El hotel Disneyland renueva su imagen y se inspira en el lujo de Versalles
Para mayores y para pequeños, existen ciertos lugares que nos hacen soñar como si fuéramos niños, independientemente de la edad que tengamos. Cuando hablamos del parque Disney, hablamos de sueños hechos realidad, de momentos que han marcado nuestra infancia y cuando visitamos los parques, no hay forma de describir ese sentimiento. Es como entrar en un mundo paralelo y vivir en una burbuja al margen del mundo. Los hoteles disponibles son temáticos, pero la compañía ha conseguido subir de nivel y ha hecho del lujo algo propio. Viajamos para conocer el nuevo Disneyland Hotel.
Todos los que hemos ido a Disneyland París nuestro primer impulso es hacer fotos a esa entrada, la cual es el comienzo de nuestra vuelta a la infancia. Es rosa y su presencia impone, además de ser capaz de transmitir esa magia que te atrae a curiosear lo que hay dentro. Los que somos de los 90 sabemos de qué hablamos y, ese espacio inaugurado en 1992 se ha convertido en un epítome que nos ha dado una lección de cómo mezclar el lujo, con los históricos largometrajes de Disney.
Tras un lustro de trabajos creativos y de construcción, se ha transformado por completo el antiguo alojamiento, para crear un cinco estrellas con todos los detalles y fantasías imaginables. ¿La idea? Alcanzar un nivel de lujo y tematización nunca antes vistos en el parque parisino. Para empezar, su ubicación dentro del propio parque, es el mejor de toda la oferta de alojamiento del recinto.
La novedad del hotel es muy reciente, puesto que sus puertas abrieron hace escasos días. El primer paso es adentrarse en la inspiración del espacio y la estética del hotel que bebe de referencias de la Edad Media y el Renacimiento. Se ha creado un perfume, en exclusiva, que acompaña a esa experiencia de presenciar espacios dignos de la realeza. No solo evoca castillos de cuento como el de La Bella Durmiente, es que auténticos castillos como el de Versalles o el de Neuschwanstein han servido de referencia para su arquitectura.
Majestuoso por fuera e imponente por dentro, al hotel se le ha otorgado una categoría de cinco estrellas. Tiene 487 alojamientos, entre habitaciones y suites (346 superior, 82 deluxe, 41 castle club, 16 suites signature, 1 suite principesca y 1 suite real) y todas han sido rediseñadas con temáticas de grandes historias de Disney.
El estilo minimalista no existe en Disneyland Hotel, pues el objetivo es que sus huéspedes, grandes y pequeños, se sientan como en un castillo de verdad, ese que vemos al comienzo de cada película. El objetivo es que los huéspedes se sientan como si formaran parte de la realeza de Disney.
Cruzamos sus puertas y encontramos un hall digno del castillo de La Bella Durmiente, con una lámpara de cristal de 1,2 toneladas de peso. Los pasillos cuentan son su historia propia, puesto que todas las pasamanerías y ornamentos que componen, incluso los espejos, han sido creadas ad hoc, para que la experiencia se viva de forma constante.
Además, cuentan con la presencia de los Story Keepers, que desvelarán los secretos de este escenario e incluso podrás presenciar, con un poco de suerte, un improvisado momento musical con todos los personajes de la casa de animación.
Entramos a sus suites, cinco signature y dos exclusivas. Enredados, Frozen, Bella y la Bestia, Bella Durmiente y Cenicienta, son las historias que inspiran estos espacios.
Matizadas en los colores que predominan en el largometraje, el lujo se respira en cada esquina del espacio y su decoración es muy similar a la que llevamos viendo en sus películas toda nuestra vida. Es como si durmieras en la habitación principal del castillo, pero en pleno parque de atracciones.
Suite principesca y suite real, dos lugares icónicos y decorados al detalle. En la primera, encontramos una decoración muy palaciega de la Edad Media y nos vienen reminiscencias al Palacio de Versalles. Molduras, oros y asientos inspirados en Louis XIV, te sentirás como si estuvieras en un auténtico palacio, sobre todo porque también cuenta son servicio de mayordomo.
La segunda está inspirada en Elsa, la Reina de Hielo. Un espacio en color azul, que representa la frialdad de la historia y los ornamentos de la pared, nos recuerdan al poder de la auténtica Frozen. Todo ello se corona con una lámpara, que emulan las estalactitas de hielo, cuando ella crea su castillo a través de sus poderes mágicos. Ambas con un precio, por noche, que oscila los 1.400 euros.
Las nuevas zonas de restauración del hotel serán The Royal Banquet donde los huéspedes elegirán entre platos inspirados en las diversas culturas que inspiraron muchas de las historias Disney, La Table de Lumière, un espacio que rinde homenaje a la escena del salón de baile de La Bella y la Bestia y a la Galería de los Espejos del Castillo de Versalles y el bar Fleur de Lys.
El hotel también estrenará spa, impulsado por la prestigiosa marca de belleza Clarins, y la Crystal Pool, una piscina con techo de cristal y metal que recuerda a los Invernaderos Reales de Laeken, en Bruselas.
Por supuesto, los más pequeños tendrán espacios diseñados a su medida como el Royal Kids Club, una biblioteca en la que se sumergirán en la magia de la realidad y un espacio de peluquería, donde un equipo profesional les pinzará, maquillará y vestirán como sus personajes favoritos, para luego poder hacerse una sesión de fotos profesional.
Según observamos las fotos del espacio, nos damos cuenta de que el Hotel Disneyland no ha perdido su esencia, es más, han conseguido implementarla y han convertido un viejo hotel en una clara muestra de que lo exclusivo puede ir asociado a las películas más icónicas de nuestra infancia. Aunque el mayor lujo que existe es la oportunidad de volver a ser niños otra vez y revivir las películas que marcaron nuestra infancia.