Esta es la mansión de ‘Saltburn’ que, casi seguro, nunca podrás visitar
Fijarse en los detalles es algo importante, puesto que puede que nos estemos perdiendo grandes cosas. El Gran Gatsby fue todo un ejemplo. Una película que se desarrolla sobre dos escenarios, una gran mansión y una pequeña casa de campo. La gran mansión tenía escalinatas imponentes, una gran biblioteca e incluso un majestuoso jardín donde se celebraban las mejores fiestas. La casa pequeña estaba llena de detalles campestres y una decoración inspirada en el campo. Pocas son las películas que destacan por ello, pero hay una que cerró el 2023 y que hizo famosa una mansión, un jardín y una historia. Entramos en la mansión de la película Saltburn.
Escrita y dirigida por Emerald Fennell, a quien conocimos primero como Camila Parker Bowles en las temporadas tres y cuatro de The Crown y, después, admiramos como guionista y directora en una de las películas sorpresa de 2020 (plena pandemia), Una joven prometedora, en Saltburn ha conseguido enganchar al espectador a través de una sátira social.
Para quien no la haya visto, antes de adentrarnos en materia, vamos a explicar un poco el resumen de la misma. Oliver, interpretado por Barry Keoghan, es un nuevo estudiante en la Universidad de Oxford. Al llegar se enamora de un compañero rico de su residencia, el tipo más popular, Félix, al cual le da vida Jacob Elordi. No tardó mucho en hacerse su amigo y este último le invita a pasar el verano en la mansión familiar, una increíble casa de campo de la nobleza inglesa, Saltburn. Allí se encuentra con sus familiares y amigos, donde vivirá una historia, cuando menos, surrealista.
La mansión Saltburn es, en realidad, Drayton House, una casa solariega en Northamptonshire, que nunca habíamos visto en cine o televisión, una pieza clave para la directora del largometraje. Aunque ya lo estemos pensando, esta no es como la mansión de Los Bridgerton o Downton Abbey, puesto que es una propiedad privada y no se puede visitar.
Drayton House
La historia de Drayton House se remonta al siglo XIV, cuando se construyó originalmente como una mansión para la familia Drayton, con 127 habitaciones. A lo largo de los siglos, la propiedad cambió de manos varias veces y fue testigo de eventos significativos. Desde la época de la Reina Isabel I hasta la Guerra Civil Inglesa, Drayton House ha sido testigo silencioso de épocas turbulentas y momentos de esplendor.
En el siglo XVII, la mansión fue adquirida por la familia Fermor, cuyo patrimonio y estatus social quedaron reflejados en las renovaciones y expansiones realizadas en la propiedad. Los Fermor desempeñaron un papel vital en la transformación de Drayton House, para convertirla en la obra maestra arquitectónica que es hoy. Con el tiempo, la mansión pasó por diversas restauraciones y renovaciones, cada una preservando la esencia de su rica historia. La última gran reforma se hizo en el siglo XVIII, cuando pasó a las manos los Sackville, que continúan siendo los propietarios actuales.
Cuando te adentras en la mansión, lo primero que encuentras es un gran despliegue de opulencia, que respira una mezcla de novedad con historia. Los interiores están adornados con muebles antiguos, tapices finos y obras de arte que narran la historia de la aristocracia inglesa a lo largo de los siglos. La grandiosidad de los salones, las chimeneas ornamentadas y las detalladas molduras en el techo transportan a los visitantes a una época de un esplendor pasado.
Uno de los aspectos más destacados del decorado es la famosa Galería de los Fermor, una sala de dimensiones monumentales que alberga una espectacular colección de retratos familiares, tapices antiguos y muebles suntuosos. Cada rincón de Drayton House cuenta una historia, desde las habitaciones íntimas hasta los majestuosos salones de baile.
Historias de fantasmas
Tampoco se queda corta en extravagancias y leyendas. La mansión está salpicada de historias de fantasmas y relatos misteriosos que han perdurado a lo largo de los años. Quienes tuvieron la oportunidad de visitarla cuentan experiencias de encuentros paranormales en los pasillos silenciosos y habitaciones oscuras, lo que añade un toque de intriga a la visita.
Una de las grandes obras de arte del espacio, no está dentro de esta mansión de Saltburn, sino que se encuentra en los jardines. Los laberintos de setos, las fuentes ornamentales y las esculturas antiguas ofrecen a los visitantes un refugio tranquilo para explorar, proporcionando una experiencia que trasciende lo simplemente visual.