Hay una corriente en decoración que lleva años susurrándonos al oído, entre flores silvestres, manteles de lino y muebles con historia, y que en 2025 vuelve a levantar pasiones: el cottagecore. Una estética que nació como respuesta al ritmo frenético de la vida moderna y que hoy se cuela en los hogares para devolvernos la calma, lo artesanal y el encanto bucólico de las casas de campo inglesas. Pero ¿de dónde surge exactamente, por qué ha resurgido con tanta fuerza y cómo podemos adaptarla (sin parecer escapados de una novela victoriana) a nuestro propio hogar? De todo eso, y de su magia cotidiana, hablaremos aquí.
De dónde viene esta tendencia en decoración
El término cottagecore viene de unir cottage (cabaña, casita de campo) con core (como en esencia o núcleo) para crear una estética que idealiza la vida rural. La inspiración decorativa llega directamente desde las cabañas de la campiña inglesa, con su madera maciza, los papeles pintados florales y los muebles antiguos cargados de historia.
Aunque sus raíces visuales son más antiguas, la nostalgia bucólica ha sido parte del arte y la cultura durante siglos, el cottagecore como movimiento estético moderno se popularizó especialmente durante la pandemia.

La ralentización obligada, el confinamiento y el deseo de evasión llevaron a muchas personas a buscar ese refugio mental en un estilo que promovía lo acogedor, lo rústico y lo hecho a mano.
Además, este movimiento no es sólo decoración: es una filosofía de vida. Se entrelaza con valores como la sostenibilidad, lo artesanal y la vida lenta (slow life), en un rechazo al ritmo urbano acelerado.

¿Está de moda en 2025? Spóiler: sí, y con fuerza
Lejos de ser una moda pasajera, el cottagecore vive un revival muy potente. Según fuentes recientes, ha destronado al minimalismo clásico en muchos hogares, especialmente porque sus ambientes ricos en textura y calidez compiten con la frialdad del estilo limpio y vacío.
Diseñadores e interioristas apuntan a un cottagecore modernizado: usan la base tradicional (madera, papel pintado, tejidos) pero la reinterpretan con una paleta más saturada o con piezas con personalidad. Por ejemplo, el maximalismo controlado, con un toque inglés, está muy presente: estampados florales, terciopelos, cuadros vichy, y un juego muy rico de materiales que hacen que cada rincón cuente una historia.

Claves para adaptar el ‘cottagecore’ a tu hogar
Vale, vale, suena maravilloso, pero ¿cómo traes esa vida campestre romántica a tu piso de ciudad (o a tu casa sin necesidad de invertir una fortuna)? Aquí van algunas ideas prácticas:
- Empieza con pequeños toques. No hace falta redecorar todo el piso de golpe. Puedes comenzar exponiendo tu vajilla heredada en estanterías, poniendo jarrones con flores silvestres, o usando lámparas de mimbre para dar ese aire natural sin saturar.

- Paleta de colores suaves. Lo ideal es apostar por tonos pastel o neutros: cremas, beiges, verde salvia, rosa empolvado o azul grisáceo. Luego, si quieres, puedes añadir acentos más vivos, como mostaza o burdeos para contrastar.
- Textiles con historia. Tejidos naturales como lino, algodón o lana son esenciales. Sobre eso, los estampados florales, los cuadros vichy, el patchwork o los bordados artesanales refuerzan el carácter bucólico.

- Papeles pintados que cuentan historias. El papel pintado con flores, rayas o motivos campestres puede transformar por completo una pared. Es una de las piezas más icónicas del cottagecore.
- Muebles con peso y encanto. Prefiere madera maciza, mimbre, piezas vintage o recuperadas. No importa si no todo encaja a la perfección: parte del encanto es esa sensación de casa vivida, con objetos que han sido usados y tienen carácter.

- Detalles artesanales y decorativos. Jarras, cestas, flores secas, velas, manteles bordados… esos pequeños detalles hacen que el ambiente se sienta auténtico.
- Naturaleza siempre presente. Plantas, flores frescas o secas, ramas o incluso hierbas en macetas: todo suma para evocar ese aire campestre. La naturaleza es clave.

- Iluminación cálida y relajada. Lo ideal son luces suaves: lámparas de cerámica, pantallas de tela, velas… Que inviten a la calma y al recogimiento.

