Llega el buen tiempo y con ello, nuestras ganas de terrazas en Madrid. Nos apetece disfrutar del sol y de las altas temperaturas, y por eso cualquier terraza se convierte en el ‘place to be’ perfecto.
Estefanía Cantos: la terraza de Numa Pompilio
«La terraza del fantástico restaurante Numa Pompilio es mi favorita de todo Madrid». Una terraza en un patio interior llena de luces en la que se disfruta de la gastronomía italiana del restaurante.
Patricia Rodríguez: El Jardín de la Máquina
«Me resulta complicadísimo elegir un solo sitio con todas las terrazas que tenemos en Madrid. Las hay para todos los gustos… y de todas las alturas, unas más cuidadas y otras desenfadadas, para ir en familia y con amigos, para disfrutar del bullicio del centro de la ciudad y para desconectar del ajetreo diario. Precisamente, mi elegida tiene que ver con este último punto. Me voy a quedar con El Jardín de la Máquina, una terraza de aire rústico y campestre junto a un pequeño lago rodeado de olivos donde se come de maravilla. Arroces, pescados, mariscos… Todo está exquisito, y más en un entorno tan apacible. Si para este fin de semana aún no tienes plan, no lo dudes».
Fina Grosso: Flavia de Chamberí
«Diría que una de mis terrazas favoritas de Madrid es la del restaurante italiano Flavia de Chamberí. Un lugar al que tengo especial cariño y en donde he celebrado y vivido momentos importantes. Situada en la castiza Plaza de Olavide, ver pasar la tarde o una cálida noche de verano en Flavia no puede ser mejor plan. Con comida tradicional italiana de lujo asequible -y ahora además, con una carta entera apta para celíacos o intolerantes al gluten, por lo que puedo llevarme conmigo a algunas amigas que tienen este problema- todo son ventajas en el corazón de Chamberí».
Elisa García-Faya: el mirador del Palacio de Cibeles
«Recuerdo que hace tiempo fui a comer a la terraza del mirador del Palacio de Cibeles. Era un viernes cualquiera y acabábamos de terminar de trabajar. La verdad es que el hotel está ubicado en una zona que transitamos muchísimo pero que nunca habíamos visto desde las alturas. Yo me emocioné. ¡Aunque mi madre dice que lloro hasta con la música del Telediario! Pero aquel día me imaginé minúscula recorriendo las calles de ahí abajo sin parar. De la ceca a la meca sin descansar un segundo. Escribí esto en Instagram:
«No soy yo muy de ciudades 🌿 Pero, cuando miro Madrid desde las alturas, me da tannnto que pensar 💭 Me gustaría tener un mando a distancia para bajarle el volumen a ese follón de ahí abajo pero ¿os acordáis de la teoría de contrarios? Heráclito pensaba que todo en el universo está expresado en una tensión que se genera entre opuestos. Así que cuando llego a la montaña, como yo la llamo, después de pasar un día entero en el centro ¡no sabéis lo que la disfruto! Todo tiene su aquel. Su «qué sé yo». 💛 Chinchín por ello 🥂».
Era un 8 de febrero. Poco después, nos confinaron. Y entonces sí se bajó el volumen de Madrid de verdad. Graciosa, la vida… Disfrutemos de nuestras terrazas en las alturas. Ahora, más que nunca».
Rocío Álvarez: Filandón
«Si no te importa salir unos pocos kilómetros de Madrid rumbo a la zona del monte de El Pardo, reserva ya en Filandón, sobre todo en esta época del año, con su espacio al aire libre en torno a una preciosa casa de campo. Disfrutar de la naturaleza a pocos minutos del centro de la ciudad y, de paso, de una carta exquisita en la que la parrilla y los productos de la mejor calidad son los protagonistas».
Paloma Herce: Bosco de Lobos
«Hay algunos rincones de Madrid que me gustan por su terraza, como el Jardín de la Máquina o alguna de la Puerta de Alcalá -también me gusta la de Crustó de Padre Damián para un café-, pero el otro día pasé cerca de la que voy a comentar y me acordé de cuánto me gusta. La terraza de Bosco de Lobos, en el centro de la sede del Colegio de Arquitectos de Madrid, es un oasis en mitad del ruido de Chueca. Uno de esos rincones especiales que te hacen volar a otro lugar aunque nos encante Madrid».
Beatriz Carmona: Jardín de Diana
«Seguramente hayas tenido alguno de esos días en los que necesitas escapar del mundo terrenal para ir a lugares en los que evadirte y sentir que sí, que las horas pasan, pero de otra manera. Un día como ese, encontré una de mis terrazas y lugares favoritos de Madrid: El Jardín de Diana. Es una terraza acogedora, con un toque sofisticado en cada uno de sus rincones en plena calle de Gran Vía. Cuando voy, siento que tengo la ciudad bajo mis pies y siempre me recuerdo a mí misma lo afortunada que soy por poder estar ahí, en ese momento. Siempre será mi lugar favorito desde el que decir que, efectivamente, ‘de Madrid, al cielo'».