Esta es la casa de 35 millones que el Príncipe Andrés se niega a abandonar tras perder privilegios reales
El movimiento del drama Andrés de la Familia Real británica ha dado un nuevo paso: el Príncipe ha sido oficialmente obligado a abandonar la Royal Lodge. Tras numerosos escándalos que obligaron al Príncipe Andrés a anunciar a finales de la semana pasada su retirada oficial de la corona, el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson deberán dejar la que ha sido su vivienda durante más de quince años. Un drama que arrastra más de una década de escándalos y que deja, en un estado pésimo, una de las joyas del legado Windsor.
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La decisión está tomada: Andrés ya dejará de ser mencionado como Príncipe. La decisión, según ha asegurado una fuente de Palacio al diario The Guardian, viene directamente del Rey Carlos III, «El monarca quiere proteger la institución y cerrar de una vez este doloroso capítulo«, dictaba el manifiesto publicado en el periódico. Pero la montaña de razones que ha sacado al Príncipe Andrés de la que ha sido su vivienda por más de 15 años está compuesta por muchos otros granitos.
Centramos la atención en el que atañe las últimas sacudidas de esta figura, y fue como consecuencia de su relación con Jeffrey Epstein, un magnate financiero y delincuente sexual estadounidense que guardaba lazos con el Príncipe. Incluso inspiró al largometraje de Hollywood, La gran exclusiva, que cuenta la historia de cómo las periodistas de ‘Newsnight’ consiguieron la famosa entrevista con el príncipe Andrés hablando sobre su relación con Epstein.
Pero el drama del caso Epstein no cesa, puesto que recientemente salieron a la luz nuevos correos que, no sólo probaban la relación entre ambos, sino que delataban el papel del príncipe Andrés dentro de la trata de menores. Estas acusaciones se deben a un mail donde el propio Andrés escribía «estamos juntos en esto».
A ello se suma el compromiso y la responsabilidad que el entonces Príncipe Andrés firmó tras entrar a vivir allí. Incluido el hecho de que debía pagar un alquiler, según ha revelado Daily Mail. Aunque los detalles del contrato se los debemos a The Times. Recientemente publicó que el contrato de su residencia en Royal Lodge estipulaba que tenía que abonar una cantidad inicial de un millón de libras como fianza y 7,5 millones para las reparaciones. Valor al que se le sumaba un alquiler mensual bastante reducido teniendo en cuenta las características de la propiedad. Se ve que hizo caso omiso del acuerdo, ya que la vivienda actualmente se muestra en un estado bastante descuidado y nunca se volvió a ver una mensualidad de esa cantidad.
Pero el escándalo continúa y más aún tras haberse conocido la condición que han puesto para abandonar la Royal Lodge: que les entreguen dos casas a cambio. No una, sino dos. Porque, pese a vivir juntos, el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson se divorciaron en 1996 aunque las adversidades económicas les llevaron a volver a compartir techo poco más de 10 años después. Eso sí, a la hora de pedir dos residencias se resguardan en que necesitan preservar la intimidad de cada uno y vivir cerca de sus hijas.
Por sorprendente que parezca, y para poner cartas en el asunto, fuentes cercanas a la Casa Real hablan ya de dos residencias. Por un lado, Frogmore Cottage, la antigua residencia de Harry y Meghan Markle; además de Adelaide Cottage, donde vivieron el Príncipe Guillermo y Kate Middleton.
Todavía se desconoce cuál será la decisión final, pero sí que cada día que pasa es un día en el que están más cerca de abandonar Royal Lodge. Algo insólito teniendo en cuenta que se trata de una de las propiedades más lujosas de la corona británica, situada en la finca Windsor y valorada en más de 30 millones de libras, unos casi 35 millones de euros.
Royal Lodge, el hogar de la reina madre
Podríamos conocer gran parte de la historia de la Corona británica a partir del significado y la importancia de cada una de sus viviendas. Incluida la historia más oculta, esa que edifica los pilares de la Royal Lodge. Lo cierto es que si indagamos en el origen de esta propiedad no podemos encontrar una gran historia.
Empezó a situarse en el mapa de la Familia Británica a raíz de que el rey Jorge IV convirtiese esta «casa de guardabosques», que era su uso original, en un auténtico palacio al estilo inglés. De la mano del arquitecto John Nash (quien también participa en la reforma del Buckingham Palace. Pasó a ser una oda al estilo arquitectónico inglés, albergando ahí las extravagantes carreras de Royal Ascot. Pero años después quedaría prácticamente abandonada hasta convertirse en residencia oficial de la realeza. Pero mucho antes de ser el hogar el Príncipe Andrés, lo fue de Isabel Bowes-Lyon, conocida como la reina madre.
Nunca estuvo predestinada a ocupar ningún papel significativo en la corona británica, más que el de uno de los nombres del árbol familiar de esta dinastía. Pero el entonces rey Eduardo VIII tenía otros planes para ella porque, tras abdicar por amor y para poder llevar a cabo su matrimonió, abdicó del trono para cederlo a su hermano (y marido de la reina madre) Jorge VI.
Pues bien, poco después de ceder sus funciones como reina a su hija Isabel II tras la muerte de su marido, hizo de Royal Lodge su vivienda oficial. Y así lo fue hasta su fallecimiento, en la propia residencia, en el año 2002. Esta vivienda se eleva en un terreno de 40 hectáreas ubicada en los tranquilos jardines del Windsor Great Park.
Magnitud que se traslada al interior en cada una de 30 habitaciones. Entre ellas encontramos hasta 7 dormitorios, grandes salones y estancias comunes. Además, cuenta también con capilla propia y con una residencia separada para el personal de servicio. Pero más allá de eso, también ha sido escenario de numerosos encuentros de la Familia Británica. Un lugar de encuentro cuyo futuro se encuentra a día de hoy en el punto de mira de los británicos.