Verano es también ese momento en que el tiempo se estira, el reloj se esconde y uno vuelve a encontrarse con el placer de leer sin prisa. Y no hay mejor maridaje para un destino bonito que una buena historia que lo acompañe. Si este año te escapas a alguno de estos rincones de España, lleva contigo el libro perfecto para sumergirte, además de en el agua, en una lectura que conecte con el lugar. Te propongo nueve destinos irresistibles y nueve libros que te harán sentir que estás exactamente donde deberías estar este verano.
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Dime a dónde vas este verano y te diré que libros leer
Galicia: ‘Nuestro último verano en la isla’, de Camino Abril
Galicia tiene algo de melancolía serena, de secretos entre brumas, de historias que parecen susurradas entre pinos. Nuestro último verano en la isla es un homenaje al amor, a la pérdida y a esos lugares que nos marcan para siempre. Leerlo en una playa de A Illa de Arousa o en una tarde lluviosa en Finisterre es una experiencia sensorial y emocional. Uno de esos libros que respiran verano y que te calará hasta los huesos.

Asturias: ‘Las hijas de la tierra’, de Alaitz Leceaga
Esta novela poderosa transcurre en una finca vinícola del norte y rebosa de fuerza femenina, tierra húmeda y misterio. Como Asturias. En Las hijas de la tierra, las protagonistas pelean por su libertad y su legado en un entorno dominado por la niebla, la tradición y el silencio. Ideal para leer en un caserón rural de los Picos de Europa o frente al Cantábrico bravo.

Cantabria: ‘Gente que viene y bah’, de Laura Norton
Cantabria también es humor, caos familiar y reencuentros inesperados. Esta comedia romántica ambientada en una casa llena de excusas para volver a empezar te hará reír y suspirar mientras te tomas una rabas con vermut en Comillas o te pierdes por el valle del Nansa. Ligera, divertida y con mucho corazón.

País Vasco: La trilogía del Baztán, de Dolores Redondo
Aunque el valle del Baztán está en Navarra, su atmósfera inquietante, la lluvia constante y la mitología ancestral te harán sentir en pleno corazón del norte. Dolores Redondo construye una saga adictiva, con una inspectora memorable, que casa a la perfección con un verano en Euskadi: misterioso, con sabor intenso y muchas capas.

Costa Brava: ‘En agosto nos vemos’, de Gabriel García Márquez
Publicada de forma póstuma, esta novela breve tiene todo lo que la Costa Brava evoca: deseo contenido, sensualidad, mar azul y calor que se cuela por las rendijas. La historia de una mujer que cada agosto viaja sola a una isla para visitar la tumba de su madre, pero acaba encontrándose a sí misma. Perfecto para leer entre pinos, calas y silencios.

Islas Baleares: ‘Mi isla’, de Elísabet Benavent
En esta historia fresca y emocional, Elísabet Benavent nos lleva a una isla que es refugio y renacimiento. Mi isla mezcla humor, romance y heridas que necesitan aire para cicatrizar. Ideal para devorar en la playa de Cavalleria o desde la terraza de una casita blanca en Formentera. Ligera, pero con alma.

Islas Canarias: ‘Todo lo que nunca fuimos’, de Alice Kellen
Las Canarias invitan a sanar. Esta novela, la primera de la bilogía Deja que ocurra, habla de pérdidas, de reconstrucción y de amor desde la fragilidad. Con paisajes que bien podrían estar inspirados en Lanzarote o La Palma, es perfecta para leer en una tumbona mirando al Atlántico mientras el viento mueve las páginas.

Costa del Sol: ‘Los siete maridos de Evelyn Hugo’, de Taylor Jenkins Reid
Glamour, secretos, pasados enterrados y escenarios que destilan lujo decadente. La historia de Evelyn Hugo recuerda a esos veranos en Marbella o en la Milla de Oro, donde las apariencias lo son todo… Pero no lo único. Perfecto para leer entre copas de vino blanco, abanicos dorados y noches que parecen no acabar nunca. uno de nuestros libros favoritos para leer y releer en verano.

Alicante: ‘El verano que volvimos a Alegranza’, de María Fernández-Miranda
Aunque transcurre en una isla ficticia, El verano que volvimos a Alegranza recoge el alma de la costa levantina: mediterránea, llena de recuerdos familiares, de secretos entre arrozales y de emociones que resisten el paso del tiempo. Leerlo en una playa de Jávea, con el aroma del arroz a banda en el aire, te hará sentir parte de esa historia que parece tan tuya.
