Cada año, cuando Mariah Carey entona su icónico All I Want for Christmas Is You, sentimos que la cuenta atrás hacia la Navidad ha comenzado oficialmente. Es ese momento en el que empezamos a soñar con vacaciones blancas, paisajes de cuento y destinos donde el espíritu navideño se vive en cada esquina. Y este año, gracias a nuestra visita a la Embajada de Suecia en Madrid, donde el embajador Per-Arne Hjelmborn y su esposa Anette Hjelmborn nos abrieron las puertas de su residencia, hemos descubierto cómo se celebra realmente la Navidad en el norte, en un país donde la luz, la tradición y la calidez conviven con la nieve.
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Entre risas, brindis y recetas típicas (como el salmón marinado con salsa de eneldo o la famosa tentación de Jansson), el embajador nos habló de uno de los lugares más mágicos de Estocolmo: el mercadillo navideño de Gamla Stan, considerado el más antiguo de Europa.
Situado en el corazón del casco antiguo, este mercado comenzó a celebrarse en el siglo XIX y sigue siendo el alma de la Navidad sueca. Pasear por sus pequeños puestos de madera, entre el aroma a galletas de jengibre (pepparkakor) y al vino caliente especiado (glögg), es una experiencia que nos transporta directamente a un cuento nórdico. Artesanías, decoraciones hechas a mano, dulces tradicionales y la esperada visita de Papá Noel convierten este lugar en una cita imprescindible para quienes buscan autenticidad.
La Navidad en Estocolmo: 15 mercadillos y un millón de luces LED
¿Cuándo arranca la Navidad en Estocolmo? El 12 de diciembre, que es cuando se viste oficialmente de Navidad. Más de 40 calles y plazas del centro se iluminan con un millón de luces LED, creando un espectáculo que deja sin aliento. Es el momento perfecto para recorrer la ciudad, desde el mercado de Gamla Stan hasta los más de 15 mercadillos que se reparten por sus barrios, cada uno con su encanto particular.
Las tradiciones suecas giran en torno a la luz, especialmente en un país donde el invierno apenas deja ver el sol. Por eso, la celebración de Santa Lucía, el 13 de diciembre, es uno de los momentos más esperados. Niñas vestidas de blanco con coronas de velas entonan canciones que simbolizan la esperanza y el renacer de la luz en la oscuridad invernal. Es una de esas experiencias que sólo pueden vivirse en Suecia, con el corazón lleno y las manos abrazando una taza caliente de glögg.
Así, entre luces, villancicos y sabores de tradición, Estocolmo nos invita a descubrir una Navidad que va mucho más allá de lo visual: una Navidad que se siente. Porque allí, cada rincón brilla con un espíritu que sólo los suecos saben mantener vivo, año tras año.
