Roberto Verino: «El lujo en la moda es que una prenda siga estando bien hoy y dentro de 30 años»
En la moda española hay nombres que trascienden el tiempo, las tendencias y las estaciones. Roberto Verino es, sin duda, uno de ellos. A sus más de 40 años de trayectoria, el diseñador gallego sigue reivindicando una moda con alma, con memoria, con propósito. En su mundo no hay lugar para lo superfluo ni lo efímero. Lo suyo es la elegancia funcional, atemporal y profundamente emocional. «El armario emocional», lo llama él.
«Me encanta esa expresión, porque es abrir un armario y recordar qué pasó la última vez que te pusiste una prenda. Cada pieza que guardas allí tiene una historia, un momento. Y si además sigue gustándote años después, eso es una inversión, no un gasto», afirma Verino.
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La visión de moda del diseñador está cargada de significado: ropa que se hereda, que conecta generaciones y que gana valor con el tiempo. «Lo que más ilusión me hace es cuando alguien me dice que su hija o su nieta lleva una prenda mía de hace años y la disfruta como nueva. Es la prueba de que lo que hemos hecho tiene sentido».
«Cuando empecé, las mujeres estaban ocupando espacios que hasta entonces eran exclusivamente masculinos. Tenían que vestir para ser tomadas en serio, pero sin renunciar a su feminidad. El traje era la solución perfecta»
Desde sus inicios en los años 80, Verino ha defendido una moda comprometida con la calidad, los valores y, sobre todo, con la mujer. Su traje sastre femenino fue una auténtica declaración de intenciones: empoderar sin disfrazar, destacar sin perder la esencia. «Cuando empecé, las mujeres estaban ocupando espacios que hasta entonces eran exclusivamente masculinos. Tenían que vestir para ser tomadas en serio, pero sin renunciar a su feminidad. El traje era la solución perfecta», recuerda.
Ese diseño (que sigue siendo una pieza clave en su propuesta actual) simboliza una visión de la moda que no entiende de caducidades. «Los hombres siempre han tenido claro que un traje les sirve para casi todo. Las mujeres han adaptado esa lógica con mucho más estilo. Un traje femenino bien diseñado te sirve para una reunión o un evento, dependiendo sólo de los complementos que uses. Basta con cambiar los zapatos o llevar el blazer solo, sin nada debajo. Así de versátil es».
«El lujo en moda es la calidad, son los detalles. Es que una prenda siga estando bien hoy y dentro de 30 años»
Hablar con Roberto Verino es recibir una clase magistral de estilo, pero también de filosofía de vida. Para él, el verdadero lujo no se mide por etiquetas o precios. «Para mí, el lujo es el tiempo. El tiempo que tienes para ti, para disfrutar de lo que llevas puesto, de cómo lo llevas. En lo profesional, el lujo es la calidad, son los detalles. Es que una prenda siga estando bien hoy y dentro de 30 años».
Esta reflexión, tan coherente como necesaria, conecta directamente con su enfoque sobre la sostenibilidad. «Qué pena que no se entendiera antes. Yo he querido ser sostenible desde el principio: usando materias nobles, evitando el despilfarro del usar y tirar, haciendo prendas duraderas. Comprar bien es una inversión, no un gasto. Lo barato, al final, sale caro».
En su estudio, cada prenda nace con una intención: durar, emocionar, acompañar. Y para lograrlo, se cuidan al máximo los cortes, los tejidos y las formas. «Ahí está el verdadero lujo: en los pequeños detalles que cambian todo. Esa camisa de seda que nunca pasa de moda, ese sombrero con print animal que hoy vuelve con fuerza. Todo puede tener una segunda vida si está bien hecho».
«Yo siempre digo que intento vestir el alma de las personas. Si te gustas a ti mismo, gustarás al mundo con naturalidad»
A pesar de su profundo respeto por la tradición, Roberto Verino no se ha quedado anclado en el pasado, de hecho, apuesta por la inteligencia artificial y metaverso. Consciente del cambio generacional y de la necesidad de conectar con nuevas audiencias, ha abrazado los retos del presente: digitalización, inteligencia artificial, metaverso. «Es una revolución constante. Lo digital no lo hacemos por demostrar que estamos ahí, sino para aprovechar herramientas que nos ayuden a dedicar más tiempo a lo que de verdad importa: los detalles, la artesanía, el alma de cada prenda».
Pero siempre, bajo un mismo principio: la moda no debe sufrirse. «Nos tenemos que conocer, cuidar, aceptar y querer. Y eso se nota en cómo nos vestimos. Yo siempre digo que intento vestir el alma de las personas. Si te gustas a ti mismo, gustarás al mundo con naturalidad”.
«Nieves Álvarez, una top absoluta que ha llevado mi ropa como nadie»
En su repaso por colecciones icónicas, Verino destaca la importancia del mestizaje, de abrir los ojos y aceptar la riqueza cultural que define nuestro presente. Una de sus campañas, protagonizada por Nieves Álvarez («una top absoluta que ha llevado mi ropa como nadie»), hablaba de eso: de diversidad, de fusión, de belleza sin fronteras.
Y sí, la moda ha cambiado, pero no tanto como creemos. El blazer sigue siendo el rey del armario, adaptado con sutiles modificaciones: hombros más marcados, nuevos largos, cierres cruzados o desestructurados. Pero la esencia permanece. «Si un hombre ha vivido con trajes toda la vida, ¿por qué no una mujer, que además ha sabido hacerlos suyos con más inteligencia?», señala entre risas.
Incluso las zapatillas deportivas, ahora omnipresentes, tienen su sitio en su universo de elegancia funcional. «Antes eran sólo para correr. Hoy te permiten estar cómoda todo el día. No podemos permitir que un zapato nos arruine el día. La moda tiene que hacerte feliz, no castigarte».
«Para mí, la moda es un estilo de vida con valores. No se trata solo de verse bien, sino de estar bien contigo mismo»
Roberto Verino concluye con una declaración que resume a la perfección su legado: «Para mí, la moda es un estilo de vida con valores. No se trata solo de verse bien, sino de estar bien contigo mismo. De que la ropa te ayude a ser tú, con seguridad, con autoestima. Y si además esa prenda se convierte en parte de tu historia y puedes pasarla a quienes amas, entonces hemos hecho bien nuestro trabajo».
Pocos diseñadores pueden hablar con tanta coherencia entre lo que hacen y lo que piensan. Roberto Verino no sólo viste cuerpos: viste recuerdos, emociones y convicciones. Y eso, en tiempos de fugacidad, es más valioso que nunca.