Seguimos en verano, ya bastantes morenas, y aún nos quedan días para lucir los colores propios de esta época. Por eso, te presentamos varias joyas en ámbar de Fawaz Gruosi, donde la ‘maison’ juega con colores brillantes y formas sinuosas. Desde la joyería cuentan cómo un amigo lituano, a quien le encanta recolectar ámbar en las playas del Mar Báltico (zona donde se encuentran los mejores ejemplares), les presentó este material.
Intrigado, Gruosi comenzó a aprender más, y cuando descubrió una hebra espectacular de cuentas de ámbar antiguas en una tienda de antigüedades de Milán, aprovechó la oportunidad para comprarlas y se llevó el ámbar a casa, dejando entonces dar rienda suelta a su imaginación.
Cálido, ligero, táctil y muy apreciado desde la antigüedad, el ámbar es un biomaterial orgánico. Los bosques de pinos que cubrían vastas llanuras del continente europeo se sumergieron cuando los océanos se expandieron, hundiendo masas de tierra durante eventos geológicos. Finalmente, el ámbar apareció en las costas, un maravilloso tesoro natural, signo de lo divino, y uno de los primeros lujos de todos.
Uno de los aspectos más fascinantes del ámbar es la presencia de materiales orgánicos que quedaron atrapados dentro de la sustancia resinosa: hojas, corteza de árbol y todo tipo de insectos. Cada espécimen es único, cada uno tiene una forma esculpida por el suelo, el océano y el tiempo. Cada uno con sus propias inclusiones, que cuentan la historia del nacimiento de nuestro planeta.
Con su propio estilo característico, Fawaz Gruosi juega con el color intenso y profundo, combinando inesperadamente el ámbar con zafiros rosas y cabujones de ónix, con oro rosa, diamantes y zafiros amarillos. De este modo, coloca cabujones de ámbar como piedras preciosas en pendientes de oro, y crea un brazaletes con amatista.
Mitología del ámbar
Apreciado desde la antigüedad por su misteriosa belleza llena de sol, el ámbar se ha relacionado con los mitos del sol y los cultos solares en todas las culturas y civilizaciones. En el pasado, antiguas civilizaciones creían que el ámbar era arrojado por los rayos del sol.
El ámbar era un verdadero lujo. Los fenicios establecieron una ruta comercial que llegó a llamarse ‘Amber Road‘. A través de esta ruta, mucho ámbar llegó al norte de Italia. Los etruscos, también comerciantes de ámbar, valoraban el material, prodigándolo con sus famosas habilidades artesanales. Esto, junto con la ruta comercial y las fuentes en Sicilia, explica la popularidad del ámbar en Italia.
¿Te han gustado estas joyas en ámbar? Esperamos que tanto como a nosotras.