La historia de Pretty Ballerinas, las bailarinas ‘made in Menorca’
Hablar de Pretty Ballerinas es hablar de Menorca. Y hablar de Menorca es hablar, entre muchas cosas, de la industria del calzado que habita la isla. Además de vestirnos con avarcas cada verano -menos cuando nos subimos al barco-, nos calzan con algunas de las bailarinas más bonitas del mundo. Olivia Palermo es una de sus mejores embajadoras. No es complicado ensalzar la firma Pretty Ballerinas, pero es necesario hablar de ello para conocer por qué triunfan tanto en todo el planeta.
Pretty Ballerinas pertenece a la familia Mascaró, que llevan desde 1918 fabricando zapatos. De ahí se entiende mucho de su éxito: la experiencia, además del diseño, es fundamental. Pero lo que no se sabe es que no empezaron fabricando un zapato al uso, comenzaron con zapatillas de ballet, lo que les ha permitido conocer aun mejor esta parte del cuerpo. Algo tan evidente como necesario en cualquier firma de zapatos. Iniciarse con un zapato tan complicado como bello, es un toque diferencial. ¿La razón de comenzar con esto? Sencilla: en Mahón está el Teatro de Ópera más antiguo de España, así que el teatro, la ópera y el ballet formaban parte del día a día de los menorquines y los bailarines que participaban en las obras.
Y evidentemente, hablar de Mascaró supone hablar de Úrsula Mascaró, su mejor embajadora -desde dentro- y una de las que más saben de calzado de nuestro país. Aunque su padre y sus hermanos fueron los que se cruzaron medio mundo para conocer lo que se hacía en ciudades como Londres o París. Con todos estos ingredientes, cuando nació Pretty Ballerinas en 2005, tenía muchas posibilidades de triunfar. Está claro que lo ha hecho. Porque no solo las ha lucido Olivia Palermo por las calles de Nueva York, también modelos como Kate Moss o Claudia Schiffer. Tops e iconos de estilo.
¿Cómo llegó la bailarina a la familia Mascaró? Fácil, el abuelo de Úrsula transformó la zapatilla de ballet en un zapato que permitiera caminar por la calle. Y así nacieron las bailarinas, que dio lugar a esta firma años más tarde. De lo que comenzó hasta ahora, han sucedido muchas cosas: bailarinas de animal print, de lunares, de diferentes colares, más sencillas o más sofisticadas… Y se encuentran en calles de medio mundo. La ya mencionada Nueva York pero también Londres -antes visitaban su feria, ahora muchas las luces en sus calles-, París, Hong Kong… Y por supuesto, Madrid. Y Ferreries, claro, donde se encuentra su fábrica. La tienda de Mahón es siempre una de las más concurridas. Por algo será.