Viajes

Hacemos el recorrido del Tour de Francia alojándonos en sus castillos convertidos en hoteles

Foto: Château de Bagnols

Tras un recorrido de 3.404 km y tras pasar los cinco macizos galos, el próximo 23 de julio finaliza el Tour de Francia. Los Pirineos, el Macizo Central, el Jura y Los Vosgos. Hacemos este recorrido, el mismo que los ciclistas, alojándonos en algunos de los castillos convertidos a hotel más bonitos. Desde Chatêau de Riell, en Pirineos, hasta d’Isenbourg con impresionantes vistas a la cordillera los Vosgos. Majestuosas edificaciones, ubicadas en antiguas fortalezas, castillos e incluso un pabellón de caza del s.XVIII, todos ofrecen una experiencia única y llena de encanto que te sumergen en su rica y apasionante historia.

Foto: Chatêau de d’Isenbourg

Château de Riell, Pirineos

Frente a la cima nevada del Canigó, en un pequeño valle de los Pirineos, se encuentra este encantador castillo decorado con refinamiento y buen gusto.

Foto: Château de Riell
Foto: Château de Riell

Un hotel diseñado para aquellos que busque la desconexión a la vez que se conectan con la naturaleza.

Foto: Château de Riell

Cuenta con elegantes interiores barrocos, un restaurante de alta cocina y un balneario romano de 1500 m2 con todo tipo de tratamientos.

Foto: Château de Riell
Foto: Château de Riell

A los pies del castillo, entre los patios y la piscina, está el Restaurante Óliba que mantiene los aires del gracias «gracias a su semejanza con la hacienda pero con toques de autor».

Foto: Château de Riell

Château de Bagnols, Macizo central

La montaña varía en cada edición del Tour de Francia y este año en el Macizo Central ha tenido gran peso. Clasificado como Monumento Histórico, Château de Bagnols es testigo de ocho siglos de historia, se ha enriquecido tras cada cambio de propietario. En 1987 fue descubierto por una pareja de ingleses quien decidió restaurarlo.

Foto: Château de Bagnols

El grupo Lavorel lo adquirió en 2012 y amplió su oferta con la apertura de un balneario y seis nuevas suits contemporáneas que conviven en armonía con las de estilo renacentista.

Foto: Château de Bagnols
Foto: Château de Bagnols
Foto: Château de Bagnols

Situado en el departamento del Ródano, en el corazón de la campiña de Beaujolais, perdido entre los bosques, los viñedos y las colinas del sudeste de Francia.

Foto: Château de Bagnols

El restaurante 1927, dirigido por el chef Laurent Bonnarens, apuesta por especialidades regionales y platos tradicionales de caza y, como es de esperar, la carta de vinos es excepcional.

Foto: Château de Bagnols
Foto: Château de Bagnols

Château de Germigney, Jura

Los diseñadores Roland y Véréna Schön transformaron un pabellón de caza del s.XVIII dando lugar al idílico Château de Germigney, a pocos minutos de los viñedos de Arbois.

Foto: Chateau de Germigney

Dentro se encuentra el idílico spa de vinoterapia Caudalie donde se realizan tratamientos para una completa renovación mente, cuerpo y alma.

Foto: Chateau de Germigney
Foto: Chateau de Germigney

El restaurante Maison Jeunet es galardonado con dos estrellas Michelin y está bajo la dirección del chef Steven Naessens.

Foto: Chateau de Germigney

Las 28 suits cuentan un un diseño que respeta su historia pero con un estilo de lujo contemporáneo.

Foto: Chateau de Germigney

Chatêau de d’Isenbourg, los Vosgos

El número de etapas de montaña y la densidad de puertos programados del Tour de Francia son factores que han determinado la dureza global. Nuestra siguiente, y última parada es en un castillo con impresionantes vistas a los Vosgos. Este hotel castillo se encuentra en la ruta del vino de Alsacia, en el corazón de los viñedos, a escasos kilómetros de Colmar.

Foto: Chatêau de d’Isenbourg

Ofrece unas magníficas vistas de la cordillera de los Vosgos, la llanura del Rin y la Selva Negra.

Foto: Chatêau de d’Isenbourg

Chatêau de’Isenbourg es un castillo del s.XII cuya última reforma finalizó no hace mucho. Cuenta con una decoración única.

Foto: Chatêau de d’Isenbourg
Foto: Chatêau de d’Isenbourg

El restaurante Les Tommeries está dirigido por el chef Mattias Lingelser, quien apuesta por una cocina alsaciana, siendo los platos de caza son su fuerte.

Foto: Chatêau de d’Isenbourg