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Pilar Dalbat: «Esta colección habla del barrio del Sacromonte con un código estético que interpreta la tradición»

Un sobrenombre dice, y mucho, de la persona. Por eso, que a Pillar Dalbat se la conozca como la granadina explica de primeras su capacidad de llevar el alma de su tierra a cada prenda. Lo vimos en su desfile durante la Mercedes Benz Fashion Week, cuando consiguió que Madrid fuese un poco más flamenca. Al fin y al cabo, sabemos que no hay puntada sin hilo en esta industria y que toda nomenclatura  tiene un por qué. Incluido el nombre de su última colección La Zambra, que sube a la pasarela el quejío más antiguo del flamenco en una secuencia que reinterpreta toda la tradición en torno a esta celebración. Hoy, hablamos con Pilar Dalbat sobre su última colección.

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

Hace medio año de la última vez que nos sentamos con Pilar Dalbat. Fue  durante la MBFW; esa vez compartió visión creativa con Palito Dominguín en la colección Sol y Nieve. Desde entonces han pasado muchas cosas, como que ambas volvieron a juntarse (esta vez como diseñadora y estrella invitada) para llevar otra de sus colecciones a lo alto de Sierra Nevada, siendo la primera diseñadora en llevar la moda en ese escenario, cómo no, en su tierra: Granada.

Vuelve a ella con cada colección, porque Dalbat ha conseguido hacer que sus raíces se asienten en cada boceto, tomen los patrones y acaben tejiendo todo lo que parte de su imaginario con su propio sello. Lo entendemos al indagar en la forma en que ella entiende la moda, como «criaturas de los diseñadores. Son producto de lo que nosotros mismos somos y yo creo que mi perfil tiene esa parte de lo enraizado con la idea de ser ciudadana del mundo».

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

Lo vemos en La Zambra. Mostrando, eso sí, una parte más desconocida de ella, a la que llegas en ese momento en el que se apaga la cámara y empieza la conversación más sincera, de la que poco se puede hablar después, pero en la que te quedas con anécdotas de la infancia en las cuevas de Sacromonte. Hablando en el backstage de la sala de COAM la mañana del desfile, entre ruidos de sillas y bambalinas mientras todo se orquesta para acoger a un público predispuesto a dejarse llevar por el espectáculo.

«De La Zambra, me gusta en sentido de la palabra: no es sólo un baile, es un estilo de vida, es el lugar, la arquitectura»

Porque en cada desfile en la capital también vuelve al COAM, a tomar este espacio dedicado a la arquitectura como sede de presentación de su colección. «Nosotros siempre hablamos de arquitectura, patrimonio… y el COAM ya es nuestra casa en Madrid. Volver aquí es un manifiesto de que terminamos de afirmar que nuestra relación con el ámbito de la arquitectura y el valor del patrimonio es verdadero».

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

Cultura a través de los patrones

Como proyector de la cultura, la moda ejerce un papel fundamental para democratizar y llevar la tradición de un lugar, a través de códigos estéticos que hablan en una especie de lenguaje universal abierto al gran público. «Creo que, más que ayudar, es uno de los objetivos. En este caso, nosotros podemos decir que somos portadores de la cultura e intentamos que cada colección hable de un tema concreto» que nos acerca a la forma en la que Dalbat ve su Andalucía.

«Esta colección en concreto habla del barrio del Sacromonte a través de un código estético que interpreta la forma en la que la diseñadora ve la tradición»

«Vais a ver siluetas en tono contemporáneo, en clave Pillar Dalbat, pero con ese trasfondo de lo vernáculo, de la tradición y con muchísima artesanía«. Esta colección en concreto habla del barrio del Sacromonte a través de un código estético que interpreta la forma en la que la diseñadora ve la tradición. Primero con una paleta de colores que abre con el verde de los campos, reinterpreta los tonos cal y blancos presentes en las cuevas y plasma el cielo estrellado con tejidos negros, azul marinos y dorados.

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

Se ve Andalucía en el momento en el que arranca el desfile, empieza la música a ritmo de cajón flamenco, y aparece la primera modelo. Pilar Dalbat ve el flamenco a través de un viaje de ida y vuelta por la tradición y la vanguardia. Un efecto boomerang que te lleva a observar los bordados del refajo andaluz con tejidos metálicos; los volantes y el tul con la delicadeza de la seda; los adornos florales de los recogidos del traje de gitana con la frialdad del cobre. Sello de la fusión profesional de la diseñadora.

