La década de los 70 deja tras de sí auténticas leyendas de la gran pantalla. Una de las más icónicas, por la cantidad de personalidades que la han interpretado, es James Bond. El intrépido espía al que una vez dio forma el actor Sean Connery. De hecho, parte de su rodaje se hizo en la espectacular villa de la Costa Azul en la que el actor vivía con su mujer, y que hoy se encuentra a la venta por 23,5 millones de euros por la consultora Savills. No es una villa cualquiera, hablamos de la sede de aquel actor que construyó los cimientos del legado de Bond, James Bond.
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Tanto es así que la villa no solo es conocida por su ubicación e interiores, que ahora entraremos a repasar. Bautizada oficialmente como Villa Roc Fleuri, por su enclave sobre los acantilados de la Riviera Francesa, para sus amigos y vecinos siempre será conocida como Bond Villa. Porque dentro de esta historia podemos encontrar enclavado una de las etapas más brillantes de la historia del cine americano.
Tal vez lo entendamos mejor si nos rememoramos a las décadas de los 70 y los 80, a los estudios de Hollywood. Un momento en el que los nuevos actores y las nuevas temáticas dejaban atrás la Época de Oro de Hollywood, para dar paso al Nuevo Hollywood. Y con ello a nuevas temáticas, entre ellas: la ciencia ficción y la acción.

Claro que el surgimiento de estas temáticas, en especial la segunda, no puede entenderse sin un fenómeno como el que despertaron las películas del agente 007. Espías, humor, nuevos códigos… En definitiva, un cóctel de sobresalientes cualidades que hicieron que James Bond fuese un fenómeno cultural.
Quizá ahora con este contexto podemos entender por qué Bond Villa (mejor la llamaremos así de aquí en adelante para que no quepa lugar a duda de la importancia de este lugar) fue considerada la sede francesa de un fenómeno americano. Sobre todo, porque fue escenario de la película Nunca digas nunca jamás, protagonizada por Connery, claro.

Un idilio francés
Durante dos décadas, este enclave situado en la colina de Mont Boron, en Niza, fue la casa familiar del matrimonio formado por Connery y la pintora Micheline Roquebrune. Ambos se conocieron a principios de la década de los 70 y estuvieron juntos hasta el fallecimiento del actor en 2020 en Bahamas. Y la que fuese su primera vivienda como pareja fue ni más ni menos que un idilio de la ciudad natal de la pintora.
Se encuentra en una finca de 5.000 metros cuadrados que sobrevuela desde los acantilados el puerto y el Cap d’Antibes. Unas vistas muy bien aprovechadas a lo largo de sus 1.100 metros cuadrados divididos en cinco plantas, donde las terrazas toman gran parte del espacio para aprovechar las zonas exteriores. Además, cuenta con otra villa adjunta para invitados.

Su construcción data mucho más atrás. Concretamente de los años 30, adquiriendo las tendencias de por aquel entonces que pueden observarse en los ornamentos que visten el exterior, el estilo art decó y los trabajos artesanales de los detalles del interior.

Pese a que el estilo de principios de siglo predomina en la mayoría de las estancias, también alberga rincones como su piscina interior, con zona de juegos anexa. O un gimnasio completamente equipado. Actualizaciones que se añadieron tras la reforma que sufrió la vivienda en 2016.

La villa cuenta con cinco dormitorios, todos ellos con vistas al exterior. Además, también cuenta con un apartamento papa invitados y una villa independiente.

Aunque, sin duda, uno de los puntos fuertes de esta vivienda son las terrazas. Ocultas entre el recorrido arquitectónico adaptado al terreno, encuentran idilios como piscinas privadas o zonas ajardinadas.
