Si echamos la vista atrás y retrocedemos al siglo XX, la moda masculina sufrió una gran transformación y empezó a haber unos estrictos códigos de etiqueta y protocolo, predominantes sobre todo durante la primera mitad de siglo. Es en esta época, desde principio de siglo hasta los años 30 (la denominada Belle Epoque y ‘Los dorados años 20’), en la que nos centramos en el artículo de hoy. Una época caracterizada por el alto nivel económico y social en Estados Unidos y cuando la ropa es la manifestación más clara de la vida de la gente adinerada. El hombre elegante debía vestir siempre chaqueta.
Trajes tweed para ir a trabajar, sombreros, corbatas… Predominaba el azul marino, gris y marrón, a rayas o lisos y de lana o franela clásica. Las chaquetas estrechas en la cintura y los pantalones no demasiado holgados. El pañuelo en la solapa era un must y el zapato en marrón, gris, negro o blanco.
En la década de los años 30 entre la moda masculina se popularizó el traje de rayas, muy común entre los gánster de la época, y se empezó a llevar la chaqueta cruzada y otros estampados como los cuadros o la pata de gallo.
A finales de la década de 1940 se impuso la denominada línea ‘V’, en la que la ropa de los hombres era más ancha en la zona de los hombres y más estrecha en las caderas. En esta década, la moda masculina recibió un nuevo impulso. El sombrero era casi obligatorio y debía combinarse con el traje.
«El golf es engañosamente simple e infinitamente complicado; satisface el alma y frustra el intelecto. Es al mismo tiempo gratificante y enloquecedor, y es sin duda el mejor juego que la humanidad haya inventado jamás». Esta frase es obra del ilustrador Joseph Christian Leyendecker (1874-1951), de quien también es la ilustración bajo estas líneas.