Debut en joyería

Porque sí, la colección de La Zambra también se interpreta bajo la magia de las primeras veces y es que en esta ocasión hemos presenciado la primera obra de orfebrería de la diseñadora. «Hemos hecho bisutería, pero esta es nuestra primera vez con joyería», explica Dalbat. Un nuevo reto al que la diseñadora se refiere como «una consecuencia» de la colección.

«En la colección de joyería hemos conseguido una fusión de belleza, funcionalidad, artesanía, para hacer un objeto de deseo»

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

«Hemos querido hacer ese guiño al cobre porque a  través de la colección hablamos de los detalles de esas cuevas encaladas. En ese proceso de reflexión llegamos a pensar que por qué no hacíamos una colección de joyería que no sea al uso, construida en cobre». Piezas evocadoras del barrio de Sacromonte con diseños de la «penca, la hoja de la chumbera, y la flor; combinada con granada y otros elementos florales«.

La artesana granadina María Soto ha sido su acompañante en esta primera línea joyera. «Yo tengo una absoluta admiración hacia ella como artesana y creo que es una estupenda oportunidad de hacer este tipo de trabajo. Al final el diseño es diseño: no quiere decir que los diseñadores de moda podamos hacer todo, pero sí que a través del diseño hay problemas técnicos que se pueden resolver. En este caso, hemos conseguido una fusión de belleza, funcionalidad, artesanía, para hacer un objeto de deseo. Para que cuando tú veas esa pieza con estas prendas quieras tenerla».

María es la cuarta generación de orfebres especializados en filigrana y repujado, «su bisabuelo ya hacía las famosas granadas de oro del Darro de Granada y hemos trabajado a partir de bocetos». Se conocieron por el Centro de Artesanía de Albayzín: «Me pusieron en contacto con ella y hemos trabajo sobre bocetos con un material y poco utilizado en joyería que es el cobre, que hace ese guiño a los interiores de las cuevas rellenas de cacharros de cobre». Elevando el acabado de cada pieza con Swarovski y un baño de oro rosa.

Viaje hacia el flamenco más puro

La Zambra es una reinterpretación de la silueta flamenca. «Nosotros hacemos moda andaluza, siempre enraizada con Granada y la zambra es el palo más antiguo del flamenco que mezcla esencia morisca con el pueblo gitano». En su definición fiesta, baile o cante gitano andaluz, especialmente del barrio del Sacromonte de Granada, que combina elementos del flamenco y danzas moriscas.

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

De todo el universo de La Zambra «me llama la atención su originalidad, como se diferencia de muchos otros palos», explica Pilar Dalbat, porque era un baile reservado a las bodas gitanas que consta de cinco bailes diferentes. «Y, sobre todo, me gusta en sentido de la palabra: no es solo un baile. Es un estilo de vida, es el lugar, la arquitectura». Porque La Zambra también es el sitio que alberga estas festividades.

«Yo a cada persona que viene a Granada le llevó a La Zambra de María la Canastera, que es una de las más antiguas, sino la más antigua de Granada». Y con la que mantiene una gran relación personal, más allá de lo folclórico. Efectivamente, las conoce bien, porque es uno de esos lugares a los que «todos los años hay que volver, al menos dos o tres veces».

Colección La Zambra. (Foto: @marcoprestapotographer)

Le preguntamos si recuerda cuál fue tu primera vez en La Zambra y esto es lo que nos cuenta: «Algo que nos pasa a las personas es que tardamos en descubrir lo que tenemos en nuestra propia ciudad, porque está ahí. A La Zambra le pasa algo igual. De hecho, yo lo conocí siendo adulta, con veinti tantos años. Y encontrar esa joya, ese espacio de baile universal al que han ido personas del mundo entero, y saber que está en tu ciudad es maravilloso».

Y esa mezcla de recuerdos de la infancia con la vista consciente de una diseñadora y un expertise sobre el mundo de la alta costura se han encontrado entre telas y patrones para dibujar la nueva colección