Ana Iglesias, de ‘MasterChef’ a la alta joyería: «El lujo está en el proceso, una joya pasa por 15 artesanos»
Ana Iglesias, ganadora de MasterChef 8 y fundadora de la firma de alta joyería Dosprimeras, representa una generación de mujeres que han sabido transformar el talento en propósito. Su historia es la de alguien que ha aprendido a combinar la precisión del Derecho, la creatividad culinaria y la sensibilidad artesanal para construir una marca con identidad propia. «El Derecho me enseñó a estructurar ideas y a tomar decisiones con fundamento», explica. «Esa manera de pensar me acompaña en la gestión de Dosprimeras: analizo, organizo y busco siempre que las decisiones creativas tengan también coherencia empresarial». Y esa coherencia se percibe en cada detalle de su marca, que hoy crece alrededor de un 50% anual, fruto de una gestión tan emocional como estratégica.
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Aunque MasterChef le dio visibilidad, la popularidad también trajo desafíos inesperados. «Fue un momento muy importante para la marca, pero también arriesgado, ya que en ocasiones se muere de éxito», confiesa. «Mi familia tuvo que involucrarse durante el concurso porque coincidió con el covid y los negocios online se dispararon». Lejos de desbordarse, Ana encontró apoyo en su entorno y decidió sumar a su mejor amiga, Lola, al equipo. Ese gesto marcó el inicio de una nueva etapa profesional y humana.
Curiosamente, aunque la cocina y la joyería forman parte esencial de su vida, Ana no las mezcla directamente. «A la hora de cocinar, me inspira abrir la nevera y ver qué hay. En cambio, en Dosprimeras trabajamos mucho la investigación cultural y de estilos antiguos». Su enfoque es un viaje constante entre lo clásico y lo contemporáneo, con un respeto profundo por la artesanía española: «Todas nuestras joyas pasan por 15 artesanos hasta lograr el resultado final».
Si Dosprimeras tuviera un aroma, sería Flor de Sal, una vela creada junto a Casa y Campo que refleja el alma de la marca: jazmín fresco con un toque salino. «Si tuviese que mojarme con un sabor, diría el chocolate salado», dice sonriendo, «una combinación que me encanta por su equilibrio entre dulzura y fuerza».
La maternidad ha transformado su forma de emprender. «Hay momentos en los que tu cuerpo te pide parar y respetar los tiempos. Mis hijas son mi prioridad», comparte con sinceridad. «Cuando eres madre aprendes a decir que no y a priorizar lo realmente importante». Su autenticidad se convierte así en un valor empresarial: la coherencia entre lo que crea y lo que vive.
En cuanto al concepto de lujo, Ana lo redefine desde la cercanía. «El lujo de Dosprimeras está en el proceso, en el tiempo que dedicamos a cada pieza y en la historia que cuenta». Frente a la velocidad del fast fashion, ella apuesta por el slow fashion y por una producción responsable. «Todavía queda mucho por hacer, pero el consumidor empieza a valorar la durabilidad y la autenticidad».
Al mirar atrás, Ana sonríe ante sus propios tropiezos. «Si tuviera que destacar un error, diría que comencé tarde a invertir en equipo. Es fundamental rodearte de personas distintas, que aporten otras miradas». Hoy, con su hija como inspiración, sueña en voz alta: «Si ella diseñara una joya, sería algo natural y divertido, unas horquillas o un coletero». En el fondo, Ana Iglesias brilla como sus propias creaciones: con luz propia, imperfecta y auténtica. Una mujer que ha aprendido que el verdadero éxito, como una buena joya, se forja con tiempo, pasión y alma.