Recibe el 2022 dentro de un mágico teleférico vintage en pleno Ginebra
Cada invierno, la terraza del lujoso hotel ‘Beau Rivage‘, en Ginebra, se convierte en una peculiar pista de esquí. Bautizado como ‘La Terrase Alpine’, un restaurante efímero invernal transporta al viajero directamente a Los Alpes invitando a cenar dentro de un teleférico suizo de lo más vintage. Literalmente, pues las fondues se deleitan dentro de góndolas originales de los años 60 recuperadas a la luz de las velas.
No se puede hablar de invierno y de Suiza sin mentar el esquí. Postales mágicas de refugios de madera esperan escondidos en la nieve en exclusivos nombres como Verbier, Zermatt o Champery. Deleite para los sentidos de aquellos que sufran de mal de altura o solo puedan hacer una parada en Ginebra, pueden encontrar la alternativa perfecta en Le Terrasse Alpine.
Por tercer invierno consecutivo el restaurante del hotel más antiguo de Ginebra (y más exclusivo) mira hacia la alta montaña para convertir su espacio y su gastronomía en una oda a la alta montaña.
Efímero, el fondo lo pone el lago y la montaña, y la forma una decena de góndolas que, lejos de ser parte de la decoración, esconden las mesas del temporal restaurante.
Góndolas de verdad
De hecho, este peculiar escondrijo para cenar en completa privacidad no es ninguna recreación. Estos armazones de hierro y cristal son ejemplares reales de la década de los 60 que durante el invierno le cede al restaurante la estación de Gstaad.
Con sus respectivas cestas exteriores donde unos esquís de madera completan el escenario, cada uno de estos ejemplares invita a sentarse en un oasis de calor hogareño acomodado con mantel de cuadros, suaves mantas, cojines y, por supuesto, unos románticos farolillos.
Unos bancos laterales de madera que en sus días transportaron esquiadores hoy sirven de asiento para deleitar cada uno de los platos del menú.
Cuidando todos los detalles, hasta las puertas de cada teleférico se siguen abriendo y cerrando tal como el camarero demuestra cada vez que se acerca con las delicias de su menú alpino o de la especialidad de la casa: la fondue – ya sea de trufa, setas de montaña o queso Gruyère.
Aunque cenar a la luz de los farolillos es algo mágico, comer en este restaurante efímero es también un espectáculo durante el día, pues a través de los cristales del teleférico se puede disfrutar del entorno excepcional que ofrece el lago de Ginebra, con el pico Montblanc al fondo (si el tiempo lo permite). Sea la hora que sea, lo que está claro es que deleitar el paladar dentro de un teleférico es una experiencia de lo más peculiar. Y mágica.