María Porto: «En mi generación había muchas mujeres en el arte, pero ahora hay más visibilidad»
Si buscamos la palabra arte en la RAE, nos cuenta que es una «actividad humana que tiene como fin la creación de obras culturales». Esta definición no puede ser más afín a lo que realmente representa. Cuando nos acercamos a un museo o una galería, encontramos obras que, entre pinceladas y formas, tienen sentimientos intrínsecos, que pertenecen al propio artista. Cada ojo lo entiende de una manera diferente, pero hay que pararse, observar, mirar y dejar que el motivo de la obra te cautive con el objetivo de hacerte sentir lo que el artista pretende. En marzo dedicamos nuestras líneas a las mujeres y hemos hablado con un referente dentro de este pequeño y exclusivo mundo. Conversamos con María Porto.
Antes de comenzar la entrevista con un referente tan grande como es ella, vemos una pasión que corre por sus venas y nos queda claro que esta conversación nos va a hacer entender el arte de otra manera. Algo realmente complicado, ya que es un mundo muy personal y que no gusta a todos, pero la forma en la que transmite su mensaje, lleno de experiencia, despierta una curiosidad por saber un poco más, no sólo de pintores clásicos, sino también de una generación venidera que marcará el futuro de este pequeño gran universo.
- Joana Vasconcelos: «‘Flamboyant’ en el Palacio de Liria fusiona la esencia de Dior con historia y arte»
- Stephen Jones, el sombrerero más influyente del siglo, deslumbra con su arte en una exposición única
María Porto es una de las galeristas más prestigiosas de España y una experta en arte con la que puedes charlar durante horas. Su trabajo es su pasión y esta es una cualidad muy complicada de ver. Su forma de transmitir no es como la de los demás y sus palabras rezuman un amor incondicional. Muchos la conocen por su exposición en el foco público durante años, pero sólo algunos saben de su faceta artística.
«Soy hija de un guionista de cine, Juan Antonio Porto, un hombre que me enseñó a vivir la vida de una forma distinta y a preguntar todo»
Para conocer un poco más a la profesional actual, debemos mirar atrás. «Voy a hablarte de la María niña y la María persona. Soy hija de un guionista de cine, Juan Antonio Porto, un hombre que me enseñó a vivir la vida de una forma distinta y a preguntar todo. Es verdad que la España de antes era más tradicional y conservadora. Tuve la suerte de nacer en una cuna de intelectuales. He visto a Pilar Miró en mi casa mientras escribía El crimen de Cuenca junto a mi padre o sentada en las rodillas de Mario Camus«, nos confiesa la galerista, mientras nos dice que sus fines de semana se resumían en ir a museos.
Más tarde estudia derecho, una carrera que le pareció aburrida, aunque lo que a ella le apasionaba desde pequeña era el arte. Lo contemplaba de una manera más personal y sabía ver más allá. Es más, nos cuenta que «cuando mis compañeros de carrera se escapaban de fiesta o a algún sitio, yo lo hacía, pero para ir a ver un Guernica». En el segundo año de universidad y con 22 años, su vida cambia por completo y da un giro que marcaría el resto de su carrera. Entra a trabajar en la sede madrileña de la reconocida galería Marlborough, una de las más prestigiosas del mundo que acaba de cerrar sus puertas con más de 80 años de carrera en el universo del arte.
«Los artistas son seres que están tocados de una manera especial. Creo que son visionarios que observan la vida de otra forma y eso nos abre un camino para mirar e investigar»
Cuando pasó, descubrió que no quería hacer otra cosa en su vida y que el arte sería su futuro. Esto fue un cambio radical y, como ella afirma, «es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Empecé a trabajar en la recepción, para aprender desde abajo el funcionamiento de todo», nos cuenta. Con una mirada llena de nostalgia y de ilusión, vemos a una María Porto que había descubierto lo que de verdad quería hacer. Algo que no es común.
Si tu vida profesional se centra en un mundo especial como el arte, sabes que no van a existir dos días iguales. Cada artista es un universo y cada cliente un mundo, por lo que siempre vas a tener experiencias que harán que los días sean diferentes. Cuando eso pasa en el trabajo, te hace sentir vivo. Preguntamos a Porto sobre su forma de entender el arte y nos cuenta que «los artistas son seres que están tocados de una manera especial. Creo que son visionarios que observan la vida de otra forma y eso nos abre un camino para mirar e investigar. Trascienden a través de sus obras y, si la observas bien, tú lo haces con ellos».
