¿Sabes cómo cuidar tu cabello? La textura capilar es una de las características más notables y variadas entre personas. Se clasifica generalmente en cuatro categorías principales: liso (tipo 1), ondulado (tipo 2), rizado (tipo 3). Cada tipo posee atributos únicos que determinan cómo se comporta y reacciona a diferentes productos y estilos. “El cabello liso es naturalmente recto y no tiene ondulaciones ni rizos, tiende a ser muy suave y a reflejar más brillo, pero también es más propenso a engrasarse rápidamente debido a que el sebo del cuero cabelludo se reparte más fácilmente a lo largo de las hebras” – explica María García, responsable de experiencia de cliente de la firma sevillana de champús sin sulfatos Dalire.
Si tu melena cae sin ninguna curva u ondulación desde la raíz hasta las puntas, sin duda tienes el pelo el liso, pero si la presenta aunque sea tipo S, hablaríamos de pelo ondulado, que puede ser con ondas suaves o definidas, mucho más si se encrespa con facilidad.
Pelo rizado ya sería aquel con rizos definidos y más propenso al frizz, ya sean bucles sueltos o espirales más apretadas sin necesidad de herramientas de estilizado.
Consejos para el cuidado según el tipo de cabello
Liso: Mantén el equilibrio en la limpieza para evitar que se engrase demasiado rápidamente, optando por champús suaves. Utiliza acondicionadores ligeros que no apelmacen y aplica productos que añadan volumen si tu cabello liso tiende a ser fino y plano.
Si además de liso, es extremadamente fino, desde David Künzle aconsejan capear para darle más cuerpo y por tanto volumen: “Lo mejor es alternar capas cortas con otras más largas y así sucesivamente. Después irían las puntas, hay que sanearlas si las encontramos abiertas o dañadas. Lo siguiente, dar forma recta y cuadrada a la parte de abajo para conseguir un efecto de más cantidad”.
Ondulado: Hidrátalo regularmente con acondicionadores y mascarillas para definir mejor las ondas y controlar el frizz. Usa productos diseñados para realzar las ondas y evitar el encrespamiento. Evita también el uso excesivo de calor y productos de peinado pesados que puedan hacer que las ondas se caigan.
Rizado: Evita cepillar el cabello cuando esté seco. En su lugar, desenreda con los dedos o un peine de dientes anchos cuando esté mojado. Considera técnicas de secado al aire o con difusor para mantener la forma y la integridad de tus rizos. La hidratación es clave. Invierte en acondicionadores profundos, cremas y geles para rizos para conseguir una mayor definición.
Desde la firma sevillana Dalire, recomiendan cuidar el cabello con un champú nutritivo e hidratante sin sulfatos, sales, alcoholes o siliconas, una mascarilla hidratante, un gel o crema para definir los rizos y peinarlos, y un cepillo antienredos para después de la ducha: “Ya sabemos que el pelo rizado es mejor peinarlo en mojado porque en seco romperá nuestros rizos y nos generará mucho frizz, pero también sabemos que el pelo mojado es cuando más débil está y más tiende a romperse, por lo que tengamos un poco de cuidado”.