestas que hice con una tribu de mujeres de la Isla de Cebú en Filipinas. Estos productos siempre se basan en mis diseños, pero con trabajos o piezas propias del país escogido y, por supuesto, siempre con materiales y trabajos que no puedan realizarse en España.
P: Jimenas surge porque era un nombre muy especial para ti… ¿cuál es la historia del nombre de la marca?
R: Como buena creativa, los temas burocráticos no me apetecen nada; es la parte que menos me gusta de tener mi propia marca y ser empresaria. Al registrar un nombre, los que me gustaban estaban ya cogidos o se parecían demasiado a otras marcas de moda. Uno nunca sabe todo lo que está registrado hasta que se enfrenta al proceso, y es un auténtico dolor de cabeza. Después de un mes de idas y venidas, mi marido, que es mucho más pragmático que yo, me recordó que había dicho que si algún día tenía una hija, se llamaría Jimena. Me sugirió que, ya que este proyecto iba a ser como mi primer hijo, podría llamarlo así. Además, el calzado siempre viene en pares, por lo que pasarlo al plural tenía más sentido: Jimenas. Al buscarlo, solo encontré una marca de galletas y una de juguetes, ninguna de las cuales se opuso, y me otorgaron el nombre. El año pasado tuve a mi primera hija y se llama Jimena.
P: Uno de los sellos de Jimenas es la hebilla… ¿cuál es su historia?
R: Nací en Ginebra, Suiza. Mis abuelos paternos emigraron allí y mi padre creció en esa ciudad. Conoció a mi madre en una verbena en Galicia, y con el tiempo se casaron y se fueron a vivir a Ginebra. Tanto mi hermano como yo nacimos allí y nos mudamos a España en el año 2003.
P: Todo surge en Ginebra…
R: En Ginebra, había un joyero muy famoso llamado Gilbert Albert, que hacía joyería artesanal con oro. Tenía una forma de trabajar el oro que siempre me llamó la atención, con gotitas y tachitas representadas de una manera muy orgánica. Un día, mi madre, paseando por el centro, vio uno de sus anillos en un escaparate y le encantó. Al llegar a casa, se lo comentó a mi padre, y él se lo regaló en un aniversario. Mi madre me lo regaló para que lo llevara el día de mi boda, y es un anillo muy especial para mí. Quería que todo ese trabajo que forma parte de mi infancia estuviera conectado con mi proyecto, así que todos los metales de la colección llevan el mismo tipo de trabajo artesanal.
P: ¿Cómo fue el primer zapato que diseñaste?
R: El primer modelo se llama Figue, de Figueras. En ese momento, acababa de mudarme a Figueras por el trabajo de mi marido, y sabíamos que estaríamos allí durante un año. Desde la ventana de mi estudio, que era una habitación del apartamento en el que vivíamos, podía ver el museo Dalí. Me parecía importante que una parte de aquello estuviera reflejada en el diseño. Desde esa pequeña habitación con vistas al museo, fui montando lo que hoy en día es Jimenas.
P: ¿Cómo es la mujer Jimenas?
R: Principalmente, la definiría como íntegra y honesta. Sé que puede sonar un poco extraño, pero lo creo firmemente. Realmente tengo una comunidad de mujeres que no merezco; ni en mis mejores sueños podría haber imaginado tener las clientas que tengo. Se interesan por todo, les gusta saber qué hay detrás de cada modelo, valoran la calidad, los detalles, tienen un buen gusto tremendo y me encanta hablar con ellas en redes sociales, me aporta muchísimo. Me hace gracia porque tengo muchas sanitarias en la comunidad y enseguida sé si están de guardia o no por las horas en las que hacen sus pedidos. Diría que lo mejor de montar la marca es que todas estas personas me hayan encontrado, porque no las he encontrado yo sino al revés. El boca a boca nos funciona fenomenal y, gracias a ello, tenemos la comunidad que tenemos.
P: ¿Dónde encuentras la inspiración? ¿Qué o quién te inspira?
R: Me encanta el mundo vintage; a veces creo que vivo un poco en el pasado. Encuentro inspiración en cualquier cosa: en una ferretería bonita que tiene piezas antiguas, en una servilleta de un bar, en una persona que me transmite algo diferente. No sabría decirte de dónde viene, pero realmente tengo la suerte de que las ideas surgen de forma muy fácil.
P: Un look de día… ¿qué te pones y qué accesorios de Jimenas le añadirías?
R: Soy muy de vestido desde hace años y ahora que estoy en una talla que no es la mía, mucho más. Es como me siento más favorecida y cómoda. No me gusta complicarme la vida; ya tengo que tomar ochocientas decisiones al día en mi empresa, por lo que parece que siempre voy uniformada. Lo mismo me pasa cuando voy a comer o cenar fuera: no me gusta escoger de la carta. Desde que emprendí, mucho más; la mayoría de las veces simplemente espero para poder decir «lo mismo» (ríe). Un look de día, por ejemplo, hoy llevo un vestido de Maravic, un sombrero de Nana Golmar, las sandalias Pepa, la bandolera Jimena, mi pulsera de Simuero y pendientes y anillo de Cristina Junquero.
P: ¿Y un look de noche?
R: Un kimono de Eiko Ai, una sandalia Sareta en color fumé, un cubito, mi pulsera de Simuero y pendientes cascada de perlas cultivadas que diseñé en colaboración con Philomena.
P: ¿A quién te gustaría ver con unas sandalias y un bolso tuyo?
R: Me encanta Julia Roberts, sé que no es un perfil de moda como tal pero soy su mayor fan. Si algún día la veo de Jimenas, creo que me dará un síncope.
P: ¿Tienes algún mantra que te repitas cuando necesitas, algún día, pisar fuerte?
R: La verdad es que no, me encantaría decir que sí porque queda muy chic. En el día a día, simplemente me digo a mi misma »tú puedes hacerlo y si no, tienes que conseguirlo, hay que seguir hasta que pase».
P: ¿Sueños por cumplir…?
R: En cuanto a Jimenas, mi objetivo es continuar creciendo de manera gradual y segura, como lo hemos hecho hasta ahora. Quiero internacionalizar la marca y formar un equipo feliz con el que pueda delegar responsabilidades, así puedo dedicar la mayor parte de mi tiempo a lo que realmente me apasiona: el diseño. En cuanto a mi vida en general, mi sueño es tener tiempo. No me visualizo como una empresaria súper ocupada, constantemente al teléfono y viajando sin cesar; eso es lo último que deseo. Más bien, me gustaría tener tiempo para mis seres queridos, dedicarme al diseño y disfrutar de la vida. Ese es mi verdadero sueño.