Por sus manos han pasado nombres como Picasso, Chillida e incluso Miró y nos tomamos el atrevimiento de preguntarle sobre la obra más cara que ha vendido. Nos habla de Rothko, un artista que comenzó su carrera en Nueva York en 1925, de forma autodidacta, creando una fusión de colores que transitan entre ellos, aunque muchas veces sean opuestos. María nos confiesa que hubo una época en la que viajaba de forma seguida y cada vez que veía una obra del neoyorquino se quedaba maravillada. «Me di cuenta de que el museo Reina Sofía no tenía un Rothko y el Thyssen tampoco, en su época en la que aún no era un museo nacional. Yo quería que la gente que no pudiera viajar lo viera. Era una etapa en la que en España había dinero y se permitía el pago de impuestos como dación. Convencimos a Caja Madrid para que lo comprara y hoy en día se sigue exponiendo en el Reina Sofía».
«En España todavía nos da miedo entrar a una galería, así que decidí irme a un concepto más abierto donde a la gente no le diera reparo acercarse a ver el arte»
El mundo del arte en los 90 y principios de los 2000 seguía liderado por hombres. María nos cuenta que, en su caso, ella tuvo suerte. «Había muchas mujeres en el arte, aunque la mayoría estaban capadas. Soledad Lorenzo, Helga de Alvear o Juana de Aizpuru tuvieron mucha presencia y ellas movían también el mercado del arte. He tenido la suerte de no encontrarme ese techo de cristal. Aun así, creo que hay mujeres que han estado muy capadas, pero ahora estamos saliendo y se nos está dando visibilidad», nos confiesa. «En mi generación sí que había una brecha. He criado a mi hijo sola y cuando necesitaba ir al médico, dirigiendo Marlborough, me las tenía que arreglar».
Está claro que el mundo actual ha cambiado y ambos sexos pueden aportar una parte de cada uno. Las mujeres tienen una sensibilidad que quizás los hombres no, pero como bien comentamos en la entrevista, el mundo masculino también tiene esa parte sensible que puede sacar el arte y no debe de darnos miedo mostrarla. Es necesario deshacerse de esos tabúes para crear un equilibrio que genere una sociedad mejor.
María Porto es de esas mujeres valientes que se atrevió a formar su propio proyecto y abrir su galería. Durante varios años no fue sencillo, puesto que su matrimonio con una figura pública, conectada al mundo de la política, le puso delante de los focos y llegó a desvirtuar el talento que ella tenía. Nos cuenta que tuvo que seguir trabajando de forma privada. «Esa exposición no me gustaba. Me quedé en segunda línea y, como todo el mundo, necesitaba trabajar», nos confiesa. Después de la pandemia, muchos artistas le dijeron que volviera a primera línea y ella se animó a hacerlo. Un consejo que le vino muy bien, ya que muchas veces nos miramos en primera persona y no nos vemos capaces, pero los demás sí. Ese es el impulso que necesitamos.
Su concepto no fue abrir un espacio de estilo clásico. Nos cuenta una realidad y es que, en España, todavía nos da miedo entrar a una galería, así que decidió irse a un concepto más abierto donde a la gente no le diera reparo acercarse a ver el arte. Por ello, en el interior de El Corte Inglés de Castellana, Porto cuenta con una pequeña galería propia. Desde ahí, el arte español llega a México o Dubái. Gordillo, Valdés y otros artistas más jóvenes forman parte de la exposición y es una manera de dar mayor visibilidad a una nueva generación por la que hay que apostar.
La última gran obra que ha llevado a cabo Porto ha sido vestir Madrid de arte, con motivo de ARCO. En esta ocasión ha trabajado con Gordillo y, si pasamos por la sede de Serrano de El Corte Inglés, vemos una fachada completamente vestida con la obra del artista. María tiene algo importante y es esa alma joven que le da el privilegio de conservar la ilusión. Le hace vivir cada trazo o forma de una manera emocional. Le permite trascender ante la portada de un libro personal que se llama arte. Es el principal referente femenino en el arte.