La Universidad Europea define las artes escénicas como manifestaciones artísticas que requieren de escenografía. Ese espacio capaz de construir narrativas en torno a los personajes, la historia y el público. Pues bien, con esta primera idea podemos acercarnos a la definición con la que Jesús Donaire interpreta la arquitectura dentro de un museo. «Dentro de la institución, la arquitectura tiene que crear la narrativa que ayude a comunicar mejor el contenido del museo. Todo esto arranca desde la concepción del espacio».
Junto a su socia, María Milans del Bosch, conforman el estudio Donaire Milans Arquitectos, encargados del proyecto de rehabilitación del Museo Nacional de Artes Escénicas de Almagro, inaugurado el pasado 27 de marzo. Nos hemos sentado a hablar con ambos sobre los detalles y los retos de dar una nueva vida a este proyecto.
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Jesús y María se conocieron en 2007 en Nueva York, mientras cursaban un máster de arquitectura. Aunque sus caminos se entrelazaron tras la pandemia, para dar forma al mercado de Abastos de Sanxenxo. Desarrollando proyectos entre lo público y lo privado. «Nos sentimos cómodos en esta dinámica híbrida entre viviendas y centros culturales», apunta Jesús.
Aunque es en este último campo donde situamos su proyecto más reciente en ver la luz: el que ha reconfigurado la narrativa entre el arte y los ciudadanos en el interior del MNAE, que reabrió sus puertas para dar la bienvenida a una renovación visual, arquitectónica y conceptual.

«La arquitectura tiene que crear la narrativa que ayude a comunicar mejor el contenido del museo»
Podríamos resumir de la mano de Jesús y María el proyecto del Museo como una obra teatral, perfectamente orquestada por su directora Beatriz Patiño. Una narrativa que parte de un diálogo que, desde el primer momento, sentó en una mesa redonda a un consejo de sabios (cada uno en sus respectivos campos), dispuestos a dar con los códigos que generan una narrativa contemporánea en el museo.

Junto a ella, otra de las grandes figuras que ambos arquitectos destacan es el comisario del MNAE, Ángel Martínez Roger. «Hemos trabajado con él para entender las necesidades del proyecto y poder darle forma conjuntamente. Gracias a la figura del comisario hemos conseguido que la arquitectura apoye a la obra expuesta en la creación narrativa del espacio para generar su discurso, y viceversa».
Hoy, se enorgullecen de poder afirmar como «siendo un museo nacional y pequeño, hemos conseguido darle un aire de museo internacional con muy pocos medios», realza María.
«Quisimos dejar un lienzo en blanco para que el museo pudiese exponer su obra»
Aunque hablemos de rehabilitación, ambos coinciden que la intervención espacial del MNAE ha sido mínima. «En este proyecto, nos encontramos algo muy curioso. Estábamos con un edificio rehabilitado en 2002, que se había quedado obsoleto estéticamente y en términos prácticos de museografía», señala María. Partiendo de una base conjunta en la que «todos, desde el comisario hasta Inés Atienza, la diseñadora gráfica, hemos apostado por una limpieza general, tanto de la identidad como del espacio», desvela Jesús.

Cuando entraron en el proyecto, «había una dicotomía entre espacios de triple altura y los de las salas, con los techos bajos. Sabiendo que la obra era tan heterogénea, queríamos hacer cosas lo más ligeras posibles para intentar ganar amplitud», desvela María.
«En este tipo de proyectos públicos necesitas jugar con lo que tienes: abres huecos, pintas paredes y, con muy poquito, consigues darle un nuevo aire al espacio»
En este tipo de proyectos públicos «tienes que privarte de la frivolidad y necesitas jugar con lo que tienes: abres huecos, pintas paredes, apomazas el suelo y, con muy poquito, consigues darle un nuevo aire al espacio», subraya Jesús. De ahí que parte del éxito de este proyecto resida en la obtención de soluciones con cambios mínimos.

Por eso parte de la rehabilitación del museo podemos entenderla a través de la reconfiguración de los elementos que ya se encontraban en el edificio. Buscando generar nuevos conceptos a través de los recursos existentes y creando un «lienzo en blanco» a través del uso de materiales nobles y de buenas calidades. «Si trabajas con la madera, la piedra, el acero o el vidrio, te vas a equivocar muy poco», añade Jesús.
«No se trataba de conseguirlo todo, sino de ser más radicales en las ideas originales del edificio»
El cambio más significativo y que ha dotado de una mayor superficie de exposición y una circulación coherente del recorrido a través de la muestra se encuentra alrededor del cubo y en la escalera principal. «La circulación alrededor del cubo parecía algo complicada y por eso se decidió cambiarlo. Por eso, no teníamos que intentar conseguir todo, sino ser más radicales en las ideas originales del edificio«.

«Antes, al entrar el visitante se encontraba con dos escaleras que ascendían a ambos lados del cubo central del espacio. Decidimos eliminarlas para ganar dos espacios de doce metros de altura donde poder exponer nueva obra. Y reubicar la escalera donde se encontraba la escalera principal, alejada del cubo», explica Jesús.
Otro de los grandes cambios de la entrada principal se encuentra en el gran graderío que han creado «donde antes no había más que unas escaleras más estrechas, ahora puedes sentarte frente a una gran pantalla que detiene el primer paso del recorrido del Museo», explica María. Donde el espectador interactúa con un vídeo creado por Álvaro Luna que recoge una muestra centrada en las artes escénicas del siglo XXI.

Aprovechando el hueco resultante de la anterior obra para crear una secuencia de ventanas que «generan miradas cruzadas» entre unos espacios y otros. Generando una concepción teatral que juega con la superposición de salas «a través de un recorrido en el que los huecos que hemos creado te ubican y te ayudan a saber dónde estás».

«Juan Gómez Cornejo, Premio Nacional de Iluminación de Teatro, ha diseñado la luz general»
Paradójicamente, avanzar en el recorrido de este museo supone dar pasos atrás en el tiempo. Precisamente en las salas destaca otro de los nombres propios del proyecto: Juan Gómez Cornejo, Premio Nacional de Iluminación de Teatro: «Él ha diseñado la iluminación general, con el reto de los techos bajos, haciendo uso de los medios de los que ya disponía el MNAE», recalcan. .
Más adelante también podremos ver florecer otro de sus «grandes proyectos», como lo define Jesús, con la rehabilitación y ampliación de la Academia de España de Roma. «Es el único edificio protegido de España fuera de sus fronteras porque tiene dentro el Tempietto del Bramante», el origen del renacimiento italiano. Aún quedan un par de años para ser testigos de esta obra, pero nos mantendremos atentos a sus avances.