Divertido, hablador, sonriente, amante de su familia y del flamenco. Así es Antonio Carmona y así nos lo ha demostrado en una entrevista en el restaurante Picalagartos de Madrid. Su hija, Marina, una romántica con un toque canalla que lleva la música en las venas, le ha acompañado en una íntima entrevista en la que nos han confesado que la noche anterior estuvieron con la guitarra hasta las 2 de la mañana. Puro arte y derroche de energía: el clan de los Habichuela sigue dando que hablar.
Tras más de un año de pandemia, Antonio ha vuelto a sentir el calor del público. Literalmente. En Jaén se subió a cantar a 44 grados en el Centro Cultural Baños Árabes, pero no le importó la temperatura, quería sentir a la gente, y lo hizo. «Teníamos la ilusión de volver a un escenario. Por una parte fue muy abrumador, pero lo necesitaba. Salir a un escenario y tener el calor del público es lo máximo».
Él y Marina están de gira desde hace ya varios años. «Ahora tengo un concepto musical familiar. Las nuevas generaciones de los Habichuela vienen pisando fuerte. Juan, Lucas, Marina, el nieto de ‘El pescaílla’… Intentamos que la ‘música Habichuela’ no se pierda y siga hacia adelante. Darle sitio a los que vienen». Y es que, en su familia la música ha estado siempre presente, motivo por el que no nos extraña que Marina se esté haciendo ahora su propio hueco. «La música ha estado toda la vida acompañándome, pero cuando fui a Miami a estudiar la carrera de Música, fui cuando dije: ‘De aquí ya no me bajan'».
Mariana ya puede presumir de haber hecho colaboraciones con Pepe Bernabé, Soleá Morante o Vanesa Martín y haber cantado acompañada de su padre en grandes escenarios de medio mundo. Su sueño era hacerlo en el Wizink Center, un deseo que se cumplió pronto. Se subió al escenario acompañando a Vanesa Martín con ‘La quiero a morir’. Un dueto en el que Carmona nos deleitó con un impecable francés que pone la piel de gallina. «Soy demasiado romántica, a ver si me vuelvo un poquito más canalla. Mis canciones son de amor y desamor. Me gusta mucho regocijarme ahí, pero en dos minutos soy una canalla también», dice entre risas.
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La evolución del flamenco
Antonio explica cómo la música flamenca ha evolucionado. Recuerda su estado de pureza, pero cómo músicos como Ketama fueron los primeros que metieron una batería y guitarras eléctricas. «De ahí nació un sonido nuevo. Algo que ya no era lo ortodoxo. Al principio la gente nos criticaba, decían que nos estábamos cargando la cultura flamenca, pero abrimos un campo donde la gente empezó a escuchar otro tipo de flamenco«.
Ahora, hemos visto música flamenca mezclada hasta con reggaeton. «Antes se salvaguardaban mucho las raíces. Pero al final, si uno hace una evolución dentro del flamenco es porque sabe tocar una soleá, una seguidilla… puedes evolucionar conociendo el flamenco».
«Mis hijas están dando una evolución a la música nuestra muy interesante, donde se crean sonidos muy actuales y modernos, y no dejan de ser lo que son, flamencas, pero se ponen al servicio de la música«, explica.
Entre pregunta y pregunta, como entre canción y canción, aprovecha para contar alguna anécdota. Como cuando se encontró con la actriz Gwyneth Paltrow y el chef Mario Batali y los invitó a casa de su madre para probar la comida gitana. Paltrow, quien habla perfectamente español, no dejó ni rastro del potaje que le sirvieron. O como cuando haciendo la mili tenía puesto como profesión ‘percusionista’, pero su superior creyó leer en su cartilla ‘electricista’ y le hizo subirse a un poste de luz.
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Colaboraciones musicales
Marina tiene claro con quién le gustaría colaborar: Camilo. «Es un artista que me gusta mucho. Pero Kany García me gusta también, es una mujer a la que admiro. Así que por soñar…». Explica cómo a la hora de colaborar con alguien hay que tener ciertas afinidades. «Colaborar con otro artista suma siempre a una canción, venir de dos mundos diferentes y cada uno aportar su granito de arena. Lo más mágico de las colaboraciones es que salgan de manera natural, sin forzarlas, si no, te cargas una canción».
El reggaeton y la industria de la música
Antonio habla de la ‘música urbana’, en la que echa en falta algo de «personalidad»: «Todos tienen un estilo muy similar, van en la misma línea». Sin embargo, afirma que la «porno music», como él la llama, «está muy patente», pero «si Charlie Parker levantara la cabeza, se moría otra vez».
Considera que «la industria ha cambiado muchísimo. Antes podías estar dos años de gira y luego un año recibiendo de la SGAE mientras componías canciones, pudiendo hacer proyectos. Ahora tienes que estar constantemente de gira. La SGAE está hincada de rodillas, no se recibe lo mismo», ha desvelado.
Explica que se pasa todo el año componiendo, y si puede ser, mientras está de gira. «No paramos nunca», reconoce. Por eso, nos ha dicho que no quería que sus hijas se dedicaran a la música. «Esto es una montaña rusa. De repente te ves llenando sitios, luego bajas. No me gustaba ese mundo para ellas, ya me hubiera gustado que (Marina) fuera bióloga marina».
Marina, por su parte, explica que podría dedicarse a otro sector, pero lo que le produce el escenario no se lo ha producido otra cosa: «Es una magia que sólo conoce el que se sube».
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SUV Citroën C5 Aircross Hybrid
Antonio conduce un Citroën, un coche con el que asegura que se siente «súper cómodo». «Se puede llevar fácilmente. Nosotros siempre cargamos con muchos instrumentos y tiene espacio donde meter cajones, guitarras… Para ciudad es perfecto también, puedes aparcar en cualquier sitio».
Una escapada ideal para padre e hija sería a San Sebastián para él, donde hay «buenas tapas y hace fresquito», y el sur para ella. «Tengo mi paraíso en Cádiz, es un viaje que se hace muy fácil con el Citroën».
El flamenco en el mundo
Antonio recuerda cómo la casa de su abuela de Tirso de Molina, en Madrid, tenía muchas habitaciones, algunas de las cuales se las alquilaban a japoneses a los que su tío daba clase. Estamos hablando de los años 70. Esas clases, quién lo iba a decir, le llevaron a que desde Japón se interesaran por ellos e hicieran una gira en 1989.
«Cuando tienes aquí el flamenco quizá no lo valoras, pero un italiano o francés se vuelve loco. Y quizá aquí, estás acostumbrado a verlo tanto, que no tienes tanto interés», lamenta.
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Entre los rituales antes de subir al escenario, al que reconoce que llega siempre «como un flan», no puede faltar una oración. «La fe para mí es muy importante».
Por último, preguntado por qué concierto recuerda con mucho cariño se remonta a 1990. Fue entonces cuando Prince dio su primer concierto en España y tenía como telonero a Ketama. Con él hicieron Barcelona, Valencia y Madrid. En la capital, en el entonces Vicente Calderón, es donde Carmona tiene uno de sus mejores recuerdos sobre un escenario.
