Sicilia, tierra de arte, de cultura y de gran importancia arqueológica. Es en ella donde encontramos la gran mayoría de los testimonios que dejaron fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, normandos, árabes, franceses y españoles. Es la séptima isla europea más grande y la mayor isla del Mediterráneo. Paseando por sus calles, fácil es encontrarse con magníficas y sorprendentes obras de arte, y es que en Sicilia la cerámica es un orgullo, por ello no dudan en lucirla en toda su exuberancia, ya sea en sus balcones, fachadas de las casas, escalinatas, habitaciones o mesas… Entre estas cerámicas, la más característica es la Testa di Moro, también conocida como ‘Graste’ o cabeza siciliana, la cual ha enriquecido los balcones de los sicilianos durante siglos. Seguramente en alguna ocasión hayas tenido la oportunidad de atisbar una de estas cabezas coloridas decoradas con flores, en vivo y en directo, o quizás a través de la famosa serie de ‘The White Lotus’, pero ¿alguna vez te has preguntado de dónde proceden? Hoy te contamos la desoladora historia de la Testa di Moro, emblema decorativo de Sicilia.
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La tradición de la Testa di Moro, o cabeza siciliana, es milenaria. Muchos artistas se han inspirado en su leyenda para crear verdaderas y exclusivas obras de arte.
Su historia tiene dos protagonistas: un joven sarraceno y una chica siciliana. Cuenta la leyenda que allá por el año 1100, cuando los árabes dominaban la isla, había una joven y bella palermitana quien pasaba sus días en soledad, dedicando su atención al cuidado de las plantas de su exuberante balcón. Un día, un joven sarraceno se enamoró perdidamente de ella y, trepando hasta el balcón, declaró abiertamente su ardiente pasión.
La joven, acostumbrada a los interminables días en solitario, quedó profundamente impresionada por esta promesa y correspondió los sentimientos del joven entregándose a él.
Poco tiempo después, la joven y hermosa siciliana descubriría que su amante escondía un secreto, ya que su corazón no había sido entregado completa y libremente a ella, sino que pertenecía a su respectiva esposa e hijos, quienes le esperaban en el Este.
La doncella se sintió devastada y llena de rabia ante semejante traición, por lo que decidió dejarse llevar por la venganza…
Durante la noche, mientras todo Sicilia dormía plácidamente, la joven golpeó mortalmente a su amante, para posteriormente cortarle la cabeza y crear con ella un jarrón, dentro del cual colocaría un brote de albahaca, para poder eludir los olores de la putrefacción que acompañan a la muerte.
La planta de la albahaca proviene del griego ‘Basileo’, que significa ‘Rey’, y la siciliana, conocedora del significado de esta planta, a pesar del terrible acto cometido, seguía cuidando del jarrón como si fuera su propio monarca.
Decidió colocar la cabeza en su balcón, dedicando cada momento del día a su cuidado y mimo. Y la albahaca creció y creció, hasta hacerse enorme y desbordar el balcón.
Los vecinos pronto sintieron envidia del jardín de la joven siciliana y mandaron fabricar macetas de terracota con las mismas características que la que la joven cuidaba con tanto cariño.
Hoy, la Testa di Moro, por excelencia, lleva una corona en memoria del protagonista de la triste historia.
En la actualidad, la popularidad de la Testa di Moro ha escapado sus fronteras, convirtiéndose en objeto de deseo por todo Europa, el adorno de moda. Policromados, esmaltados en blanco, tradicionales, en versión moderna…
A día de hoy podemos ver distintos diseños de la Testa di Moro en hoteles; como objeto decorativo en hogares o restaurantes; como protagonistas decorativos en series, como en ‘The White Lotus’… Y también en el mundo de la moda, prueba de ello es la colección de Dolce & Gabbana.