Nutrición

Beneficios de las castañas y cómo cocinarlas en casa

(Foto: Freepik)

Con la llegada del otoño, son muchas las costumbres que vuelven y hay productos que son representativos de la estación. A nivel gastronómico, desde la calabaza hasta los platos de cuchara cobran presencia y se convierten en nuestro favorito. Además de estos, hay un fruto seco que es típico y lo podemos hacer en casa, aunque lo clásico es comerlo en los puestos de la calle. Un sólo mordisco nos lleva a saborear la esencia de la época estacional. Hablamos de las castañas, sus beneficios y las maneras de prepararlas en casa.

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Una de las tradiciones del otoño es comer este fruto mientras observas el idílico paisaje que crean los colores anaranjados de la época. Sus beneficios son bastante amplios, pero se caracteriza por ser uno de los frutos menos calóricos que existen y, aunque muchos piensen que ingerirlas engorda, están equivocados. Su composición no ayuda a ganar peso, es más, contribuye a perderlo y es bastante recomendable para las personas que están haciendo dieta. 

Beneficios de las castañas

Se podría decir que una de las principales propiedades de las castañas es que son saciantes, además de mejorar el sistema nervioso y proteger el sistema cardiovascular. Su índice de grasa es bastante bajo, si lo comparamos con los otros frutos secos y su composición solo contiene un 37% de carbohidratos. Las vitaminas son un punto bastante importante y, sobre todo, hay una gran cantidad de las pertenecientes al grupo B, además de otros compuestos muy parecidos a la vitamina C. De igual modo, las castañas aportan nutrientes, gracias a que tienen calcio, cobre, fósforo, magnesio, manganeso, potasio y hierro.

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Cuando comenzamos alguna dieta, muchos médicos las recomiendan en caso de que haya un momento de ansiedad y, para evitar el picoteo entre horas, con tres o cuatro ya te sientes saciado. Es ideal para los pacientes diabéticos, ya que sus carbohidratos de absorción lenta no generan picos de insulina. Además, contiene aminoácidos, que son recomendados para aquellos con un perfil deportista. Quienes sufren de hipertensión pueden consumir castañas sin ningún problema, porque no contienen calcio, sino que son altas en potasio y los que sufren de retención de líquidos también sacan provecho de sus efectos diuréticos.

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Cómo cocinarlas en casa

Se pueden cocinar en el horno, a la sartén o en el microondas, pero, antes de hacerlo, es bastante importante escoger unos buenos ejemplares y nos tenemos que fijar en que tengan un color marrón pardo brillante y sin manchas.

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En el horno

Lo primero que hay que hacer es calentar el horno a 200 grados durante diez minutos. Una vez precalentado, recomendamos colocar las castañas con calor arriba y abajo (con aire si es posible) en la bandeja en la parte más baja del mismo. El tiempo varía por el tipo de castaña que sea y su tamaño. Para la que está en la media y con un punto de humedad normal, con diez minutos por arriba y otro tantos por abajo, es suficiente.

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En sartén

Para los que tengan cocina de gas, lo mejor es hacerlo con una sartén con agujeros en el fondo que permita que las castañas se asen en contacto con las llamas. Las colocamos sin tapar y subimos la temperatura hasta que veamos que van cocinándose. Las movemos de vez en cuando para que se vayan girando y haciendo por todas partes. Así también evitaremos que no se nos quemen por fuera estando aún crudas por dentro… Con media hora es suficiente.

Para los que tienen vitrocerámica o inducción, la clave es hacerlas en la sartén más vieja que tengamos. Los que cocinan en la segunda, lo harán en unos 30 minutos, pero los de la primera tardarán más y el proceso es el mismo que el anterior.

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En microondas

Se puede definir como el método más práctico, rápido y sobre todo limpio. No es la opción más recomendable, puesto que vamos a tener una castaña a medio camino entre cocida y asada. El proceso previo es igual a los anteriores: lavar, secar y corte pequeño en las castañas. Colocamos en un recipiente apto para microondas. Es importante el uso de la tapa y se pone alrededor de tres minutos a unos 800 W. Un punto intermedio entre los demás modos y una forma de asegurarnos que salga un buen resultado.

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