Tres restaurantes en Nueva York punto de encuentro de la moda
Nueva York es la capital del mundo. Lo dicen en todas partes. Casi podríamos decir que es una frase hecha. La efervescencia de la metrópoli hace que se convierta en un lugar atractivo para muchos que quieren cumplir sus sueños. Por eso hay mucha personas de la industria de la moda que trabajan aquí. Porque en Nueva York suceden cosas. Por eso no es de extrañar que haya tantos locales de moda, tantos nuevos restaurantes… Tantas direcciones que apuntar. Lo veíamos en cada uno de los capítulos de ‘Sex and the City’. Pero… ¿dónde sale a cenar la gente que trabaja en la moda? Hemos hecho una recopilación y estos son algunos de esos lugares neoyorquinos.
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Darling
En la planta 47 de Park Lane, con unas vistas increíbles a Central Park, encontramos Darling. Uno de esos rooftop neoyorquinos con una atmósfera imbatible donde, de cualquier esquina, puede salir Carrie Bradshaw. ¿Su claim? ‘Meet me at the top, Darling’. Pues eso, allí nos encontramos, para beber una Mimosa o un Bloody Mary al atardecer.
Sant Ambroeus
Por supuesto, uno de los lugares que aparece en la última temporada de ‘Sex and the City’, bueno en este caso ‘…And just like that’, no podía faltar en esta selección de restaurantes de moda. Es uno de los italianos que más fama tiene ahora mismo en Nueva York. En realidad, todos los locales que tienen: en West Village, en Madison, en Sotheby’s, en Park Avenue… Acaban de abrir otro en Brookfield Place, en el Distrito Financiero. Sant Ambreous -y su cacio e pepe- no pueden faltar en la próxima visita a la ciudad de los rascacielos.
La terraza del Hotel Crisby
Ubicado entre Nolita y el Soho encontramos el Hotel Crosby y su tranquila terraza, uno de esos sitios en los que buscar la inspiración entre tantas bocinas de taxis y sonidos de ambulancias. Un oasis en mitad de la ciudad donde disfrutar de alguno de sus cócteles, que se estrenan en su nueva carta de verano. ¿Por ejemplo? Blackberry Bramble Spritz, con vodka Belvedere, lemongrass, crème de mure, limón y Champagne. Queremos volver a Nueva York, ¿no?
