Poner punto final a la violencia de género es como aprender a caminar de nuevo. Las supervivientes del maltrato dan un vuelco a sus vidas cuando comienzan desde cero. Pero, en muchas ocasiones necesitan la ayuda de profesionales que reorienten su camino. La Fundación Don Bosco desarrolla el programa ‘Itinerarios integrados de inserción sociolaboral’ en las Islas Canarias, Badajoz y Córdoba para ayudar a las víctimas de violencia de género en su reinserción laboral.
La Fundación Bosco, una de las organizaciones galardonadas en la última convocatoria de los Premios Compromiso de Clece, filial de ACS, puso en marcha este proyecto que ha dado una oportunidad a 45 mujeres de las tres localidades. «Todas han mejorado su formación, desplegado sus competencias sociopersonales y han conseguido tener nuevas oportunidades vitales a través de la consecución de un empleo», explica Ester Muñoz, coordinadora del programa.
“En el programa en su totalidad, participa un equipo educativo conformado por nueve personas dedicadas a tareas de orientación sociolaboral, entrenamientos competenciales, acompañamiento para el retorno a la formación reglada, formación técnica y acompañamiento a la empresa. Han intervenido en las localidades de Badajoz, Las Palmas de Gran Canaria y Córdoba y, a estos equipos se unen profesionales del mundo de la empresa y del voluntariado para fortalecer los procesos de inclusión social de las personas participantes”, apunta Muñoz.
Recibir estos premios por parte de Clece significa que el grupo «reconoce el talento y la valía de todas las mujeres que han conseguido darle un vuelco de nuevo a su vida. Es la demostración de que cuando se ofrecen oportunidades y se rompen las situaciones de injusticia, las capacidades y valías de las personas florecen».
Ahora, su objetivo es extender a todo el territorio nacional esta propuesta. Su propuesta metodológica, indican, «está diseñada para que pueda ser flexible y adaptada a los distintos territorios, partiendo de un análisis de las necesidades de las personas, de las empresas y de los propios entornos comunitarios en los que se desarrollen».
Tener un trabajo, clave para su autonomía
Tener un trabajo supone un antes y un después en la vida de muchas mujeres. «Significa dignidad, ser, valía, igualdad, reconocimiento…. Recuperar sentirse y saberse persona capaz de todo, reconocida por la sociedad. Significa, poder volver a reorientar su vida, a disponer de unos mimbres básicos para volver a proyectar su futuro y el de los suyos. Significa transformar con su testimonio la sociedad generando nuevas maneras de relacionarnos».
Sus planes para 2019, explica Muñoz, se basan en continuar la estela que han dibujado desde que nacieron en 1998: mantenerse cerca de las personas que más lo necesitan y «seguir mejorando las respuestas de nuestros proyectos sociales y activando todos aquellos necesarios para que los impactos en las vidas de las personas tengan una gran repercusión en el futuro de las mismas».
Desde la fundación alzan la voz para unir fuerzas entre todos e impulsar más proyectos sociales. «Ser una de las tres asociaciones galardonadas entre tantas fundaciones nos confirma que la acción social necesita ir de la mano de todas las alianzas posibles. El verdadero cambio social solo se produce con la suma de muchos y diferentes actores».