La tienda de ultramarinos de Malasaña donde comer y tomar un vino: «Queríamos añadir valor al barrio»
Un espacio gastronómico con la esencia de otras épocas, pero muy contemporáneo. Así es Ultramarines del Coso, el nuevo restaurante en Malasaña que recrea las tascas de barrio del siglo XXI donde el trato con el cliente era de lo más cercano y personal. La bodeguita está inspirada en las antiguas tiendas de alimentación, pero su concepto es ligeramente innovador. La nueva propuesta une en un sólo concepto tres locales diferentes. Además, une los elementos de las típicas tabernas madrileñas y la cocina escandinava. ¿Impresionante fusión, verdad? Andy Boman, el chef sueco y responsable de la cocina de Ultramarines del Coso, es quien le da el toque nórdico. Hoy en COOL, Nuria González, Directora de comunicación de Lamucca, nos acompaña a conocer esta bodeguita del siglo XXI en pleno barrio de Malasaña.
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Pregunta: ¿Cómo fue escoger una cocina que fusionase la esencia de la típica taberna madrileña con elementos de la cocina nórdica?
Respuesta: «Queríamos añadir valor al barrio de Malasaña trayendo algo diferente, un concepto que los vecinos apreciaran como único en el barrio. Hemos tratado de sorprender mezclando lo tradicional y castizo con la frescura e innovación de la cocina nórdica de la mano de nuestro chef Andy Boman, El Flaco. El objetivo es ofrecer una experiencia culinaria familiar, pero a la vez sorprendente, con materia prima de calidad y un servicio muy “del barrio”.
P: ¿Qué os distingue del resto de restaurantes del barrio de Malasaña?
R: «Ultramarines trae una oferta completamente diferente a lo que ha habido hasta ahora en Malasaña: para empezar, ofrece tres espacios bajo el paraguas de un mismo concepto: una bodeguita, una barra y un restaurante. En el mismo local, puedes vivir tres experiencias diferentes: degustar y comprar los productos de la bodeguita y catar los vinos naturales de todas las regiones de España, disfrutar de unas cañas o un vermut con tus amigos en la barra o disfrutar de una experiencia gastronómica más relajada en el restaurante».
P: De entre los 15 proyectos del Grupo Lamucca este proyecto es único y diferente, ¿qué diferencias destacarías?
R: «En este proyecto hemos apostado por la cocina de autor bajo la dirección de Andy Boman, el Flaco. Andy es sueco de nacimiento, se ha criado en África y ha viajado por todo el mundo antes de aterrizar en España con su proyecto gastronómico. Toda esta historia personal se deja sentir en una carta muy personal, que reivindica las elaboraciones artesanales con el humo como elemento integrado como hilo conductor de todas las elaboraciones.
P: ¿De quién es obra el interiorismo y cuán importante es la sinergia entre el espacio y la cocina que ofrecéis?
R: «El estudio de interiorismo Non.Or.and ha sido el responsable del diseño. El espacio destaca por el marcado gusto por el estilo industrial en un barrio de fuerte impronta tradicional, en el que se encuentran algunas de las bodegas más conocidas de Madrid.
El arquitecto Álvaro Barrón, al frente del proyecto, ha tratado de plasmar este maridaje de ambos lenguajes apoyado en códigos más cercanos al diseño de los años 50, dejando que los estilos clásicos y revolucionarios dialoguen. Ultramarines nos traslada a una época en la que los trazos redondeados de las latas de conservas conviven con botellas de aperitivos llegados de ultramar.
La decoración de Ultramarines acompaña la gastronomía con continuos contrastes y acabados de aplicación manual, que acogen el gusto por el diseño y el mueble de manufactura artesanal. La receta: materiales siempre honestos como el acero, el cuero, la madera y las piedras nobles para transmitir autenticidad. El resultado es un ambiente sencillo y elegante, en el que los protagonistas son la gastronomía, los clientes y los buenos ratos».
P: ¿Cuáles son los platos más demandados?
R: «Depende del espacio que elijas, hay platillos que encajan mejor con cada experiencia: en la bodeguita se consumen sobre todo tapas de queso o salmón ahumado en el propio ahumador y están teniendo una gran aceptación unos exquisitos chicharrones de Cádiz, siempre acompañados de alguno de los vinos de esta bodega que recorre toda la geografía española.
En la barra, las gildas ahumadas, las croquetas de sobrasada con dip de queso de cabra, o la ensaladilla ahumada con salmón, son protagonistas del picoteo informal. En restaurante, para comidas más relajadas, platos como el Ssam de oreja thai crujiente con nam prik, las brochetas de cordero con tahini, los funky callos o el tiradito de lubina ahumada con ají amarillo, boniato y aguacate van a dar, sin duda, mucho que hablar».