Casas

Así era la espectacular casa de Frank Gehry, diseñador del Guggenheim, cerca de la playa de Santa Mónica

(Foto: COOLthelifestyle)

Frank Gehry era el guardián de la arquitectura en la época contemporánea hasta hace unas horas, que fallecía a los 96 años. Su mente revolucionaria creó algunos de los monumentos arquitectónicos que siguen vivos y son referentes, como el museo Guggenheim de Bilbao o el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles. Pero de entre todos sus trabajos, hay uno que destaca y que tenía un valor especial para él. Se encuentra en Santa Mónica y él mismo lo bautizó como la Gehry Residence, un símbolo eterno que hizo que el genio se cuestionara cada forma en la que trabajaba. Nos adentramos en ella. 

(Foto: Frank Gehry)

Aunque el canadiense creaba líneas para construir obras hegemónicas a lo largo del mundo, su casa revelaba su faceta más íntima. Aquí no buscó deslumbrar ni complacer a nadie, sino que lo que construyó fue una declaración personal, un gesto de libertad absoluta frente a la arquitectura convencional.

Corría el año 1977 cuando Frank Gehry y su mujer compraron esta propiedad en una de las zonas más privilegiadas de Los Ángeles, con un estilo colonial holandés y bastante sencillo. Realmente era un bungalow como tantos que se construían en esos típicos vecindarios estadounidenses. Pero el arquitecto canadiense vio en esa casa una oportunidad para explorar ideas que después definirían su carrera. En 1978 decidió darle una vuelta y, con una remodelación radical, su vida entera cambiaría. En definitiva, no demolió lo que existía, sino que lo envolvió… Literalmente.

(Foto: Getty)

De esta manera nació la Gehry Residence, una composición en la que la casa original asoma tímidamente desde el interior, mientras esa piel nueva y metálica que creó la abraza como si formara parte natural de la construcción. Con planchas de metal, mallas, cubos de vidrio y vigas expuestas, la casa no buscaba ser bonita… Lo que el canadiense quería era que fuese una obra honesta. Algo muy disruptivo para la época y que muchos calificaron de «atentado visual», pero lo que nadie sabía era que formaría las bases con las que otras obras vieran la luz y que su nombre sería estudiado en los libros de arquitectura.

(Foto: Getty)

La luz era un elemento primordial que se buscaba y, por ello, en varios espacios, los ventanales lo permitían. Aunque viendo los interiores, lo que realmente se contemplaba era un juego con las sombras, que hacía del lugar algo curioso. La madera se posiciona como protagonista, dando un toque natural, que se alternaba con las formas rectas y una ausencia de curvas en el diseño.

(Foto: Getty)

La cocina cuenta con un aire vintage, pero con sencillo suelo de asfalto, mientras que la sala de estar está en el centro de la casa original, ahora separada de la fachada. Otro de los detalles que se observa es un marco de cristal angulado, construido con montantes de madera, que crea una gran ventana sobre la cocina, de modo que la luz invade esta y a su vez llega hasta la sala de estar. El intenso sol de California ofrece luz más que suficiente para llenar ambas habitaciones.

(Foto: Getty)

Lo que Frank Gehry quería era crear un mundo propio, algo que se saliera de lo normal y desdibujara los límites de la arquitectura y los roles de lo clásico que se habituaba en la época. En el fondo es un trabajo que se mueve en los límites difusos entre lo construido y lo deconstruido. Como bien afirmó el arquitecto: «Mi casa no se podía construir en cualquier lugar, pero en California, debido a su clima, se podía hacer con un solo cristal. Y yo estaba experimentando con los materiales que se utilizan aquí. Tampoco es una técnica de construcción cara. Decidí usarlos para aprender el oficio, para tratar de averiguar cómo usar esos materiales, esa fuerza». Aunque no se sepa el precio por el que se podría vender, otras construcciones del mismo han salido al mercado por cerca de 18 millones.

(Foto: Getty)

Aunque Frank Gehry ya no esté, lo que ha dejado es un legado atemporal e inmortal que no cansa, que sigue deleitando la vista de cada uno de nosotros mientras lo observamos.