En 2014, nacieron los Premios Compromiso de la mano de Clece. La filial de ACS quería dar un paso más en su compromiso contra la violencia de género: sus galardones reconocerían la labor de organizaciones y entidades sin ánimo de lucro que daban alas a las supervivientes de esta lacra. Cuatro años después, celebran su IV edición para homenajear a las víctimas que ya no están y reconocer las actuaciones sociales de las asociaciones para poner fin a esta problemática.

La Asociación de Jóvenes Emprendedores de Lugo (AXEL), la Fundación Santa María La Real y la Fundación Don Bosco fueron las tres asociaciones galardonadas por su labor contra la violencia de género. Cada una de ellas recibirá una dotación económica de 10.000 euros.

AXEL fue premiada en la categoría ‘Premio al mejor proyecto social’ por su proyecto ‘Blíster, píldoras de conocimiento’, que busca formar a mujeres en otras áreas laborales no asociadas tradicionalmente a ellas como la fontanería, la electricidad o la jardinería.

La Fundación Santa María La Real recibió el galardón por su programa ‘Empleo Mujer de Castilla y León’, en el que, hasta la fecha, han participado 513 mujeres, de las cuales más de la mitad son víctimas de violencia de género. La organización tiene como objetivo promover el empleo y fomentar la inserción laboral de estas mujeres.

La Fundación Don Bosco de Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria y Badajoz han sido galardonadas por su programa ‘Itinerarios integrados de Inserción Sociolaboral’ con víctimas de violencia de género, con los que se plantea como objetivo la mejora de la empleabilidad de estas víctimas.

Premio a los medios de comunicación

La segunda categoría del concurso reconoce a los medios de comunicación: el premio al Mejor Trabajo Periodístico se lo llevó Marisa Kohan, periodista del diario Público. El Premio a la Iniciativa de Sensibilización más relevante en la lucha contra la violencia de género fue concedido a la campaña “Tolerancia Cero. Contra el maltrato, la fuerza de todos” de Antena3 Noticias y Fundación Mutua Madrileña.

Esta edición de los Premios Compromiso también ha incluido un reconocimiento especial para aquellas asociaciones que más han colaborado este año con Clece en la integración laboral de las víctimas de la violencia de género. El mismo fue otorgado a la asociación Candelita y a la Fundación ARED, por su implicación en la integración y reinserción de las mujeres en el mundo laboral, principalmente a las provenientes de colectivos vulnerables.

Finalmente se hizo entrega de una distinción especial a María José Garrido Antón. Capitana de la Guardia Civil, con destino actual en la sección de Análisis del Comportamiento Delictivo de la Unidad Técnica de la Policía Judicial (UTPJ), doctora en psicología, con un máster en Ciencias Forenses por la UAM y experta en criminología por la UNED, esta mujer fue la autora de la Guía de Primeros Auxilios Psicológicos en Violencia de Genero, primera de sus características publicada en 2011. Un hito que sentó un precedente y que marca toda una trayectoria profesional vinculada a la protección de las víctimas. La distinción coincide además con el 30º aniversario de la incorporación de la mujer a la Guardia Civil.

Las supervivientes, protagonistas

Pero, las verdaderas protagonistas de la noche fueron las mujeres: las que no están y las que han conseguido ver la luz al final del túnel. El ‘broche’ de oro a cada premio lo ponían ellas: las supervivientes. Tres mujeres, que fueron víctimas de violencia de género y ahora tienen un empleo gracias a Clece, fueron las encargadas de entregar los galardones a las asociaciones.

Ellas son el rostro de todas, son un canto a la esperanza para mostrar que hay vida después de salir de esta agonía. Las cifras siguen siendo espeluznantes: en lo que va de año, 44 mujeres han sido asesinadas por la violencia machista.

Por ello, Clece insiste en que tenemos que remar en la misma dirección e impulsar el empleo entre las víctimas para ‘devolverles’ a la vida. “Te sientes apoyada”, “creces como persona”, “valoras el día a día”, “siento que sirvo para algo más que para estar encerrada en mi casa”, “el trabajo me ha salvado de muchas cosas, la primera, de mirar atrás”, decían algunas de ellas, que aseguran que un puesto de trabajo es la puerta de salida a esta lacra.