El Área de Restauración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta en la sala 33 de la colección permanente un montaje especial dedicado al estudio técnico realizado en torno a En la sombrerería (1882), un pastel sobre papel de Edgar Degas.

Con este trabajo, que ha contado con el mecenazgo de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, el equipo ha podido comparar e identificar semejanzas de la obra con otras realizadas por el artista francés sobre el mismo tema, técnica y fecha, así como comprobar los métodos y materiales empleados y entender cómo fue elaborada, desde la utilización de un cartón como soporte hasta la aplicación del último trazo. Los análisis han confirmado, además, la enorme fragilidad de este cuadro, aportando una valiosa información técnica para contribuir a su adecuada conservación.

27 pinturas de sombrererías

Detalle de ‘Bailarina basculando’ de Edgar Degas. @Museo Thyssen

El tema favorito de Edgar Degas debieron ser las bailarinas, del que llegó a pintar unas mil quinientas obras. Interesado también por escenas de la vida cotidiana, dedicó un total de veintisiete pinturas a las sombrererías, en su mayoría pasteles, aunque también óleos y dibujos, y prácticamente todos a partir de la década de 1890. De los más tempranos es el pastel perteneciente a la colección del Museo Thyssen, objeto de este estudio.

La investigación ha estado motivada por el interés del equipo de Restauración del museo por entender la técnica al pastel utilizada por Edgar Degas y por conocer más a fondo En la sombrerería. Gracias a los estudios técnicos y los análisis de laboratorio, han podido confirmar datos publicados previamente sobre el uso de determinados materiales en sus trabajos y, sobre todo, han obtenido una información esencial para lograr una mejor conservación de la obra.

Edgar Degas (París, 1834-1917) pertenecía a una adinerada familia parisiense, Degas abandonó los estudios de Derecho para dedicarse a la pintura, formándose en el taller de Louis Lamothe, discípulo de Ingres. Aunque vinculado al grupo de los impresionistas, se veía a sí mismo como un pintor realista o naturalista y su veneración por el dibujo acabado de Ingres marcó toda su producción. Las variaciones sobre un mismo tema son una muestra de su obsesión por observar y reproducir el ritmo y las posturas de los personajes y la sustitución del encuadre tradicional por una composición descentrada otorgó a su pintura una nueva visión del mundo.

Un virtuoso en el uso del pastel

A pesar de que Edgar Degas fue un virtuoso en todas las técnicas artísticas, a partir de 1870 comenzó a utilizar principalmente el pastel, en el que destacó como un verdadero maestro. Esta técnica, de moda durante el siglo XVIII, había caído en desuso hasta que fue recuperada por los impresionistas y a Degas le abrió nuevas posibilidades para representar el movimiento y la fugacidad de sus escenas.

La reflectografía infrarroja (IR), que es la imagen técnica que proporciona información sobre la capa subyacente de dibujo bajo las capas pictóricas, demuestra que la obra está pensada desde el inicio, ya que solo se aprecian unas ligeras modificaciones en el resultado final, que son parte del proceso creativo, como el soporte para el sombrero de la izquierda de la composición, la manga de la mujer sentada de espaldas, su hombro o el guante apoyado sobre el parasol de la derecha.

La imagen radiográfica (RX) muestra que la obra se encuentra en buen estado de conservación, sin pérdidas de materia o bordes dañados. El cartón del soporte está conformado por una pasta elaborada mecánicamente con una mezcla de celulosa, identificada en el laboratorio de materiales del museo, con diferentes partículas opacas a la radiación X, como puntas o un botón.

La obra está pintada sobre un papel que dobla sobre un soporte de cartón rígido y se sujeta por el reverso gracias a unas tiras de papel engomado. En el anverso, el papel no está adherido al soporte, sino que solamente está apoyado sobre el cartón. Sin embargo, su estado de conservación es bueno, ya que no se ha producido ninguna alteración importante y la capa de pintura se mantiene en buen estado.

Superposición de capas de color

Detalle de ‘Bailarina basculando’ de Edgar Degas. @Museo Thyssen

Una de las señas de Edgar Degas como pastelista es su trabajada superposición de capas de color, consiguiendo aplicar una sobre otra sin que se mezclen entre ellas. Para ello, debía fijar cada capa antes de recubrirla con la siguiente empleando un fijativo pulverizado sobre el pastel con la ayuda de un atomizador, que le permitía, además, que los colores ya aplicados no se desprendieran mientras continuaba el trabajo. Podía añadir cuantas capas quisiera para ir superponiendo los distintos colores e ir creando los volúmenes o los efectos deseados. Pero los fijativos que existían en el mercado alteraban los tonos de los materiales utilizados y la mayor preocupación de Edgar Degas era que no cambiasen de aspecto con el paso del tiempo y, sobre todo, que no aportaran brillos.

Se sabe que Luigi Chialiva, pintor italiano establecido en Écouen, a las afueras de París, formado también como arquitecto y químico, elaboró un fijativo que cumplía los requisitos de su amigo Edgar Degas: no alteraba el color natural de las barras de pastel ni el aspecto mate que quería conseguir, cumpliendo con su condición fundamental de fijar los colores. Sin embargo, lo que no se ha sabido nunca es la composición de este fijativo, aunque todo apunta a que podría estar basada en la caseína, detectada en el análisis de algunos pasteles del artista.

De hecho, en una micromuestra separada de la superficie de la obra se ha podido constatar la presencia de un material proteico en muy baja proporción. No se debe descartar que este material, probablemente caseinato cálcico, corresponda al fijativo, ya que no hay otra razón que explique la presencia de una proteína en la superficie de una pintura al pastel.

Oficina de Patentes de Estados Unidos

Además, en el curso de esta investigación, los restauradores han localizado una entrada en la Oficina de Patentes de EEUU que, en 1899, recoge la fórmula de un fijativo que incluye la caseína entre sus ingredientes. Presentada por “Luigi Chialiva y Jules Dupont, de Écouen, Francia”, se describe como un “fijador neutro y ligero, que tiene la ventaja de secarse rápidamente gracias a los productos volátiles que lo componen” y que “permite fijar dibujos realizados con crayones, carboncillo, lápices de cera y lápices de todo tipo, sobre ciertos papeles de calco, cartón, madera, yeso y, en general, sobre todos los materiales que sean lo suficientemente porosos como para absorber el líquido proyectado sobre ellos”.

“Al ser un producto casi completamente neutro, posee la ventaja de no altear ni modificar el color de los crayones o lápices, ni del papel sobre el cual se aplica”. La base es “caseína pura disuelta en agua destilada saturada con bórax” y “mezclada con alcohol puro”. Esta explicación de su uso, los nombres de los inventores y su procedencia indican que podría ser el registro del fijativo que Chialiva fabricó para Edgar Degas.