Gastro

Restaurantes en Comillas que conquistan por el paladar y el paisaje: de La Aldea a Casa Cofiño

(Foto: El Remedio)

Agosto en Comillas tiene algo mágico. El aire huele a salitre, los días se alargan como una sobremesa infinita, y las terrazas se llenan de conversaciones felices, risas compartidas y brindis al atardecer. Aquí, donde la arquitectura modernista convive con la costa más salvaje de Cantabria, se esconde una escena gastronómica tan diversa como seductora. Desde tabernas con alma marinera hasta apuestas creativas que hacen guiños a lo global sin perder el acento local. Estos son los restaurantes que están marcando el pulso del verano en Comillas.

La Aldea

En pleno centro histórico, en una casona montañesa de esas que hacen suspiros, La Aldea sigue siendo parada obligatoria. Aquí el cocido montañés convive con unas almejas a la marinera que te transportan al Cantábrico de un sólo bocado. Pide mesa en la terraza si quieres ver pasar la vida con una copa de vino blanco y un arroz caldoso con bogavante que es pura celebración.

(Foto: La Aldea)

El Remedio

Encaramado en lo alto de una pequeña colina, junto a una ermita del siglo XIX y rodeado por un jardín que se abisma sobre los acantilados del Cantábrico, se alza El Remedio, en Liandres, Ruiloba. Desde sus ventanales, el mar y los verdes prados dialogan con los sabores que ofrece el chef Samuel Fernández, quien rinde homenaje al producto local con una cocina saludable, de mercado, y llena de matices. Cada plato nace de ingredientes fresquísimos y de temporada, y la carta cambia según mercado y sensaciones del día. Deja siempre un hueco para el postre, porque son una experiencia para el recuerdo.

(Foto: El Remedio)

Gurea

Este restaurante de cocina vasca lleva años conquistando a los comillanos con sus platos de cuchara, sus carnes a la brasa y sus pescados de lonja. Gurea, que significa «lo nuestro», hace honor a su nombre con recetas que no pasan de moda. Aquí hay chipirones en su tinta, bacalao al pil pil y unas alubias que reconcilian con el mundo. Desde su terraza se ve la iglesia y el casco viejo, y todo sabe mejor.

(Foto: Gurea)

La Dársena

En el puerto de Comillas, con vistas a las barquitas, La Dársena es especialista en arroces. Tienen el típico con marisco, pero también uno negro con chipirones que pide a gritos una foto y una copa de albariño. Ideal para comidas largas que se alargan en sobremesas eternas. Apunta: el postre de tarta de queso es obligatorio.

(Foto: La Dársena)

Casa Cofiño

A unos minutos en coche, en Caviedes, Casa Cofiño es una romería carnívora para los devotos del buen comer. No está en el centro de Comillas, pero merece el desvío. Su chuleta de vaca rubia gallega ha alcanzado categoría de culto, y sus platos de cuchara —ojo al cocido lebaniego o las lentejas con chorizo— son puro abrazo. El local conserva su esencia de taberna antigua con un punto canalla, y la bodega es de las mejores de Cantabria. Aquí se viene a disfrutar con tiempo y hambre.

(Foto: Casa Cofiño)