Si hubiésemos contado a nuestros antepasados que un día sería posible volar entre ciudades y continentes, jamás lo podrían haber imaginado. ¿Y nadar en el cielo? Aunque suene descabellado, el lujoso complejo Embassy Gardens lo ha convertido en posible de la mano de Eckersley O’Callaghan y HAL Architects. Una nueva proeza de la ingeniería que conecta ambas torres del edificio en el que se encuentra a 35 metros de altura. Así, la ciudad de Londres presume de tener una de las primeras piscinas flotantes del mundo, la London Sky Pool.
Nadar en el cielo
Una piscina cristalina con 25 metros de longitud ha sido la manera de presentar una nueva forma de sumergirse, para aquellos que no quieran «poner sus pies sobre la tierra».
La renovada zona de Nine Elms ha presentado este proyecto en una de las zonas más privilegiadas de la ciudad en la que conviven ocio y negocios, y que ya ha dado la vuelta al mundo. Además, se ha convertido no hace mucho en el nuevo barrio de moda; lugar en el que se encuentran organismos como la Embajada de EEUU, o la filial de Apple.
La London Sky Pool es una nueva manera de visitar a tus vecinos o de darte un chapuzón experimental. Su estructura ha sido sometida a numerosas pruebas previas, que hicieron que viajase por todo el mundo desde Colorado hasta la ciudad. Pasando por Texas o Amberes. Su inspiración, como podemos observar, proviene de algunos de los acuarios más increíbles del mundo, y se ha fabricado con material acrílico de gran resistencia.
Desde la London Sky pool
Darse un chapuzón en esta piscina es toda una experiencia única; pues desde este lugar es posible disfrutar de los mejores atardeceres por su altura. O visualizar el célebre London Eye desde otra perspectiva diferente a la que acostumbramos.
