Dicen que la Navidad tiene el poder de encender la nostalgia, y quizás por eso, en Basilea todo parece hecho para acariciar el alma. Esta joya suiza, tan refinada como acogedora, despliega en Navidad un espectáculo que mezcla tradición, historia y un cálido ambiente festivo. Caminar por sus calles empedradas e iluminadas es como sumergirse en una pintura invernal. Los escaparates parecen diseñados por artesanos de otro tiempo, y el brillo de las luces se refleja en las aguas tranquilas del Rin, donde los pequeños ferris siguen cruzando de orilla a orilla. De la mano de Turismo de Suiza te descubrimos los mercadillos de Navidad más bonitos de Europa y dónde alojarte durante estas fechas llenas de magia.
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Aunque este año, el título de Mejor Mercadillo de Navidad, se lo ha llevado otra ciudad suiza, Ginebra, Basilea presume de haberlo tenido hace tres años. «Basilea ha sido tradicionalmente la ciudad navideña más grande y hermosa de Suiza, y bien merece una visita todos los años», dicen desde European Best Destinations, la organización que realiza este ranking.
El murmullo de los mercadillos de Navidad te acompaña como un villancico suave. Los aromas brotan de cada rincón: raclettes derretida, castañas asadas y ese Glühwein que calienta las manos y reconforta el corazón. Basilea en Navidad no es sólo un destino, es una experiencia. Estos son los mercadillos de Navidad a los que tienes que ir antes del 23 de diciembre, pues sólo están durante el Adviento.
Los mercadillos de Navidad que marcan el ritmo navideño
Barfüsserplatz: el alma de Basilea
En el corazón de la ciudad, junto a la iglesia de los Franciscanos, se despliega uno de los mercadillos de Navidad más vibrante y concurrido. Más de cien casetas de madera salpican la plaza, cada una ofreciendo una pequeña joya: adornos hechos a mano, juguetes de madera que parecen de otra época y delicias que invitan a olvidarse de las prisas. Aquí se degusta la auténtica Suiza, con fondue, Basler Läckerli (una galleta especiada y glaseada) y vino especiado que desprende aromas a clavo y naranja.
Münsterplatz: el rincón más mágico
Subir hasta Münsterplatz en diciembre es como entrar en una postal navideña. La majestuosa Catedral de Basilea, con sus torres puntiagudas y muros de piedra, vigila desde arriba este mercado encantador. En el centro, un árbol de Navidad monumental diseñado por Johann Wanner, el orfebre de la Navidad suiza, se convierte en el protagonista indiscutible. A su alrededor, pequeñas luces tintinean entre casetas que ofrecen cristales delicados, velas de cera perfumada y dulces recién horneados.
Aquí, cada detalle importa: desde los farolillos que iluminan los senderos hasta la música en vivo que resuena con violines y coros. La atmósfera es tan envolvente que uno casi espera ver a Papá Noel sentado entre la multitud.
Claraplatz: un refugio acogedor
Para quienes buscan algo más tranquilo, Claraplatz se convierte en el lugar perfecto. Este pequeño mercado, menos concurrido, guarda una esencia más íntima. Las casetas aquí son el rincón ideal para descubrir artesanos locales y probar Lebkuchen, ese pan de jengibre que recuerda a la infancia.
La magia de Basilea más allás de los mercados de Navidad
Durante el Adviento, el libro de deseos se coloca en el patio del ayuntamiento de Basilea. Aquí puedes escribir tus pensamientos y deseos convirtiéndose en un símbolo navideño de unión y esperanza para todos aquellos que visitan la ciudad.
Disfruta de un vino caliente, tinto o blanco, junto a la Pirámide de Navidad en Barfüsserplatz, un punto de encuentro icónico del mercado navideño. Con sus 13 metros de altura y bebidas calientes, es el lugar perfecto para relajarse y disfrutar del ambiente navideño en Basilea.
Dormir como reyes: los hoteles de lujo que te esperan
En Basilea, el lujo nunca es estridente. Aquí, los hoteles históricos y boutique ofrecen estancias que parecen diseñadas para encajar con el espíritu navideño de la ciudad. Estos son los que más bonitos están durante la Navidad:
Grand Hotel Les Trois Rois: A orillas del Rin, este hotel histórico recibe a sus huéspedes con la elegancia de otro siglo. En diciembre, su fachada se ilumina con destellos dorados y el cálido interior invita a desconectar frente a una chimenea. Sus suites, con vistas al río, son pequeñas obras de arte, y el restaurante (condecorado con estrellas Michelin) convierte cada comida en una celebración.
Hotel Krafft Basel: Ubicado en un edificio histórico, este hotel boutique mezcla tradición y modernidad con un estilo impecable. Desde sus habitaciones, la vista al Rin, iluminado por las luces navideñas, es sencillamente inolvidable.
Volkshaus Basel Hotel: Para los apasionados del diseño contemporáneo, este hotel renovado por el estudio Herzog & de Meuron es una experiencia en sí misma. Las líneas puras de su arquitectura contrastan con la calidez del servicio, ofreciendo una estancia sofisticada y única. El patio interior ha sido transformado en un jardín mágico, donde tomar vino caliente, ponche y actividades navideñas.