Uno de los objetivos principales que debemos tener en nuestro armario es un mantra muy claro: mejor poco y bueno que mucho y malo. Los compradores buscan más que nunca cashmere, la fibra de lujo por excelencia y que puede presumir de calidad. Su proceso es muy complejo, ya que primero se realiza la recolecta, desde finales de primavera hasta principios de verano, cuando la cabra ya no necesita su pelaje invernal.
Hay pastores especializados en obtener este material, saben cuándo el pelo de la cabra empieza a mudar. Aprovechando un soleado día de campo, los pastores realizan lo que sería el primer cepillado, cortan las fibras de pelo más espesas y con un peine de púas gruesas, cepillan el pelo quitando los elementos innecesarios. Con un cepillo más fino empiezan el segundo cepillado, que sacará las fibras de cashmere en bruto. Es una tarea que requiere destreza y fuerza, los pastores se centran, curiosamente, más en cepillar por la zona del vientre y zonas cerca de la piel ya que aquí es donde se encuentra el cashmere de mejor calidad.
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El nombre proviene de la cabra de chachemira, que debe su nombre a una región de la India, pero uno de los lugares donde habita y es bastante popular para adquirir cashmere es Mongolia, situado en Asia Oriental y ahí proviene este tejido noble que usan las mejores casas de moda. El pelaje de este animal se mide por longitud y grosor del pelaje, puede ser categoría A y B. El cashmere de grado A mide de 14 a 15,5 micras, mientras que el de grado B va de las 16 a las 19. Ser de uno u otro grado determina la calidad: el A resulta suave al tacto sin necesidad de lavar demasiado la fibra para lograr este efecto, por lo que es más duradera; mientras que el B es más proclive a generar bolitas y desgastarse antes.
Pero lo importante de todo esto es saber diferenciar bien el Cashmere de la lana merina, ya que ambas dos tienen muchas similitudes. Uno de los puntos en los que hay que fijarse es la diferencia son su fibra hermana, la lana, sobre la que muchos piensan que es lo mismo, pero no es así. Hay varios trucos para descubrir si el tejido es cashmere o lana, pero hay uno muy curioso y que es la prueba de la arruga. Si quieres saber si tu jersey es de una fibra u otra, arrúgalo. Si vuelve a su estado original, como si nada, es Cashmere original 100%, si la arruga se mantiene, es lana u otro tejido que se asimile.
Otro punto a tener en cuenta es la fragilidad de un tejido y la dureza del otro, por lo que nunca, bajo ningún concepto se pueden adquirir prendas que tengan mezclas de ambos, porque una fibra rompe la otra y de ahí surgen los problemas de desgaste y roturas de prendas, por lo que la pureza del tejido es esencial.
Hay marcas de moda que nos pueden asegurar que sus prendas son cashmere 100% y, no solamente por el precio, sino por su clara composición.
BRUNELLO CUCCINELI
En muchas ocasiones le han denominado como el filósofo del cashmere. Con su producto proveniente del centro de Asia, su misión es poder crear la prenda de cashmere perfecta y que sea una mezcla de suavidad y estilo al mismo tiempo.
FALCONERI
La firma italiana marca la diferencia de una forma muy curiosa. Ellos mismos son los dueños de las granjas, en pleno Mongolia, y en el proceso no participa ningún intermediario, con el objetivo de mantener la pureza del material y crear el jersey perfecto.
BABAÀ
Una de las pocas marcas españolas que trata su producto desde el interior, es decir, todos los materiales, incluido el cashmere lo consigue a nivel nacional. Además de ello, ninguno de sus productos se mezcla con otras fibras, por lo que son 100% puros.
DEMELLIER
Una de las marcas favoritas de celebrities como Pippa Middleton, Meghan Markle o incluso Camila de Cornualles, son devotas del cashmere de esta casa. Sus piezas se fabrican bajo la sostenibilidad y la ética con el medioambiente.
BRORA
Esta marca británica tiene uno de los mejores cashmere del mercado y es una de las favoritas de la alta sociedad británica. Esta fibra que usa procede del desierto del Goby, en Mongolia, en concreto de las montañas donde las cabras llegan a estar a -40 grados en invierno, de esa forma la fibra se conserva de una forma más pura.
