Lázaro Rosa-Violán firma el interiorismo de un nuevo hotel en Madrid
Madrid es uno de los principales destinos de turismo tanto nacional como internacional y se ha convertido en la ciudad del turismo exclusivo por excelencia. Los espacios hoteleros que se buscan, no solo se contemplan por la ubicación, sino que también se busca un extra, que el exterior convenza. Dicen que no hay que juzgar un libro por la portada, pero en cuanto a nuestro descanso se refiere, hay que juzgarlo por la portada y su contenido. Los edificios con historia son el nuevo objetivo de los edenes del descanso temporal y hemos encontrado un pequeño espacio, en plena gran vía madrileña. Ubicado en un edificio neoclásico del s. XVIII, cuya construcción original data de 1924, ha sido el emplazamiento para establecer un hotel que refleje el aire cosmopolita, sociable y abierto de Madrid. Con una cuidada decoración, desarrollada el milímetro, el Hotel Montera Madrid es el nuevo place to be para los amantes de la modernidad actual.
Ubicado en pleno núcleo, la vida que recorre sus calles está compuesta por cientos de viandantes que avivan el entorno y dan luz a sus esquinas. Es fácil contemplar el edificio, puesto que su imponente arquitectura y sus molduras exteriores son un regalo a la vista. Desde hace años, muchos edificios de Madrid fueron protegidos para evitar cambios sobre la fachada y este ha sido uno de ellos. Los cambios externos sobre este hotel eran imposibles, puesto que tenían que mantener los elementos externos intactos, los materiales del zaguán de la entrada, la escalera central o el patio. Es por ello que, para proveerlos de mayor interés, se han apoyado en una gráfica potente. El resto ha pasado por una renovación integral, demoliendo todo el interior, dejando únicamente las fachadas y forjados. Esto ha permitido maximizar el número de habitaciones dotándolas de las dimensiones idóneas para una estancia cómoda y acorde.
Dirigido por Íñigo Sánchez-Crespo, el hotel ha sido proyectado desde una perspectiva sostenible, cuidando de los recursos naturales en cada parte de la reforma, y en cada uno de los elementos de las estancias y operativa. Han trabajado sobre la optimización del uso de la energía gracias a la tecnología con iluminación inteligente y sensores de movimiento, además de reducción de residuos, instalación de fuentes de agua en cada planta a fin de rellenar botellas de agua reutilizables, entre otros. Por otro lado, los cerramientos de la fachada disponen de los máximos estándares de aislamiento con los que minimizar la pérdida de temperatura.
A través de la decoración, han conseguido un concepto que está muy vinculado a la ubicación, encontrando un equilibrio entre hotel de alta gama con ese lado canalla y la vida que representa la concurrida calle. Todo ello ha sido conceptualizado bajo las órdenes del reconocido decorador Lázaro Rosa-Violán.
El nervio y la curiosidad que aporta su interior, se compone a lo largo de sus 10 pisos, sus 93 habitaciones, incluyendo 8 lujosas suites. Por si fuera poco, ofrece un restaurante, tres terrazas, las cuales cuentan con piscina y zona de camas balinesas, una impresionante azotea y una coctelería para disfrutar de las vistas más espectaculares de la ciudad. Una de las particularidades es que el lobby se ha ubicado en la 9ª planta, en la que también se halla el exclusivo restaurante La Braserí. Con sus sillones azul petróleo, aquí han conseguido fusionar con sensibilidad el look sofisticado y contemporáneo, con los toques underground y el envolvente de la arquitectura neoclásica.
Haciendo honor al nombre de la calle, la cual ha sido este elemento referencial de la ciudad, se plasma sobre lo artesanal, representando lo tradicional de la cultura española, el que ha inspirado una gráfica muy colorista y la decoración del hotel. Las referencias se encuentran en todas partes, ubicadas sobre las obras de arte, las habitaciones o los uniformes. El relieve de la chimenea, el rojo sangre de la biblioteca o el tono berenjena de los sofás.
Las zonas comunes respiran el espíritu libre, donde el color se respira en cada esquina. En cambio, a medida que nos vamos adentrando hacia la zona de las habitaciones, el color va desapareciendo y los espacios se van armonizando, llevando poco a poco al visitante a un estado de calma. De esta manera, se favorece un mejor descanso al visitante, que busca justamente huir del caos de la calle y necesita confort.
La estética de las habitaciones juega sobre una estética atemporal, pero con carácter propio. El juego de arcos, la banqueta de mimbre, los tonos neutros, los rotundos marcos de los espejos, los cuadros, la delicada pasamanería en los cabeceros, los cuales juegan sobre el color de la habitación y referidos a los tonos de los trajes de luces, todo guiños sobre la modernización y una versión depurada del estilo castellano. Sobre todo ello se aplica sobre materiales nobles, que representen una esencia y generen un entorno atemporal, que añada una expresión de elegancia contenida.
Varios detalles marcan el espacio y deciden sobre la esencia del mismo y las curiosidades afloran. Una de ellas se encuentra en la piscina, en la cual hay un juego de baldosas que forman una rosa sobre otra, en honor a la conocida canción del grupo Mecano. El decorador consideraba que no había mejor himno que ese. El detalle se encuentra presente en casa esquina del espacio y cuando paseas por él, la historia te abraza, los colores te orientan en su camino y las referencias te presentan lo que ha sido y es Madrid.