Estos son los secretos increíbles que hay detrás de Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano

Malinche Musical Nacho Cano

Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano es una de las grandes revelaciones teatrales y musicales de los últimos meses. La envergadura del proyecto, instalado en IFEMA Madrid, es de tal dimensión que los secretos exclusivos que esconde son innumerables e impresionantes. De hecho, hace apenas unos días que ha sido reconocido con el Premio a Mejor Musical y Mejor Escenografía en los Premios de Teatro Musical.

La historia de amor de Malinche y el aventurero español Hernán Cortés se desarrolla en uno de los escenarios más impresionantes del Europa: 30 metros de boca por 24 metros de fondo. Pero es que, además, todo el recinto que alberga Malinche, el musical de Nacho Cano, está levantado de cero, ad hoc para este espectáculo lleno de magia desde el primer segundo que los espectadores entran por la puerta, un espacio donde son recibidos por la máscara de Malinche.

Un solo escenario, un sinfín de ambientes

La escenografía de Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano está dominada por una gran pirámide, símbolo de la cultura precolombina, que mide 9 metros de altura. También tiene seis elementos –o carras– de la misma altura que la pirámide que, entre otras cosas, permiten transformar el espacio en una selva.

Cuenta, además, con puentes movedizos y un lago con cascada con una capacidad de 24.000 litros de agua que requiere de una conservación muy cuidada. La temperatura, por ejemplo, debe estar de forma constante a 35º, el PH debe ser el óptimo, según los químicos, y la limpieza es extrema, ya que los actores se sumergen en el agua.

Pero Junto con la pirámide, está otro de los grandes elementos vertebradores de todo el musical: un barco con una proa útil y con movimiento por guías, manual y con sistema hidráulico que permite crear diferentes escenas. Además, esta nao cuenta con una popa fija donde se ubica la banda de músicos que toca en directo.

Uno de los musicales con más micrófonos del mundo

Una de las cosas más importantes de cualquier musical es, sin duda, la calidad del sonido. Debe ser perfecto, por ello, hay instalados 44 micrófonos inalámbricos para el elenco, tanto actores como bailarines, 36 más para la banda de música y otros 60 repartidos por todo el suelo. Y es que el escenario, que es una enorme pista de baile, tiene un suelo técnico que permite esconder la microfonía que precisa, por ejemplo, el baile flamenco, una disciplina que tiene gran peso en Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano.

El espectáculo está dotado de un sistema completamente inmersivo, con el sistema Space Map Go de Meyer, que es un sistema de sonido completamente envolvente de 360 grados. Y es que, además de operar sobre un escenario de dimensiones impresionantes, el equipo de sonido consigue, gracias a su dotación de altavoces, envolver a los espectadores en una especie de «burbuja sonora», tanto de forma perimetral como cenital.

Por su parte, el sistema surround es potente al máximo e incluye unos subgraves debajo de la gradería que hacen que el sonido sea característicamente envolvente y muy intenso. Por ello, las butacas están fabricadas especialmente para aguantar el temblor del suelo, de forma que se sienta la vibración, especialmente cuando el elenco está bailando flamenco. El zapateado, tan especial y arrebatador, se replica por todo el teatro y toda la sala vibra, consiguiendo envolver al público en una danza viva.

Por último, con respecto al sonido, la obra está subtitulada en inglés para poder ampliar la posibilidad de que personas que, estando de vacaciones o por trabajo en Madrid, tengan la opción de disfrutar también de este espectáculo. Además, cabe destacar que cuatro filas de platea disponen de un bucle magnético que facilita a las personas con discapacidad auditiva el disfrute de la música y la escena.

Iluminación, innovación e ingeniería

Este musical conlleva una importante dosis de innovación en todo el espectáculo. Explican desde Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano, que al tratarse de una carpa levantada ad hoc para el proyecto, donde no es fácil colocar elementos propios de sonio, iluminación, vídeo o motores, entre otros, tuvieron que diseñar y montar una parrilla técnica en el techo de la carpa que tuviera todos los anclajes necesarios y pasarelas para circulación de técnicos y actores. Además, el acceso a esta parrilla se hace a través de un ascensor completamente mimetizado con la escenografía. La zona de púbico también dispone de un techo técnico, algo más sencillo, con el fin de conseguir una iluminación adecuada para seguir el musical.

Pero es que, además, el equipo técnico de Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano, trabaja para incluir un sistema de audio de descripción y abrir el abanico a las personas con discapacidad visual. Todo esto, sumado a las plazas de movilidad reducida, convierten este musical en un espectáculo totalmente inclusivo.

El vestuario: una joya de la corona

En cualquier espectáculo de estas características, una de las cosas más impresionantes es el diseño de vestuario y la caracterización de los actores. En este caso, la dirección del área está en manos de José Ventura, el cual explica que hacer el vestuario de Malinche, el musical, ha sido un recorrido largo que ha requerido mucha investigación. «Es un proceso con peso histórico, por lo que era importante buscar en la historia para poder elegir conceptos y recursos estéticos de la época, que se pudieran trasladar a un enfoque actualizado, de lo que sucedió hace 500 años».

Y es que en este musical, según palabras de Ventura, es fundamental respetar las bases históricas con el fin, sobre todo, de «tener la capacidad de reinterpretarlas y conseguir que todos, tanto el elenco como el público, nos podamos transportar al S. XV, conservando y respetando sus formas, pero con matices transgresores, modernos y actuales».

Esta historia de amor entre Malinche y Hernán Cortés, así como la llegada de los españoles a México, tiene que ser representada a través de dos mundos que se entrelazan: el azteca y el español. Y eso, sin duda, se consigue de una forma acertada a través del vestuario.

Dos mundos que se entrelazan

Por un lado, el mundo español se identifica con la religión, el flamenco, la comedia, así como por el ímpetu por descubrir un nuevo mundo. «Por ello, teníamos que representar el paso del tiempo en un barco, lo que suponía un viaje muy largo, un aspecto que debe percibirse a golpe de vista», aclara Ventura.

En este sentido, destaca que ha sido muy importante «plasmar el desgaste de los tejidos, el salitre del mar, la sangre de las batallas, el sudor, la suciedad, etc. Y para ello, se han empleado muchas técnicas para envejecer y ambientar los tejidos, el calzado y los complementos. Y, además, ha habido que tener en cuenta muchos factores para la creación de los más de 500 looks que cada día cobran vida en la función».

Por otro lado, para el mundo azteca tiene muchísimo peso la presencia de la selva. «La naturaleza como religión, la espiritualidad y sus dioses, los colores representados en sus piedras, plumas, y su artesanía, han sido fuentes de inspiración que hemos querido reflejar en nuestros diseños», apunta.

Por último, Malinche también ha mostrado compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente, y el 40% vestuario está confeccionado con ropa y tejidos en desuso. «Hemos reciclado tejidos, aportando una identidad sostenible a nuestra obra que, indirectamente, era lo que se hacía hace 500 años. Es decir, construir vestuarios con lo que tenían o se encontraban en su camino en las primeras batallas», concluye.

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