Echando la vista atrás podemos encontrar un tiempo en el que las blusas con lazo lo fueron todo en la industria de la moda. Detrás de su simbolismo: la pura elegancia. Y al frente de sus looks, rostros referentes en el mundo de la moda, como Yves Saint Laurent o Carolina de Mónaco. Y cuando creíamos que el estilo coquette había sido superado por el tiempo, reaparece la Reina Letizia para devolver al foco mediático este clásico.
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Siempre ‘royal’, siempre elegante
Muchas veces cuando hablamos de prendas merece la pena retomar su historia para saber cuánto aporta a quien la lleva. Más aún cuando tenemos en cuenta ambos contextos y la seriedad que suponen este tipo de visitas oficiales. Donde el vestuario adquiere un carácter de lenguaje visual cargado de significado. Ahora bien, empezamos.
A la blusa lazada al cuello se la conoce por muchas noches. De hecho, también podemos referirnos a ella como la blusa con lazo pussy-bow. Pero lo que pocos saben es que es una de esas prendas que adquirió un simbolismo único y marcó una revolución en códigos de moda, en lo que a estilo y revolución social se refiere.

Pero para encontrar su verdadero origen debemos remontarnos a los años 30, con la entrada de las mujeres en el mercado laboral. Un mundo en ese contexto principalmente masculino en el que y a los códigos de vestimenta de los despachos. Lo que en masculino se entendía como corbata, en femenino se vestía con una blusa lazada al cuello. Proporcionando estatus, seriedad y credibilidad. En definitiva, un golpe sobre la mesa (en términos estilísticos).
Si bien es cierto que ganó popularidad cuando firmas de alta costura, entre ellas Chanel, Yves Saint Laurent y Givenchy, adquirieron esta prenda a sus colecciones para vestirla con aires más sofisticados. Aunque fue la Primera Ministra británica Margaret Thatcher.

Fue ella quien dio a esta prenda el estatus que hoy tiene. Principalmente porque hizo de la blusa de lazo parte de su uniforme político. Un guiño a medio camino entre la elegancia y la imposición de poder al frente del Gobierno Británico.
Un clásico en su armario
Sabiendo este contexto podemos entender un poco más el por qué la reina y su estilista no pudieron estar más acertadas en la elección de esta prenda para la visita oficial a Mauthausen. Siguiendo su estilo predilecto para combinar esta pieza, optó por un traje de pantalón, jugando con los contrastes entre blanco y negro.
De hecho, no es la primera vez que la vemos lucir este tipo de blusas en las visitas oficiales, pero en todas ellas coincide en combinar la blusa lazada con traje. Tampoco debemos irnos muy atrás en el tiempo, sólo a enero de este año. La apuesta fue una blusa blanca combinada con un traje azul y otra de las prendas del momento: los mocasines negros.

También durante la visita de los los deportistas olímpicos y paralímpicos participantes en los Juegos Olímpicos de París 2024, la monarca eligió un traje granate con un lazo en negro. Un aire más sofisticado, apostando por una mayor sobriedad en la gama de colores.

Estas blusas, además, están disponibles en el catálogo de diferentes firmas, ofreciendo un gran abanico de posibilidades para cada gusto.

Givenchy – Blusa de seda con moño fruncido: 17.540 €

Chanel – Capa crêpe de seda: 11.600 €

Zara – Blusa estampada de cuello subido con lazo: 28 €

Mango – Blusa textura lazada: 35,99 €